Departamento de Cultura y Política Lingüística

152. Conjunto de los fuertes de San Marcos y Txoritokieta (Errenteria/Astigarraga)

ETAPA 1: IRÚN • HERNANI

El Campo Atrincherado de Oyarzun

La frontera del Bidasoa ha sido un punto estratégico a lo largo de la historia al jugar el papel de límite entre España y Francia. Es por ello que sus pobladores han sido testigo de las tensiones y puntos de encuentro mantenidos a lo largo de los siglos por ambos estados. Desde finales de la Edad Media el Bidasoa se convierte en un punto de tensión dado que España y Francia mantienen relaciones de tirantez, viviendo recurrentes incursiones armadas y ocupaciones militares.

A finales del siglo XIX se establece en Europa un nuevo equilibrio diplomático con la llegada de la expansión imperialista de las principales potencias, que se verá impulsada por el desarrollo industrial. En este contexto internacional, el Gobierno de España, que acababa de dar fin a la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), también tratará de hacerse su lugar en este nuevo equilibrio de fuerzas adoptando una actitud defensiva. Su estrategia por tanto será la de fortificar la región fronteriza del entorno del paso del Bidasoa, dando cobertura a San Sebastián ante un posible ataque por mar o por tierra. Para ello se ideó un plan de fortificaciones que se denominó Campo Atrincherado de Oyarzun, que se basaba en la edificación de ocho fortificaciones que iban a ser situadas en cumbres de gran control visual, que también pudieran protegerse entre sí en el caso de darse una incursión francesa. Finalmente, de las ocho fortificaciones proyectadas se construyeron únicamente tres: el de Guadalupe, el de San Marcos y el de Txoritokieta.

No obstante, los avances tecnológicos en la artillería y la irrupción de la aviación en la tecnología armamentística provocaron que estas fortificaciones quedaran totalmente anticuadas y obsoletas al poco tiempo de su inauguración. Sin embargo jugaron un papel importante al principio de la Guerra Civil española, como línea defensiva republicana. Con el objetivo de frenar el avance de las tropas sublevadas hacia San Sebastián tras la toma de Irún, la República proyectó una defensa que se apoyaba en las alturas de Jaizkibel y Gaintxurizketa, y se completaba con los fuertes del Campo Atrincherado de Oyarzun (el de San Marcos y el de Txoritokieta) y con Santiagomendi y Oriamendi.

Los fuertes de San Marcos y Txoritokieta

Las estructuras de los fuertes del Campo Atrincherado de Oyarzun se caracterizan por ser fortificaciones de plantas poligonales, dotadas de un foso, que están flanqueadas por caponeras. El acceso se hace a través de un puente levadizo, las comunicaciones son subterráneas y las piezas de artillería se sitúan al aire libre protegidas por parapetos. El material de construcción de las dependencias es en su mayoría en mampostería y hormigón no armado, con paredes de un grosor de 1 a 2 m; y están recubiertos por varios metros de tierra compactada que proporcionaba protección contra los proyectiles de la artillería enemiga, a la vez que quedaban camuflados con el entorno. Los fuertes de San Marcos y Txoritokieta son obra del capitán de Ingenieros Luis Nieva. Ambos están dotados de aljibes con los que surtirse de agua.

Al fuerte de San Marcos, por su situación, le correspondía la protección del puerto de Pasaia. Fue inaugurado en el año 1888, resultando ser la primera de las tres fortificaciones en inaugurarse. Este fuerte es de un tamaño inferior al de Guadalupe, pero de mayor magnitud que el de Txoritokieta. Dos secciones la conforman: la obra baja, que destaca por una batería que apunta hacia el puerto de Pasaia y hacia Oiartzun; y la obra alta, formado por un edificio en forma de “U”, en cuyo centro se ubica el patio de armas cerrado por el Cuartel de gola, que alberga el pabellón del Gobernador y la parte del pabellón de oficiales. En 1887 la dotación del fuerte la conformaban 200 soldados de infantería y 50 de artillería.

El fuerte de Txoritokieta, construido en 1890, pretendía reforzar el propio fuerte de San Marcos e incluso protegerlo si fuera necesario. Realizada en planta en forma de “D”, consta de cuatro baterías. El centro del edificio está ocupado por un pequeño patio pentagonal, en torno al cual se organizan diversas dependencias como un dormitorio, pabellones para los mandos, cocina etc. Para el año 1933 el fuerte se encontraba desartillado y en la década de los 90 fue adquirido por el ayuntamiento de Errenteria.

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