| 3.3. EL IMPULSO DE LA ADMINISTRACIÓN (GOBIERNO VASCO, DIPUTACIONES FORALES Y AYUNTAMIENTOS DE CAPITALES) El Gobierno Vasco entiende que la Política de Juventud es una política prioritaria en la acción del Gobierno. En este sentido, aboga por un salto cualitativo que propicie la labor de sensibilización y concienciación en las políticas de juventud de las Administraciones Públicas Vascas. Reconociendo, pues, la necesidad de dicho salto cualitativo, hay que subrayar que el impulso que ha de recibir el Plan Joven II parte de una situación favorable en términos generales, pero no ideal, en la medida en que existe todavía un largo camino por recorrer. Los elementos que hacen que el punto de partida sea positivo son los siguientes: Así, en la actualidad se está poniendo en marcha medidas que contribuyen a lograr que el Plan Joven obtenga el impulso que precisa. Entre estas medidas destacan: Reconociendo la existencia de una coyuntura favorable,
implicar a las diferentes instituciones en el desarrollo práctico
del Plan Joven supone profundizar en determinados elementos: definición
del perfil del Plan Joven II, la socialización política,
la diferencia entre Gazte Plana y las políticas de juventud,
los instrumentos, los recursos y la coordinación. El perfil del Plan Joven Una cuestión fundamental es definir exactamente qué es el Plan Joven II. A continuación se ofrece una visión general de los rasgos fundamentales del mismo. Políticas de juventud, Gazte Plana y planes estratégicos Dado que al hablar de Plan Joven como el Plan integral
de políticas de juventud pueden darse equívocos que desfiguren
el sentido y alcance de dicho Plan, resulta necesario definir la relación
entre políticas de juventud, Gazte Plana y planes estratégicos. Se entiende por políticas de juventud toda intervención, directa o indirecta, que tiene como destinatario/a final las personas jóvenes. Al decir "toda intervención" nos referimos a un amplio espectro de actuaciones: formación, investigación, profesionalización, subvenciones, programas, infraestructuras, etc., en un marco interdisciplinar: sanidad, empleo, ocio y tiempo libre, educación, etc., y adecuado a la realidad de la situación, las prioridades de intervención y los recursos posibles para incidir en dicho momento. Es el conjunto de intervenciones interinstitucionales lo que obliga a ubicar a cada institución o agente social en su propia política de juventud. Dicho esto, parece razonable entender, tras la lectura del presente documento Gazte Plana II, que la vocación, la intención y el diseño del mismo no tratan de abarcar todo el conjunto de lo que es o debe ser una política de juventud, sino que más bien se debe entender como el mejor instrumento para llegar a sistematizar y activar una dinámica, siempre cambiante, de las políticas de juventud. Gazte Plana Este concepto de “instrumento” que se puede y debe atribuir al Gazte Plana viene precedido por tres cuestiones básicas. La primera se refiere al diagnóstico. Esta vocación del Gazte Plana de disponer de un conocimiento real y completo del mundo juvenil y sus problemas, utilizando para ello el Observatorio Vasco de la Juventud, de desarrollar mecanismos de seguimiento de las transformaciones en el tiempo de toda esta realidad y, también, de definir los puntos más demandados del mundo juvenil, constituye un pilar fundamental en cuanto al carácter instrumental del Plan. La segunda razón hace referencia al consenso logrado
para explicitar las 5 áreas de actuación, con sus líneas
de intervención y acciones, que pretenden concretar el qué
hacer, y por quién, en los años de vigencia del Plan. Es
evidente que ante la realidad tan compleja y tan amplia como es el mundo
joven y sus necesidades, el reducir a un mínimo de acciones prioritarias
el conjunto de objetivos planteados sólo puede interpretarse como
un compromiso de mínimos con un importante consenso. En este sentido,
focalizar unas prioridades desde una visión conjunta y que no condicione
lo que se quiera hacer además o en paralelo es una característica
del Gazte Plana. Hay que entender que todas las acciones planteadas son
prioridades del trienio y además fruto de un diagnóstico
consensuado. Los planes estratégicos La coherencia con todo lo anteriormente dicho, el diferenciar las políticas de juventud y el Gazte Plana, teniendo en cuenta su interdependencia, solamente puede resolverse a partir de los planes estratégicos. Se entiende por “plan estratégico” el plan de trabajo elaborado por cada institución, o subunidades de la misma, como los Departamentos en el caso del Gobierno Vasco, e incluso de los diferentes agentes sociales, y que recoge una previsión de compromisos e intervenciones en política de juventud a medio o largo plazo. Por lo tanto, la Política de Juventud de la CAV sería el conjunto de planes estratégicos de las diferentes instituciones públicas o privadas, elaborados a partir de las condiciones creadas por el Gazte Plana. Esos planes estratégicos estarían configurados por dos apartados: Acciones del Gazte Plana. El conjunto de instituciones públicas o privadas, a partir del marco de las acciones enunciadas en el Gazte Plana, decide y programa qué acciones, con qué presupuesto y con qué indicadores de evaluación se compromete anualmente a realizar y evaluar. Tal decisión es responsabilidad de la Junta Rectora y, en última instancia, de cada institución. Otras acciones de política juvenil. A ninguna institución le bastaría con realizar solamente acciones planteadas en el Gazte Plana. Por historia, por diagnóstico, por acuerdos y consensos con la realidad social, cualquier institución pretende realizar acciones dirigidas a la población juvenil, independientemente de que estén explicitadas o no en el documento del Gazte Plana para el trienio en vigencia. Este conjunto de acciones, cuyo presupuesto y objetivos corresponde a cada institución, constituye una necesidad para el conjunto la sociedad. Estas acciones deben cumplir los requisitos de estar dentro de las competencias propias, depender de la voluntad política de la propia institución y ser viables con los recursos propios, humanos o económicos. No podemos olvidar que, en algunos casos, la realización de determinadas acciones en favor de las personas jóvenes, consideradas de interés y necesidad desde una institución, sólo pueden hacerse con la ejecución de compromisos de diversa índole (legislación, financiación, diseño, etc.) de varias instituciones. Dado que la posibilidad de su realización no resulta del ejercicio de una única voluntad política, ya que se requiere el acuerdo y compromiso de varias voluntades políticas, estas acciones deben plantearse no sólo como un enunciado de qué, su costo y sus indicadores, sino también y, fundamentalmente, con los recursos y necesidades de acuerdos, coordinación, debate y reflexión. En resumen, los planes estratégicos van más allá del Gazte Plana, pero a partir de él. El objetivo es llegar a realizar, por parte de cada una de las instituciones públicas y entidades privadas, los correspondientes planes estratégicos, que estarán referenciados desde el Gazte Plana. Recursos Para plantearse el tema de los recursos económicos que conlleva las políticas del Gazte Plana es necesario definir con claridad el sentido del proceso puesto en marcha con este Plan a lo largo de las tres etapas que lo configuran. Primera etapa: Un marco general consensuado Se ha consensuado un diagnóstico de situación
de la juventud vasca, se ha elaborado una propuesta de temas prioritarios
definidos como líneas de intervención en las cinco áreas
temáticas que agrupan las políticas de juventud, y se ha
definido un conjunto de acciones que deberían ponerse en marcha,
a lo largo de tres años, para atender las necesidades de la población
juvenil, en base a necesidades, a prioridades, y a la situación
existente o previsible a lo largo de este período de tres años.
Así, pues, el presente documento, como primer paso del proceso, no enuncia ni define ningún tipo de cuantificación, ni presupuestaria ni de indicadores de ejecución. Es el marco para el trabajo y concreción de posteriores compromisos. La pretensión es que la Junta Rectora del Gazte Plana, como órgano donde están representadas políticamente todas las instituciones, someta ese texto consensuado al análisis de los distintos órganos políticos institucionales: Consejo de Gobierno Vasco, Comisión Parlamentaria, Consejos Forales, Ejecutiva de Eudel y Plenos Municipales, a fin de que sea aprobado como marco y acuerdo para focalizar las políticas de juventud en la CAPV y proceder, además, a un proceso capaz de ir definiendo el qué, el cómo y el cuándo de todos los temas que configuran la realidad interdisciplinar del mundo joven. Esta etapa acaba con la aprobación del presente documento. Segunda etapa: Compromisos anuales Una vez que el texto del Gazte Plana II está aceptado políticamente, a comienzo de cada año, cada institución tiene el compromiso de programar, en función del análisis propio, la ejecución de las acciones explicitadas en el documento, indicando presupuesto para su desarrollo y los indicadores que permitan sistematizar la cobertura que se vaya a realizar. La decisión de qué acciones va a poner en marcha, la disponibilidad presupuestaria y los indicadores de evaluación corresponde única y exclusivamente a la responsabilidad política de cada institución. El hecho de aceptar globalmente el documento del Gazte Plana II no significa la obligatoriedad de un compromiso con todas las acciones planteadas más allá de la valoración y decisión que cada institución tome, en función de su ubicación en la responsabilidad de hacer política para las personas jóvenes. Dado que, a partir del marco teórico que representan las acciones del Gazte Plana, es cada institución quien debe comprometerse en el desarrollo de esta segunda etapa, concretando su compromiso presupuestario, también será responsabilidad de cada institución el prever de dónde obtendrá los recursos económicos para financiar dicho compromiso, bien sea de sus propios presupuestos, bien sea de subvenciones recibidas de otras instituciones, o bien sea de programas europeos o de cualquier otra vía de financiación. Todo ello independientemente de si dichas acciones corresponden a acciones que ya se venían desarrollando en la institución o fuesen acciones que se plantease realizar por primera vez, en cuyo caso obligaría a definir un gasto nuevo en los presupuestos habituales de la Institución. Ahora bien, la estructura del Gazte Plana permite constituirse como animador de la búsqueda de recursos que actúen como palanca de funcionamiento e impulso del Plan y, sobre todo, de aquellas acciones que se establezcan dentro de un marco de encuentro interinstitucional para llevar a cabo determinadas actuaciones de responsabilidad compartida por varias instituciones o acciones de impulso del Plan. El conjunto de todos los compromisos de todas las instituciones para cada uno de los años se remitirá anualmente a la Comisión de Mujer y Juventud del Parlamento. Tercera etapa: Evaluación anual La ejecución del gasto previsto en cada institución para aquellas acciones asumidas como compromisos será uno de los retos a lo largo del año en curso en cada institución y, además, tema de reflexión y debate de la Junta Rectora y su Comisión Técnica. Una vez finalizado el año, y, por lo tanto, el ejercicio presupuestario, se elaborará un informe sobre el nivel de ejecución presupuestario y cumplimiento real de los indicadores previstos, así como de las razones y explicaciones que se requieran en los casos en los que ni el gasto real ni los indicadores coincidan con los programados. Dicho informe se remitirá igualmente a la Comisión de Mujer y Juventud del Parlamento. Coordinación Ha de tenerse en cuenta que el propio carácter interinstitucional del Plan implica necesariamente la coordinación, ya que sin ella difícilmente se puede desarrollar y cumplir los objetivos que se han consensuado. En el desarrollo del Plan, se revela como fundamental la coordinación intraterritorial, para que las acciones de cada Diputación y los correspondientes Ayuntamientos sean coherentes, ya que van dirigidas al mismo colectivo de jóvenes. Además, no debe olvidarse la importancia de la coordinación interterritorial e interinstitucional. Uno de los objetivos del Plan Joven I ha sido marcar unas directrices generales que sirvan de referente para que cada entidad desarrolle su propia dinámica. Una vez cumplido este objetivo, el siguiente paso será ordenar y priorizar acciones de una forma más concreta para que, individualmente, cada institución efectúe ese desarrollo del Plan Joven II. Aunque el objetivo fundamental es que cada institución desarrolle individualmente el Plan Joven II, una posible línea de reflexión y posterior trabajo podría situarse en el establecimiento de una serie de líneas comunes que, de alguna forma, coordinen el trabajo entre las entidades, respetando, por su puesto, la idiosincrasia y la filosofía de cada una de ellas. El Plan Joven II debe buscar, por tanto, la relación y coordinación entre Diputaciones por un lado y Ayuntamientos de las tres capitales por otro. Esta situación de coordinación para buscar políticas homogéneas de intervención tiene las siguientes virtualidades: |