| 1.2.1. CARACTERÍSTICAS DEL PLAN JOVEN I Para comprender la verdadera dimensión del Plan Joven I como planteamiento de la política de juventud desde una perspectiva integral, hay que hacer alusión a sus tres elementos más significativos: el compromiso institucional, el desarrollo de una política de acción positiva y la definición de programas concretos. Compromiso interinstitucional En relación con el compromiso interinstitucional, el Plan Joven I ha perseguido los siguientes objetivos: Optimizar todo el trabajo realizado por las Instituciones (Gobierno Vasco, Diputaciones y Ayuntamientos) en beneficio de las personas jóvenes. A la hora de elaborar el Plan Joven I se tuvo especial cuidado en tomar como punto de partida el conjunto de actuaciones institucionales destinadas a las personas jóvenes en campos tan diversos como el empleo, la educación, la vivienda, la salud o el ocio. El Plan Joven I, por lo tanto, ha impulsado actuaciones que estaban ya en marcha, junto con otras nuevas. Desarrollar una única línea de actuación interinstitucional e interdepartamental para, además, liderar y dinamizar la participación de los agentes sociales. La necesidad de unificar las líneas de actuación de los tres niveles institucionales venía exigida por el carácter integral del Plan. Aunque la aplicación de las acciones que han conformado el Plan ha sido responsabilidad de cada institución, las actuaciones de las Administraciones Vascas han sido diseñadas como respuesta a orientaciones y mensajes comunes. Asimismo, ha sido vocación del Plan colaborar con todos los agentes que inciden, de manera directa o indirecta, en la realidad juvenil. Cooperación interinstitucional en diferentes planos (competencial, presupuestario, en el ámbito de recursos humanos y de evaluación) para evitar duplicidad de esfuerzos, solapamientos de tareas y funciones, y para lograr una mayor complementariedad y rentabilización de las actuaciones y de los beneficios sociales. Consensuar política y socialmente un Plan de Juventud con el apoyo de la mayoría de la ciudadanía de Euskadi. Acción positiva El Plan Joven I ha tenido, en este sentido, las siguientes metas: Favorecer al colectivo joven, al estar éste en una situación comparativa de desigualdad con relación a otros sectores sociales. Manifestar la vocación transformadora de la realidad social, capaz de generar una dinámica positiva de tensión entre utopía (impulso ético, dirección en la que se pretende caminar) y realidad (pragmatismo, disponibilidad de recursos), para regenerar y avanzar en el desarrollo de las propias políticas llevadas a cabo. Ser abierto y dinámico en su génesis y desarrollo, mediante un proceso de socialización. Desde su concepción como un plan abierto y flexible, uno de sus cometidos fundamentales ha consistido en el acercamiento a la sociedad vasca para responder de la mejor manera posible a sus demandas en relación con las personas jóvenes. Programas concretos El Plan Joven I se ha caracterizado por: Recoger un número reducido pero significativo de líneas de intervención, para evitar la dispersión de esfuerzos y la pérdida de eficacia, propia de los planes excesivamente amplios en número de líneas de actuación. A tal fin, se determinaron las acciones estratégicas de mayor relevancia y eficacia. Ello no supuso partir de cero, o plantear un esquema rígido incapaz de adaptarse a las características específicas de un determinado lugar o institución, sino dotar al Plan de un carácter vertebrador y rector, dentro del cual el conjunto de iniciativas ya existentes ha ido adquiriendo mayor coherencia. Estar sujeto a una temporalidad concreta, de 3 años, que ha permitido una mayor eficacia social de las políticas implantadas y trabajar con una perspectiva a medio plazo que ha favorecido formas de reorientación permanente. Ser fácilmente evaluable, mediante acciones perfectamente identificadas que han permitido conocer el impacto real de las propuestas y su readecuación constante a los cambios sociales. |