Departamento de Cultura y Política Lingüística

23. Conjunto pastoril de Urbia (PARZONERÍA DE GIPUZKOA Y ÁLAVA)

ETAPA 3: ARANTZAZU • ARAIA

Al sur de la provincia de Gipuzkoa, en el límite con la de Álava, se eleva el macizo de Aizkorri, un macizo del Cretácico, cuya formación comenzó hace más de 100 millones de años. En la zona central del mismo se extiende una depresión relativamente llana, pero de superficie irregular, que intercala afloramientos de calizas margosas y arcillosas, pastizales (en los depósitos de arcillas de disolución del karst) y hayedos.

Este entorno se ha prestado desde varios milenios a la ocupación estacional, ya desde el Paleolítico, pero especialmente a partir del Eneolítico y de la Edad del Bronce (hace unos 5000 años). Si bien las huellas más reconocibles de esta época son los monumentos funerarios (dólmenes) que se extienden por las campas de Urbia, los vestigios de aquellas comunidades se pueden hallar también en los restos de las cabañas que habitaron. Otros restos son también los enterramientos en cueva que también son propios de la época. Por otro lado, recientemente, se han reconocido también tumbas de la Edad del Hierro, del tipo conocido como crómlech (de hace unos 2500 años).

A partir de la Prehistoria reciente y hasta la actualidad el entorno de Urbia ha servido de escenario para la explotación económica, que progresivamente se ha centrado en la ganadería y esta actividad ha terminado por crear un paisaje pastoril de gran valor histórico, arqueológico y etnográfico.

Así, las investigaciones realizadas en este entorno revelan el empleo de distintos tipos de arquitecturas para usos diferentes. Las chabolas de Urbia han sido de distinto tipo durante la historia. Aunque actualmente los refugios o bordas están construidos con materiales más modernos, de hormigón o simplemente mampostería reforzada con cemento, cuentan con tejados de teja y ventanas bien aisladas, antiguamente eran mucho más rudimentarias. En general, en épocas más remotas, los refugios se realizaban aprovechando un abrigo natural o, al menos, un afloramiento calizo. En los casos menos monumentales, el hábitat consistía en una cabaña realizada con maderas recogidas en el entorno, que eran cubiertas con un manto vegetal como aislante. El suelo se realizaba aportando tierra para formar un recinto llano y muchas veces se vertía piedra menuda para mejorar el drenaje. Como resto de este tipo de bordas, al estar hechas de materiales perecederos, solamente encontramos los túmulos de tierra que formaban el piso de la vivienda, que pueden destacar más o menos en el terreno.

Por otra parte, es frecuente también encontrar, a ras de suelo, los perímetros de antiguas cabañas cuyos muros se realizaron parcial o completamente de piedra. Normalmente tendrán una forma rectangular, aunque en otros casos se adaptan a la topografía del terreno y son más irregulares. Este tipo de construcción pudo haberse originado ya hace miles de años, pero es el que ha perdurado más en el tiempo y el que más restos ha dejado, por ejemplo, en la majada de Lazkaolatza.

Bien aprovechando abrigos rocosos o simplemente dispuestos alrededor de las cabañas se ubican los rediles para el ganado. Realizados normalmente a piedra seca, es decir, simplemente apilando piedras, sin mortero de ningún tipo, en ocasiones se alzan bastante desde el suelo, llegando hasta el metro de altura. Si nos fijamos en el paisaje, veremos este tipo de construcciones en sitios insospechados, casi ocultos entre los afloramientos rocosos. Por otra parte, son semejantes los antiguos huertos que se rodeaban de muros para evitar la entrada del ganado. Hallamos también otro tipo de construcciones que servían para proteger el ganado de las alimañas. Es el caso de las chabolas cupulares, cuya cubierta se forma mediante falsas cúpulas a base de hiladas de piedra cada vez más estrechas y con una estrecha abertura a modo de entrada.

Los materiales arqueológicos que se recuperan en estos asentamientos consisten normalmente en herramientas de uso cotidiano (de sílex, de bronce o de hierro), restos de la comida consumida (huesos de animal o incluso granos de cereal) y recipientes de almacenaje y consumo diario.

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