Departamento de Cultura y Política Lingüística

143. Conjunto de puentes del Bidasoa en la zona de Santiago (Irun)

ETAPA 1: IRÚN • HERNANI

El río Bidasoa

El río Bidasoa ejerce en su tramo laburdino-guipuzcoano (sus últimos 9 Km, desde Endarlatsa hasta su desembocadura en el mar Cantábrico a través de la Bahía de Txingudi) de frontera natural entre Lapurdi y Gipuzkoa. Este accidente geográfico ha jugado un papel estratégico a lo largo de la historia, y ha marcado el carácter fronterizo de la comarca, conformada por las actuales localidades de Irun, Hondarribia y Hendaya, que han sido protagonistas de historias que en numerosas ocasiones han resultado ser antagónicas y de rivalidad.

Fuentes documentales dan muestra de los numerosos conflictos suscitados entre los vecinos de la villa de Hondarribia y la localidad labortana de Hendaya por la actividad pesquera llevada a cabo en el Bidasoa por estos últimos, cuando la jurisdicción de esas aguas durante la Edad Moderna correspondía exclusivamente a la villa guipuzcoana. O a una escala superior, ha sido escenario de hostilidades entre estados vecinos desde época medieval, que comenzaron a darse en el siglo XV a partir de la conquista francesa de Aquitania, y se mantuvieron de forma más o menos intermitente hasta finales del siglo XIX. La existencia de esta frontera política además ha hecho que el Bidasoa haya jugado un papel histórico de gran trascendencia en los diferentes conflictos bélicos que se dieron en la primera mitad del siglo XX.

No obstante, no ha sido una frontera impermeable, dado que las relaciones entre ambas orillas y el deseo de sus vecinos por comunicarse han sido continuadas a lo largo de la historia, que comparten rasgos culturales y lazos económicos. Así, el Bidasoa se convirtió en importante aliado de los habitantes de la zona, debido a los recursos naturales que ofrece (el agua, la fauna fluvial, la vegetación de ribera) y por su carácter de vía de comunicación. Gracias a su navegabilidad las relaciones comerciales fueron de vital importancia desde la Antigüedad, como lo ha demostrado la arqueología al descubrir en Irun los restos de Oiasso, la civitas romana que geógrafos clásicos citaron en sus crónicas, y su puerto. Más adelante, en época medieval, el Reino de Navarra tuvo su salida al mar Cantábrico a través del río Bidasoa. También ha sido escenario de tratados de paz entre estados, como lo fue el Tratado de los Pirineos que puso fin a la Guerra de los Treinta Años en el año 1659, que quedó sellado con la boda del rey Luis XIV de Francia y María Teresa de Austria, hija del monarca español Felipe IV en la Isla de los Faisanes, en pleno Bidasoa.

Hoy en día, en época de una Europa sin fronteras, la comunicación entre ambas orillas es constante, siendo abundante el flujo de personas que cruzan de un lado a otro, ya sean habitantes de la comarca ya personas foráneas, y por diversos motivos que pueden ser laborales o de ocio. Todo ello da lugar a una comarca dinámica, abierta y diversa. Como muestra de ello, encontramos este conjunto de puentes que cruzan el Bidasoa por la zona de Santiago, que facilita el paso del río, ya sea a pie, en vehículo motorizado o mediante el ferrocarril.

Los puentes del Bidasoa en el paso de Santiago

El conjunto se conforma de tres puentes. De aguas abajo hacia arriba nos encontramos con el primero de ellos, el Puente Ferroviario Internacional de Irun a Hendaya, el más antiguo y artístico de los tres. Fue construido entre los años 1862 y 1863, y su primer estudio corrió a cargo del ingeniero Calixto Santa Cruz Ojanguren, y contó con colaboración francesa. Esta obra supuso que por vez primera las vías ferroviarias de España y Francia quedaran unidas, dejando a las ciudades de Madrid y Paris comunicadas entre sí, haciendo que el viaje fuera más corto y cómodo, en un momento en el que comenzaba a cobrar importancia el turismo de élite que acudía a la costa o a otras ciudades a veranear durante la época estival.

El puente es una obra en fábrica de sillería caliza tanto en estribos, pilas y bóvedas, con un relleno interior de hormigón en masa y hormigón hidráulico en basas y pilotaje. Con una longitud total de 132 metros se compone de 5 arcos de 20 metros de luz cada uno, siendo los pilares de una anchura de 2,67 metros y el pilotaje de una profundidad de hasta 7 metros. Los tajamares son semicilíndricos y están decorados con cuidadas tallas en piedra de los escudos de España y Francia, y alegorías a los monarcas de ambos estados que reinaban en el momento, Isabel II y Napoleón III.

En segundo lugar se encuentra el Puente del Topo en la Frontera, por el cual discurre el ferrocarril internacional de ancho métrico que comunica Donostia con Hendaya, popularmente conocido desde sus inicios como el “Topo”, debido a que el 20% de los 21,4 Km de recorrido se hace a través de túneles. El servicio, que comenzó a ofrecerse en el año 1912 desde Donostia a Irun, no se internacionalizó hasta la construcción del puente un año después, en 1913, extendiéndose hasta Hendaya.

El último de los tres puentes que conforman este conjunto es el Puente Peatonal de Santiago. Será en el año 1915 cuando se termine y se proceda a su inauguración. No obstante, por motivo del conflicto de la Primera Guerra Mundial el puente se mantuvo cerrado hasta el final de la contienda en 1918.

Con una arquitectura de estilo modernista, este es quizás el más conocido del conjunto, al ser el histórico puente por el que tantas personas afines a la Segunda República Española se exiliaron a Francia en vísperas de la caída de Irun. También jugó un papel importante durante la Segunda Guerra Mundial, ya que en junio de 1940 fue ocupado por las tropas alemanas del III Reich, convirtiéndose así en un importante enclave de espionaje y estraperlo. Mencionar que en este punto fueron entregados numerosos fugitivos de la dictadura franquista que fueron detenidos en la Francia ocupada por el régimen nazi, como por ejemplo el President de la Generalitat en la República Lluis Companys.

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