Departamento de Cultura y Política Lingüística

206. Iglesia de San Martí­n de Tours (Gazeo, Iruraiz-Gauna)

ETAPA 5: SALVATIERRA-AGURAIN • VITORIA-GASTEIZ

El románico al pie del Camino de Santiago

Durante la Edad Media la Llanada Alavesa se convirtió en una región de paso para muchos peregrinos en su camino hacia Compostela. Fue a partir del siglo XIII cuando se conformó el Camino de Santiago propiamente dicho en Álava, aprovechando las rutas comerciales de la lana, que comunicaba Castilla con los puertos del Cantábrico y con Francia, ruta por la cual se daba salida hacia Europa a la lana de la oveja merina de Castilla, y cuyo hito principal es el paso del Túnel de San Adrián. Los peregrinos aprovecharon esta ruta que contaba con numerosas infraestructuras para los viajeros.

Las abundantes iglesias y ermitas de los distintos núcleos de población de la Llanada Alavesa, por el cual discurre el Camino de Santiago, están llenas de magníficos ejemplos artísticos del Románico. Este estilo se introdujo en el territorio a partir del siglo XII, a raíz del cambio de la geografía eclesiástica del territorio alavés al pasar sus iglesias a depender del Obispado de Calahorra.

Uno de los mejores ejemplos del Románico en la Llanada lo encontramos en Gazeo. En este pequeño concejo rural, situado a la vera del Camino de Santiago, y que pertenece al municipio de Iruraiz-Gauna, se encuentra la Iglesia de San Martín de Tours, un pequeño templo con influencias protogóticas del siglo XIII. Su apariencia exterior, muy modificada por las transformaciones que ha sufrido a lo largo de los años, no da pie a imaginar la joya que guarda en su interior, las pinturas murales que inundan el ábside y se extienden a lo largo de las paredes laterales y bóvedas del presbiterio. Estas pinturas muestran un rico programa iconográfico que destacan por su calidad y buen estado de conservación.

Las pinturas murales de Gazeo, ilustraciones de los dogmas de la fe

De estilo gótico lineal, las pinturas murales del templo datan de las primeras décadas del siglo XIV, no obstante se trata de modelos iconográficos románicos (anteriores a esta época). Se trata de pintura al temple, elaborada con pigmentos, cola, resina y huevo, que está ejecutada al fresco.

Las pinturas románicas de los templos cristianos tenían una función pedagógica, ya que daban a conocer los dogmas de la fe cristiana. Estaban dirigidas a la población, que en su mayoría era analfabeta. Sí conocían no obstante el lenguaje de las pinturas con todo su simbolismo, leyendo a través de las mismas, comprendiendo así las escenas del Antiguo y Nuevo Testamento que se les mostraban.

Las pinturas murales de San Martín de Tours, son de una gran riqueza narrativa. En el centro del ábside se ve representado al Dios padre acompañado por las otras personas que conforman la Trinidad: la paloma del espíritu santo y el hijo crucificado. El trono donde se ubica se encuentra rodeado de santos y vírgenes. En las bóvedas del presbiterio se narran varias escenas de la vida de Jesús, correspondientes a su infancia y al inicio de su vida pública. Escenas de la Pasión y la Resurrección ocupan la mayor parte del espacio abovedado. Y destaca el momento de la victoria de Cristo sobre la muerte, en el momento que baja al limbo para salvar a los hombres que hay en él.

En el ábside se evidencia el papel de Cristo como vencedor de la muerte, y he aquí el mensaje principal que pretendía transmitir a los feligreses, que la salvación solo es posible siguiendo las normas cristianas, ya que al final de la vida el hombre se enfrentará a la balanza en la que pesarán sus buenas y malas obras.

Presenta una buena estructuración donde se pueden diferenciar los diversos acontecimientos, dispuestos de manera simbólica, que ayudan a comprender mejor el mensaje. El cielo queda representado en el ábside, la zona más santa, mientras que el juicio se sitúa una zona más baja, siendo el infierno situado al lado derecho del presbiterio, el que ocupa la parte más baja.

El conjunto de pinturas murales de San Martín de Tours es uno de los mejores conjuntos medievales de pintura mural del País Vasco, que trata sobre la vida y la muerte con la llegada del más allá, revelando los anhelos y preocupaciones de los cristianos del siglo XV.

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