Departamento de Cultura y Política Lingüística

234. Iglesia de Santa Lucí­a (Zanbrana)

ETAPA 7: LA PUEBLA DE ARGANZÓN • BRIÑAS

Zambrana, una villa de tardía fundación

La primera mención documental de Zambrana se retrotrae al siglo XI, un documento en el que el rey navarro Sancho Garcés IV hace donación de unos solares con huertas y eras al noble navarro Fortún Sánchez. Durante la Edad Media Zambrana constituía una aldea que pertenecía a la villa de Berantevilla, con una parroquia dedicada a San Vicente y ocupaba otro emplazamiento diferente al actual. El núcleo de población medieval se encontraba hacia al Este de la Zambrana contemporánea, en el término denominado La Torre que se situaba en el camino a Portilla. El linaje de los Mendoza poseía la torre que se ubicaba allí y dio nombre al lugar, aunque sus restos desaparecieron en su totalidad en 1996. A día de hoy ya no quedan elementos en pie de aquella Zambrana medieval.

No fue hasta el siglo XVII cuando se dio el cambio de ubicación del núcleo al emplazamiento actual, que fue motivado principalmente por el cambio de trazado del Camino Real. De esta manera, en su nueva ubicación a la vera de un camino muy transitado por comerciantes y viajeros, el nuevo núcleo de Zambrana podía participar de la próspera actividad económica que alentaba dicha vía. Para su traslado convirtieron en iglesia parroquial de la nueva población la ermita de Santa Lucía, aledaña al antiguo núcleo y que había sido construida en el siglo XVI. Así Zambrana pasó a estar ubicada en un importante nudo de comunicaciones constituido por las infraestructuras viarias más importantes de la provincia de Álava que comunicaban con La Rioja y con Navarra. Además de contar con la cercanía del punto donde confluyen tres importantes corrientes hidrográficas como son los ríos Ebro, Inglares y Ayuda.

En el siglo XVIII Zambrana vivió una etapa de prosperidad con un aumento demográfico y una intensificación del tráfico viario. Esta prosperidad también se deja ver en sus edificaciones ya que muchas de ellas, y que se conservan hoy en día, fueron construidas en esta época. Además de ello, en este siglo Zambrana obtuvo el Privilegio Real de Villazgo (1744) de la mano del rey Felipe V, constituyéndose en villa definitivamente.

Una iglesia acorde con la nueva villa al borde del Camino Real

El edificio actual de la iglesia de Santa Lucía de Zambrana es un templo barroco que data del siglo XVIII. Presenta una cabecera cruciforme, una capilla mayor rectangular, y está cubierta por bóvedas barrocas. Presenta una curiosa fisonomía, debido a las diferentes fases en las que fue construida, que permite ver la evolución constructiva que ha vivido el templo entre los siglos XVIII y XIX.

En la iglesia se pueden observar elementos románicos procedentes del templo de San Vicente, que fue desmantelado cuando se produjo el traslado. Dichos elementos se perciben, por un lado, en la torre del campanario, como son los propios sillares que la componen, así como los elementos decorativos de los arcos en donde se asientan las campanas (una decoración a base de bolas). También vemos elementos románicos de la antigua portada en el pórtico. Entre éstos hallamos motivos decorativos entre los que destacan la Maiestas Mariae (representación de la Virgen con el niño, ambos ubicados en la mandorla), así como las dovelas que la rodean, que presentan un bestiario en le que son representados animales reales y fantásticos.

En el interior del templo la nave central conserva los muros originales de la ermita primitiva. Sobre ellas se construyeron en el siglo XVII las bóvedas y las dos capillas, en una de las cuales se ubica la pila bautismal. A finales del siglo XVIII la iglesia fue ampliada, construyéndose la cabecera de grandes dimensiones en comparación con la nave. El crucero fue construido en esta fase, de estilo rococó, como delatan los motivos que decoran la cúpula (rocallas).

El retablo mayor es de estilo churrigueresco y está presidido por la imagen de Santa Lucía. Sus dimensiones son reducidas en comparación con el muro de la cabecera, lo que hace pensar que probablemente el retablo fue concebido para presidir la cabecera anterior a la obra del siglo XVIII. Para solventar la diferencia de tamaños en el siglo XIX se realizaron las pinturas que cubren los espacios vacios del ábside, en la que se representan grandes cortinajes a modo de telón teatral, y que se encuentran abiertas invitando al espectador a ver el retablo mayor que surge tras ellos.

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