| 4.1. DIAGNÓSTICO
POR ÁREAS Introducción Las cuestiones relativas al empleo constituyen hoy uno de los principales motivos de reflexión y preocupación en la mayoría de los países, y que más ha centrado la actividad de la Unión Europea en los últimos años. De hecho, tal y como se apunta en el Libro Blanco de la Comisión Europea, ésta ha elaborado, tras la celebración del Consejo Europeo de Luxemburgo, una estrategia europea para el empleo. Desde este ámbito, se considera necesario abordar políticas de empleo tendentes a la integración y a la progresión de todos los mercados de trabajo, asentadas sobre la base de cuatro pilares fundamentales: Por otra parte, en cuanto al colectivo joven, señala la necesidad de: Este es el marco general dentro del que se sitúa el Plan Joven II en materia de empleo. Se trata de un marco-diagnóstico muy coincidente con la realidad de la CAV, por lo que resulta válido para apoyar y reforzar las propuestas que se hacen en este Plan Joven II. Si bien el problema de la falta de empleo afecta tanto a personas jóvenes como a personas adultas, su especial incidencia entre las primeras justifica la atención que se le ha concedido en este Plan. Las dificultades que encuentran las personas jóvenes para la consecución de su primer empleo, la desinformación que manifiestan en torno a su formación y los sentimientos de inseguridad y desorientación con respecto al futuro son algunos de los rasgos que definen el panorama laboral con relación a la juventud. El paro es percibido hoy por las personas jóvenes como un problema relevante que dificulta su desarrollo personal y su plena integración social. La juventud debe enfrentarse hoy a múltiples y cambiantes exigencias en las demandas laborales, lo que exige un gran esfuerzo de adaptación de su formación. Muchas personas jóvenes no son capaces de adaptarse a estas nuevas demandas y caen en el desánimo en la búsqueda de empleo. Es necesario ayudar a las personas jóvenes a desenvolverse en esa nueva cultura laboral, a adaptarse a un entorno socioeconómico cambiante y más inestable, en el que cada vez va a ser más frecuente la movilidad geográfica, el reciclaje continuo y nuevas fórmulas de contratación. Asimismo, han de ser objeto de especial atención aquellos subcolectivos jóvenes que encuentran mayores dificultades en este proceso de adaptación. Este es el caso de las mujeres jóvenes, que doblan la tasa de paro de los hombres, con un 17% de su población activa desempleada frente a un 9% en el caso de los varones. También debe focalizarse la atención en otros subcolectivos, tales como el de las personas jóvenes en situaciones de riesgo y exclusión, las personas con discapacidades, las personas jóvenes inmigrantes, las infractoras y aquéllas en las que se observan indicadores de riesgo (la ausencia de habilidades sociales básicas, consumo inadecuado de drogas, problemas de escolarización, etc.). En este sentido, “...toda política destinada a erradicar la pobreza y la exclusión social debe adoptar un enfoque preventivo centrado en los jóvenes”. Cambios en la situación laboral de la juventud En los últimos años se ha dado una evolución favorable de las tasas de desempleo entre la juventud como consecuencia de la confluencia de una serie de factores, entre los que se encuentran una coyuntura económica favorable en términos generales, la gestión de tal coyuntura por parte de los agentes implicados, y las políticas desarrolladas desde el conjunto de las administraciones públicas (europea, estatal, autonómica y municipal). Sin duda, resulta complejo ponderar con exactitud el peso que cada factor ha tenido en la disminución de las tasas de desempleo, en general, y en el descenso del paro juvenil, en particular. Sin embargo, es necesario tener presente que en ningún caso cabe considerar al empleo como una variable que responda mecánica y previsiblemente a los estímulos generados por medio de las políticas de empleo puestas en marcha desde la Administración Pública. Así, a nadie se le escapa el hecho de que, sin una coyuntura económica favorable, las políticas públicas de empleo tendrían serias dificultades para hallar un buen caldo de cultivo en el que fructifiquen las iniciativas tendentes a la disminución del paro. En todo caso, lo que sí cabe afirmarse con rotundidad es que cada agente deberá asumir en cada momento su responsabilidad en la situación del empleo y poner en marcha todas aquellas medidas que estén en su mano para facilitar el acceso a éste en el colectivo de las personas jóvenes, independientemente de su capacidad de influencia en la situación global. En definitiva, esto se resume en que, por pequeña que ésta sea, cada agente deberá hacer el máximo esfuerzo para contribuir a la mejora de la situación laboral de las personas jóvenes. Por otra parte, pese a que la situación de la juventud vasca ha mejorado en relación con la tasa de paro (del 44,4% en 1997 se ha pasado al 25,5% en el 2001 para el colectivo entre 16 y 25 años, según los datos del Eustat), paralelamente ha tenido lugar un proceso de precarización del mercado de trabajo y de las condiciones en que las personas jóvenes desarrollan su actividad laboral. El colectivo joven, y especialmente las mujeres, sigue soportando los índices de paro más altos en relación con la tasa de desempleo general. Así, reconociendo un descenso en los niveles de paro, se hace necesario abordar la cuestión de la calidad del empleo, puesto que un análisis riguroso de la situación laboral de la juventud precisa trascender las cifras generales, y abiertamente positivas del desempleo, para profundizar en el análisis de las condiciones laborales de las personas jóvenes. Así, según el informe “Juventud Vasca 2000”, el 46,2% de las personas jóvenes de la CAV que trabaja lo hace con un contrato temporal, y el 44% gana menos de 600 euros al mes. Las condiciones laborales de las mujeres jóvenes son significativamente peores que las de sus compañeros varones. Si duda, el concepto de calidad del empleo se encuentra altamente problematizado y, por lo tanto, no tiene una interpretación unívoca. Sin embargo, y sin entrar en la cuestión de cuáles son las variables que mejor definen un empleo de calidad (duración, tipo de contrato, nivel retributivo, posibilidades de formación, etc.), el hecho cierto es que, tanto el disponer o no de empleo, como el grado de calidad de éste, son elementos que tienen claras consecuencias para el desarrollo personal y social de la juventud. Esta evidencia obliga a prestar la necesaria atención al hecho constatado de la disminución de la calidad del empleo o su precarización, con la consiguiente pérdida de derechos laborales, entre otras graves consecuencias. Junto a otras causas, el proceso de precarización se explica, en parte, por el fomento de determinadas formas de contratación (contratos temporales, de aprendizaje, prácticas, etc.) ligadas a ciertas iniciativas de inserción laboral, y al aprovechamiento excesivo que, en algunos casos, han hecho diversas entidades contratantes. Este hecho pone de manifiesto la necesidad de contar con marcos jurídicos que regulen la implementación de las iniciativas dirigidas a la inserción laboral de la juventud. Sin duda, fórmulas como los contratos en prácticas pueden llegar a obtener resultados positivos en los itinerarios de inserción laboral si se evitan los abusos que en muchos casos se producen. Necesidad de información más detallada sobre la situación laboral de la juventud A pesar de que los datos globales sobre la situación laboral de la juventud vasca han servido, en un primer momento, para orientar las iniciativas relacionadas con la inserción laboral del colectivo, actualmente se requiere una información más detallada. Se precisa segmentar a la población juvenil con el objeto de identificar las carencias y las dificultades de cada colectivo joven. Los datos existentes revelan que la situación del paro juvenil es más compleja, habiendo aparecido nuevas dificultades derivadas de la necesidad de adaptación constante de la fuerza productiva al mercado de trabajo. Por ello, el análisis de la estructura de paro juvenil debe incluir, junto con las variables tradicionales, otras como el nivel de instrucción y cualificación y la experiencia profesional. Se requiere una mayor implicación de los ayuntamientos en el diagnóstico de la situación laboral de la juventud de cada municipio. La referencia local debe servir, además, para concretar las demandas formativas que tienen las empresas con vistas al diseño y desarrollo de políticas de inserción laboral en cada zona.
Además de la importancia de mejorar la calidad del empleo juvenil hay que tener en cuenta la empleabilidad, teniéndose presentes parámetros como la capacidad formativa, la oportunidad de adquirir experiencia o las posibilidades de desarrollo de una carrera. En este sentido, se constata una falta de relación entre el ámbito formativo, en el que las personas jóvenes se preparan para el desempeño de su futuro trabajo, y las características, circunstancias y demandas que rodean el mundo laboral. Esa falta de sincronía y comunicación afecta tanto a la integración laboral de las personas jóvenes, como a la propia renovación del tejido económico y empresarial. Así, una paradoja apreciable es que los actuales niveles de desempleo coexisten con algunas situaciones de escasez de mano de obra para determinadas cualificaciones. Estas deficiencias están más específicamente desarrolladas en el apartado de Fortalecimiento de itinerarios formativos, dentro del área 2. Por último, hay que tener en cuenta que el fortalecimiento de los itinerarios de inserción laboral pasa necesariamente porque los y las jóvenes ocupen puestos de trabajo en los que se adquiera profesionalización. Esta profesionalización, más que a saberes técnicos, se refiere al desarrollo y adquisición de espacios de trabajo que se van dominando a lo largo de la vida laboral. A la hora de desarrollar itinerarios personales de inserción laboral se debe tener en consideración la naturaleza de los trabajos que ha ido desempeñando la persona, si han contribuido a su profesionalización o si simplemente se ha tratado de interrupciones en una trayectoria de paro recurrente, a través del uso irregular que a veces se hace de los contratos temporales. Necesidad de evaluar los resultados de las diferentes iniciativas dirigidas a la creación de empleo La implementación de diversas iniciativas dirigidas a la creación de empleo, como la obra social de Cajas de Ahorros y otras entidades que han desarrollado iniciativas y programas propios orientados a la creación de empleo joven, en combinación con una coyuntura económica favorable, ha obtenido, en general, resultados positivos. Su desarrollo ha supuesto una disminución importante del paro juvenil, sirviendo, además, para evidenciar la necesidad de afrontar la búsqueda de empleo desde una nueva perspectiva. Así, aunque las empresas siguen siendo las principales oferentes de empleo, y la contratación por cuenta ajena es, en la actualidad, el medio más importante de inserción laboral, se han promocionado nuevos canales de inserción, a través del autoempleo y la creación de empresas, que subrayan la necesidad de una mayor iniciativa por parte de las personas desempleadas. La inserción laboral de la juventud vasca ha sido también una de las principales preocupaciones institucionales en el pasado reciente. El fomento de nuevas iniciativas y programas ha concitado los esfuerzos de instituciones y entidades intermediarias. Nunca han existido tantos recursos para la creación de empresas. Tras un largo periodo de diseño y aplicación de nuevas propuestas, es hora de realizar una reflexión y evaluación con detenimiento, desde una perspectiva general, de los resultados obtenidos, que permita conocer la rentabilidad, en función de empleo creado, de las fuertes inversiones realizadas. Para ello, los instrumentos de evaluación deberán ser adaptados a las características de estas nuevas iniciativas. Tal evaluación deberá realizarse desde una perspectiva que integre los logros en términos cuantitativos, así como en términos cualitativos (cuánto empleo y qué tipo de empleo). Asimismo, no debe perderse de referencia la realidad del entorno europeo a la hora de establecer comparaciones entre los datos obtenidos. Educación y empleo El sistema educativo, en su conjunto, debe reflejar y dar respuesta a los cambios que en los últimos años han tenido lugar en el mercado de trabajo. En este sentido, desde el punto de vista de la inserción laboral no es suficiente contar con una población activa muy cualificada. La cualificación debe adaptarse a las necesidades presentes, futuras y esperadas del tejido productivo. Para el ajuste y necesaria optimización de las iniciativas institucionales dirigidas a la inserción laboral de las personas jóvenes se precisa la implicación del sistema educativo. Así, los diferentes centros de enseñanza deberán incluir en su programación aspectos relacionados con los cambios en el mercado laboral y en la cultura del trabajo. Se deberá dar más importancia a la capacidad de adaptación y al manejo de las diferentes técnicas de búsqueda de empleo. Asimismo, el sistema educativo deberá acercar el mundo de la empresa a las personas jóvenes, fomentando los valores positivos relacionados con ella, tales como la iniciativa o la capacidad emprendedora. Finalmente, el sistema educativo deberá ser capaz de afrontar los desgastes y frustraciones derivados de la búsqueda de empleo y de la transición de las personas jóvenes por los diferentes itinerarios de búsqueda de empleo. La figura del orientador u orientadora profesional, convertido en consejero o consejera de la carrera profesional, debe ser capaz de alentar y motivar la búsqueda de empleo, sin caer en el paternalismo ni en el excesivo proteccionismo. La incorporación de jóvenes al sector agrícola y pesquero El sector primario también se establece como un ámbito importante a la hora de facilitar puestos de trabajo entre las personas jóvenes, aspecto que debe tenerse en cuenta para no focalizar exclusivamente la atención en los ámbitos industrial y terciario. Es más, dada la situación actual, se considera fundamental intervenir en estos sectores para posibilitar el relevo generacional. He aquí unos datos que reflejan esta necesidad: de un total de 40.000 explotaciones censadas en la CAPV en 1999, tal solo en el 10% la persona titular es menor de 40 años, y de éstas, el 51% realiza otra actividad laboral. Por el contrario, un 5% de explotaciones se mantiene con titulares cuya edad supera los 80 años. Durante los últimos 10 años, el porcentaje de jóvenes ha disminuido en 2 puntos y tan solo se han incorporado al sector unas 3.000 personas jóvenes en ese periodo. Tales cifras revelan la situación preocupante de envejecimiento que vive el sector agrario y, además, ponen de manifiesto que seguramente es el sector productivo de nuestro país que más dificultades presenta a la hora de captar empleo juvenil. A diferencia de otros sectores, aquí el problema no estriba solamente en la posibilidad de acceso, sino también en la voluntad de acceso. Algunas variables que determinan este diagnóstico son: las preferencias de las personas jóvenes por otros sectores, la escasa movilidad del suelo agrario, la imagen laboral negativa que presenta el sector, las duras condiciones de trabajo, las bajas rentabilidades y fuertes inversiones, etc. Muchos de estos aspectos son compartidos tanto en el ámbito agrícola como en el pesquero, de ahí la necesidad de un abordaje específico de éstos en el Plan Joven. Es necesario analizar, desde una óptica global y multidisciplinar, los aspectos más importantes (a favor y en contra) que inciden en la incorporación y posterior mantenimiento de jóvenes en el sector primario vasco para, de esa manera, instrumentar la puesta en marcha de medidas y actuaciones que, junto con las ya existentes, impulsen definitivamente el relevo generacional. Así, pues, es necesario abordar con urgencia un proceso de relevo generacional que permita la supervivencia de un sector estratégico para nuestro país por muchos motivos: ocupación del territorio, conservación del entorno medioambiental, producción de alimentos de calidad, motor de la actividad en el medio rural, etc. El reparto de funciones en la creación de empleo: el compromiso empresarial y el nuevo papel de las instituciones locales Tradicionalmente, los agentes sociales han participado en las diferentes iniciativas dirigidas a la creación de empleo desde la implementación de tales medidas, desarrollando funciones concretas y estableciendo contacto con las personas beneficiarias de los diferentes programas. El conocimiento acumulado en el desarrollo de tales tareas debería estar presente en los ámbitos de planificación y programación de futuras iniciativas. Se detecta una demanda de los agentes sociales y las entidades intermediarias de aumentar su participación en los niveles de planificación y creación de futuras iniciativas. El incremento de la participación reduciría los problemas derivados de la falta de coordinación entre los distintos programas. Para lograr un mayor ajuste de las iniciativas de inserción laboral, se precisa información concreta y detallada, tanto de las características de las personas jóvenes, como del tejido económico en el que más directamente se desenvuelven. La satisfacción de esta demanda pasa por aumentar el protagonismo de los ayuntamientos en la gestión y planificación de las iniciativas de inserción laboral, dado su mejor conocimiento de lo local y su mayor accesibilidad. Por tanto, la administración local debe ser la que determine las prioridades de aplicación en su territorio de las estrategias establecidas por el Gobierno y por la Diputación. Además, los ayuntamientos deberán coordinar el trabajo de los agentes sociales y entidades intermedias actuantes en el municipio, supervisándolo y velando por que responda de manera adecuada a las necesidades del municipio. Las empresas y otras entidades con capacidad de contratación deben seguir comprometidas con las iniciativas dirigidas a la empleabilidad de las personas jóvenes (colaboración con el sistema educativo, prácticas en las empresas...), y con las mejoras en las condiciones de trabajo (empleo cualificante y potencialmente duradero), para evitar la precariedad y las pérdidas de productividad y de capital social. Por otro lado, es necesario poner de manifiesto el actual desencuentro de los agentes sociales en temas de vital importancia como, por ejemplo, aquéllas que tienen que ver con el reparto de empleo. Por lo tanto, se considera de vital importancia poner los medios necesarios para que los foros existentes en materia de empleo cobren el protagonismo que les corresponde como puntos de encuentro.
Los objetivos marcados sugieren el establecimiento de las siguientes líneas de intervención: Línea de intervención 1.1.Impulso
de una política coordinada orientada a la creación y mantenimiento
de empleo para las personas jóvenes a través de la adopción
de medidas de acción positiva, aplicación de ventajas fiscales
y de subvenciones a la contratación |