| 4.1.2.1. FORMACIÓN PARA EL EMPLEO Introducción A pesar de la evolución positiva que, de forma cuantitativa, ha experimentado el mercado de trabajo en los últimos años, debido a las consecuencias positivas derivadas de un periodo de bonanza económica y a las medidas correctoras impulsadas por la administración y otros agentes, la calidad de las condiciones laborales constituye un elemento de preocupación generalizada entre la juventud vasca. En efecto, se observa un incremento de la precariedad laboral, que se ha desarrollado de forma paralela a la creación de nuevos puestos de trabajo. La formación para el empleo, desde su carácter profesionalizante y su clara orientación al mercado de trabajo, deberá tener en cuenta los aspectos positivos y negativos que caracterizan la evolución del mercado de trabajo. Por su parte, las instituciones y los agentes sociales deberán impulsar, de manera conjunta, medidas correctoras de los efectos más negativos de la tendencia apuntada.
Las generaciones más jóvenes deben enfrentarse a un contexto difuso con claves y referentes hoy por hoy poco nítidos. El conocimiento que las personas jóvenes tienen del mundo de la empresa ha aumentado gracias a la puesta en marcha de medidas correctoras. La Formación en Centros de Trabajo (FCT) es una realidad extendida a la Formación Profesional e incipiente en la Universidad. Se constata, pues, en los últimos años un acercamiento entre el mundo de la educación y la empresa que, no obstante, debe reforzarse. En este sentido, todo diagnóstico sobre las personas jóvenes y su inserción laboral requiere una profunda revisión y actualización de la relación entre la juventud y la empresa. Debería haber una mayor apertura y comunicación entre el mundo empresarial y los diversos ámbitos formativos y una sincera apuesta por las personas jóvenes como aliadas del cambio, como piezas claves de la renovación y actualización del tejido empresarial y merecedoras, por lo tanto, de una oportunidad laboral. La actual situación de paro juvenil demanda la necesidad de apoyar fórmulas innovadoras de búsqueda y creación de empleo. En este sentido, el carácter intrínsecamente dinámico y activo de la juventud, así como su interés por las nuevas tendencias y tecnologías, parecen estar reclamando un empuje que contribuya a traducir ese espíritu innovador en posibles fuentes de empleo. La necesidad de asumir estos nuevos retos derivados de la actual situación laboral implica la participación de la juventud y la responsabilidad del conjunto de la sociedad en la elaboración de un discurso coherente con esa nueva realidad. Un planteamiento que supone, al mismo tiempo, la apuesta por un ejercicio sincero de reflexión en torno a las nuevas propuestas relacionadas con el reparto del tiempo de trabajo, la potenciación de nuevos valores y pautas más solidarias en lo laboral, así como la exploración y apertura de nuevos espacios y posibilidades de empleo. Fortalecimiento de itinerarios formativos Debido a la relevancia que los itinerarios formativos tienen en el diagnóstico laboral de la juventud, conviene subrayar algunos de los rasgos que actualmente los definen. Por una parte, se constata que la falta de relación entre el ámbito formativo y el mundo laboral dificulta tanto la integración laboral de las personas jóvenes, como la propia renovación del tejido económico y empresarial. Se aprecia que debe haber un mayor acercamiento entre los ciclos formativos y la práctica laboral, que se traduzca en una formación más práctica. En este sentido, el Plan Vasco de Formación Profesional ha diseñado unos programas formativos que, tomando como referencia las necesidades del sistema productivo, acreditan la cualificación profesional sobre la base de la competencia y no solamente de los conocimientos. Se detectan déficits de información entre las personas jóvenes sobre la realidad laboral, más concretamente, sobre la evolución de las demandas del mercado laboral. Se aprecia, asimismo, la necesidad de desarrollar nuevas actitudes, de modificar conductas pasivas o inmovilistas y de impulsar búsquedas activas de empleo. Junto a otras medidas, es preciso fomentar el espíritu emprendedor de las personas jóvenes y enfocarlo a las alternativas actuales de creación de empresas y autoempleo. Otra deficiencia detectada es la ausencia de una visión integral de los problemas que afectan a las personas jóvenes, y una acusada tendencia, por el contrario, a su homogeneización como colectivo. Ello plantea la necesidad de desarrollar "itinerarios personales de inserción laboral", es decir, abarcar aspectos relacionados con variables diversas de la historia individual, como la etapa de formación del individuo, su orientación e información sobre la realidad laboral, su pertenencia a una tipología o condición social determinada, y el entorno o contexto local al que pertenece. Desajuste entre la formación y mercado de trabajo Uno de los aspectos fundamentales en el diagnóstico de la juventud y su relación con la formación para el empleo hace alusión a las consecuencias negativas derivadas de la desconexión existente entre el mundo laboral y el mundo educativo. Al analizar la actual estructura del paro juvenil se observan dos colectivos claramente diferenciados: el primero está compuesto por personas jóvenes sin formación o con una formación escasa, mientras que en el segundo se agrupan personas jóvenes que han cursado titulaciones con escasos niveles de inserción laboral. En relación con la formación para el empleo se observa que tradicionalmente ha habido una ausencia de relación normalizada entre el mundo empresarial y el mundo educativo, una deficiencia que ha supuesto serias limitaciones en la formación del alumnado y notables dificultades a la hora de su inserción laboral. La escasa relación entre la educación y la empresa provoca frecuentemente un desconocimiento de lo que el mercado de trabajo demanda y de lo que la formación oferta. De este modo, se constata la coexistencia de altas tasas de paro en determinados colectivos profesionales y otras actividades profesionales en las que la demanda de fuerza de trabajo no está del todo cubierta. Esta realidad es fruto de una serie de factores de carácter cultural (relacionado con el prestigio social de determinadas actividades frente a otras menos consideradas), laboral (condiciones laborales generales), económico (niveles de remuneración), etc. que merecería la pena analizar con detenimiento para poder llegar a identificar la responsabilidad de cada agente en el necesario ajuste entre oferta y demanda de empleo. Junto a estos factores, el diagnóstico apunta claramente hacia la conveniencia de profundizar, en la línea de la orientación que ya se ha iniciado en la formación general y profesional resultante de la nueva ordenación del sistema educativo, en fórmulas de acercamiento entre ambas esferas, promoviendo el intercambio de profesionales e información, la comunicación de experiencias y, en general, la adopción de las medidas necesarias para la puesta en funcionamiento de una relación continua y estable. Mas allá de la adjudicación de medios o infraestructuras que faciliten una comunicación y trasvase fluido entre centros educativos y empresa, deben analizarse las posibilidades de potenciar nuevas dinámicas formativas que relacionen al alumnado con la empresa e inciten a la persona joven a "pensar en empresa" y a acercarla a la realidad económica que le rodea. Se trata, asimismo, de desarrollar una formación más práctica, continuar impulsando la Formación Profesional, primar la atención y apoyo en los momentos de ingreso del alumno o la alumna en el mundo laboral y buscar fórmulas que promuevan una relación más estrecha con el empleo. En este sentido, se han de destacar los avances realizados en los últimos años en este campo con la puesta en marcha del Plan Vasco de Formación Profesional y del Sistema de Cualificaciones Profesionales del País Vasco, por medio de los cuales se pretende integrar los tres subsistemas de Formación Profesional: Inicial, Ocupacional y Continua. Entre las acciones promovidas por dicho Plan hay que destacar la puesta en marcha del Catálogo Modular de Formación asociado al Sistema de Cualificaciones, así como aquéllas que persiguen elevar el prestigio de la Formación Profesional. Por todo ello, es preciso seguir apoyando y difundiendo el Plan Vasco de Formación Profesional y el Sistema de Cualificaciones Profesionales del País Vasco, ya que son dos herramientas esenciales para la inserción laboral de las personas jóvenes. El estado de las diferentes titulaciones en el mercado de trabajo, factor clave para la elección de los itinerarios formativos La información disponible para orientar la elección de los itinerarios formativos no es suficiente, ya que se basa, en la mayoría de los casos, en la descripción de los programas y en aspectos vocacionales. Se precisa un análisis de la situación de las diferentes titulaciones en el mercado de trabajo. Este análisis debería incluir dos variables consideradas esenciales para una elección de un puesto de trabajo: índice de empleabilidad y retribución media de los/as profesionales en activo. Los escasos intentos realizados en este sentido han servido para aportar información contrastada sobre la situación por la que atraviesan las diferentes titulaciones. Han permitido, por ejemplo, matizar a la baja los índices positivos de empleabilidad de las carreras técnicas que tradicionalmente se han valorado como los ciclos formativos más eficaces en cuanto a la inserción laboral. Colectivos en situación de exclusión Aunque la inmigración ha existido desde siempre, los flujos migratorios de los últimos años han evidenciado la necesidad de que el sistema educativo preste especial atención a los colectivos de inmigrantes, que llegados fundamentalmente del continente africano y los países del Este de Europa, se asientan en los núcleos urbanos. Una mejora en la formación de estas personas revertiría positivamente en sus condiciones de vida, ya que posibilitaría su movilidad hacia puestos de trabajo de mayor calidad. Además, la formación de la población inmigrante es un factor que contribuye, de manera relevante, al desarrollo de las sociedades de origen, ya que un porcentaje importante de estas personas tiende a retornar. Junto a estos motivos, las previsiones del mercado de trabajo revelan una cada vez mayor necesidad de fuerza de trabajo extranjera para mantener el tejido productivo de los países occidentales. Las previsiones de la Unión Europea para los cinco próximos años apuntan que aproximadamente medio millón de inmigrantes entrarán anualmente en los países de la Unión de forma legal o ilegal. El sistema educativo en general, y los centros de formación en particular, deberá adaptarse a las demandas de estas personas. Junto a la especial consideración que deben recibir los nuevos colectivos sociales, la reflexión integradora de la formación para el empleo debe contemplar, también, el enfoque de género. Desde el carácter profesionalizante y desde su proyección al mercado de trabajo, la formación para el empleo debe tener en cuenta aspectos discriminatorios que afectan al colectivo de futuras trabajadoras. Es preciso avanzar en el reconocimiento social y salarial de las mujeres, así como en la lucha contra la precarización laboral que, de manera especial, afecta al colectivo femenino y al de las personas jóvenes excluidas. En este sentido, es conveniente evitar la mención de las mujeres como colectivo desfavorecido sin especificar las razones en cada caso, ya que las mujeres y los hombres tienen sus peculiares potencialidades y riesgos en cada ámbito de la vida, de la sociedad o del entorno laboral. De ahí que sea necesario puntualizar e incluso considerar las diferencias de género en cada uno de los colectivos mencionados como desfavorecidos o con mayores dificultades de inserción laboral y social, personas con minusvalías, inmigrantes, etc. Apoyar con datos los subcolectivos de jóvenes a los que se hace referencia completaría los diagnósticos y permitiría mejorar las líneas de intervención y los objetivos, señalando, en aquellos casos que así lo requieran, objetivos específicos diferenciados para unos y otros. El reparto de responsabilidades en la formación para el empleo entre la administración y los agentes sociales Reconociendo los avances que se han dado en este campo, se constata que debe haber una mayor participación de los agentes sociales en el sistema educativo, no sólo en cuanto a la impartición de las acciones formativas, sino también en lo que respecta a su planificación. Un incremento de la participación supondría un mayor ajuste de los contenidos y medios empleados para la impartición, así como la solución a ciertos problemas derivados de la falta de coordinación. Esta demanda de mayor participación afectaría, de manera especial, a la formación no reglada, ya que en el ámbito de la formación reglada se han dado mayores avances. Así, en los últimos años se ha favorecido la participación de agentes sociales en el Plan Vaso de Formación Profesional y en el Consejo de Formación Profesional, así como en la gestión de determinados centros de formación. La demanda de mayor participación está relacionada con un concepto más amplio, a saber, la flexibilidad del sistema educativo. Las nuevas realidades sociales y las demandas de formación emergentes requieren una mayor flexibilidad del sistema educativo. Esta demanda choca, en ocasiones, con la rigidez del sistema, que viene determinada por factores como el sistema funcionarial del profesorado y por los mecanismos legales a cumplimentar para realizar las inversiones necesarias. Por tanto, la demanda de mayor flexibilidad puede ser satisfecha, en parte, en los niveles más bajos del sistema a partir de la autonomía de los centros contemplada en la Ley de Escuela Pública Vasca. Las empresas, desde su consideración de agentes sociales, deben seguir comprometiéndose en la mejora de la formación para el empleo, implicándose en la promoción de los trabajadores y trabajadoras más jóvenes y ofertando oportunidades para la realización de prácticas que han de realizarse en las adecuadas condiciones, para lo cual han de existir eficaces herramientas de seguimiento y control. Reconocimiento de la Formación No Reglada Se precisa avanzar en el reconocimiento de la formación no reglada. El actual sistema de homologación no es del todo eficaz. Hay un desajuste entre las expectativas que generan los centros responsables de su impartición y su reconocimiento en el mercado de trabajo. La mejora del sistema pasa por la interpretación y desarrollo del concepto de formación a lo largo (concepto temporal) y ancho (las diferentes formas de aprendizaje y adquisición de competencias profesionales) de toda la vida. Este nuevo enfoque requiere para su puesta en marcha la integración de los tres subsistemas actuales. Aporta una visión global frente al actual planteamiento de compartimentos estancos en donde cada subsistema tiene su propia forma de financiación, planificación y homologación. Así entendido, el nuevo enfoque tiene una connotación más profunda, ya que sitúa a la persona y a sus necesidades formativas en el punto de mira, por encima de las características de cada subsistema. Este nuevo concepto va a permitir entender la educación y la formación como un elemento esencial para el desarrollo personal y profesional de las personas, la mejora de la competitividad del tejido económico e incrementar la cohesión económica y social de un territorio. Pero la viabilidad de tal concepto precisa del establecimiento de un sistema integral de homologaciones y/o de reconocimientos que asegure hacer un itinerario a lo ancho de los diferentes subsistemas de formación y a lo largo de toda la vida. Los nuevos retos del sistema educativo: las nuevas tecnologías y el plurilingüismo La formación para el empleo debe tener como objetivo el aumento de la competencia de las personas, las empresas y los países. La Ley de Libre Circulación de Trabajadores, aprobada por la Unión Europea, ha posibilitado la llegada a nuestros países de un número importante de personas, fundamentalmente procedentes de los países del Este de Europa, con altos niveles de cualificación. Esto ha provocado un aumento de la preocupación por los niveles de cualificación de nuestros trabajadores y trabajadoras, que ven así amenazados sus puestos de trabajo. El incremento de los niveles de cualificación profesional, y por lo tanto de su competencia, en el contexto de los países de la Unión Europea, está relacionado con el manejo eficaz de las nuevas tecnologías y con el plurilingüismo.
Los objetivos marcados sugieren el establecimiento de tres líneas de intervención. Línea de intervención 2.1.Acercar
los centros de enseñanza al mundo del trabajo y viceversa |