Departamento de Cultura y Política Lingüística

238. Conjunto del Casco Histórico de Labastida (Labastida)

ETAPA 7: LA PUEBLA DE ARGANZÓN • BRIÑAS

Una villa vitícola de fuerte carácter defensivo

Situada al sur de la provincia de Álava, sin duda su ubicación fronteriza ha marcado el carácter de la localidad. Se trata de un territorio testigo de las luchas que desde época altomedieval enfrentaron a musulmanes, a navarros y castellanos por hacerse con su control. Muestra de ello es el despliegue de infraestructuras de carácter militar y defensivo esparcidas por toda la comarca en la que se ubica Labastida. De esta forma el núcleo se ve flanqueado por el sur por el río Ebro, por el imponente castillo de San Vicente de la Sonsierra por el sureste y por el norte por los castillos de Toloño y de Buradón.

El núcleo originario se ubicó sobre el cerro de la Mota, desde el cual hay un gran control visual sobre la Rioja Alavesa y más allá del Ebro sobre territorio riojano, y se fue extendiendo por su falda sur. Allí durante la época altomedieval se estableció un recinto fortificado que perteneció al Reino de Navarra. Se cree que fue el rey Sancho el Fuerte quien otorgó al núcleo el privilegio de villazgo en el año 1196, fuero que posteriormente confirmó el rey castellano Fernando III, en 1242, después de que el territorio pasara al dominio del Reino de Castilla en el año 1200.

Las viñas se extienden a lo largo y ancho del territorio, en una zona muy favorable para su cultivo dadas las buenas condiciones que se dan para la producción de la uva. Esta actividad fue de vital importancia para el núcleo desde épocas tempranas, tal y como ha mostrado la arqueología al hallar un lagar rupestre, el más antiguo de toda la Rioja Alavesa, en el yacimiento arqueológico de Remelluri. Fue una antigua heredad del Monasterio de Toloño, en el que ya en el siglo XIV cultivaban cereales y viña, y donde además se ha hallado una necrópolis de 300 tumbas antropomorfas pertenecientes a esta época.

A lo largo de los siglo XVI y XVII Labastida se constituyó en una villa floreciente, además de por la próspera actividad vitícola, por el comercio que comenzó a cobrar vitalidad, celebrándose un mercado semanal. La prosperidad económica provocó el asentamiento de numerosas familias de alto linaje en la villa, que establecieron aquí sus casas solariegas.

El conjunto del casco histórico

El conjunto presenta dos zonas muy diferenciadas y antagónicas. La primera de ellas, la que se corresponde al área más antigua, se encuentra en la parte superior del cerro. Se trata de la Iglesia del Santo Cristo y de las casas que se erigieron en su entorno, en los barrios de La Mota y El Olmo. Situado en una zona de fuerte desnivel, el urbanismo en estos barrios se define por presentar un trazado desorganizado. Se conservan casas del siglo XVI y XVII, caracterizadas por ser edificios de dos o tres alturas, por compartir paredes medianeras, estar construidas con fábrica de sillar y presentar puertas adinteladas. Estas se construyeron de manera escalonada adecuándose al desnivel del terreno.

En una altura inferior de la colina, delimitada por las Calles Mayor y del Frontín, se encuentra la segunda zona. Construida posteriormente como ampliación del núcleo original, aunque en contraposición a ella, presenta un plano regular y organizado. Ambas calles desembocan en la Plaza de la Paz, el centro neurálgico del núcleo, donde están representados el poder civil y el eclesiástico, con la Casa Consistorial y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Las casas, palacios barrocos de nobles linajes, se sitúan a cada lado de las calles y comparten muros medianeros.

Apenas se conservan restos de la muralla que protegía la villa. Los últimos vestigios se hallan en la iglesia del Santo Cristo, formando parte de los muros Norte y Oeste de la misma. Se conservan no obstante dos de sus accesos, el Arco de Toloño (junto a la iglesia del Santo Cristo) y el Arco de Larrazuria, por el que se accede al núcleo histórico por la Calle Mayor. Ambas son del siglo XVII y de estilo barroco.

Entre los edificios más destacados del núcleo se encuentran sus dos templos cristianos. La iglesia del Santo Cristo es del siglo XII y recientes intervenciones arqueológicas han sacado a la luz restos de un templo prerrománico anterior al actual. Presenta elementos tardo-románicos, como la portada y los canecillos, y elementos góticos como el rosetón o la bóveda de crucería de nervadura estrellada. Y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, ubicada en la Plaza de la Paz, construida en el siglo XVI y que presenta elementos renacentistas y barrocos.

El conjunto también presenta magníficos ejemplos de arquitectura civil, en la que destacan los palacios barrocos del siglo XVII y XVIII que se erigieron a lo largo de la Calle Mayor. Son de destacar la Casa Consistorial del siglo XVIII que presenta un estilo barroco de arquitectura clasicista o el Palacio de los Salazar, casa solariega levantada en el siglo XVIII que presenta el escudo del linaje en su fachada, ambos situados en la Plaza de la Paz.

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