Departamento de Educación

II Plan Joven

1.1.3. SITUACIÓN DE LAS PERSONAS JÓVENES

A continuación se realiza una breve descripción, en términos estadísticos, de la situación que viven las personas jóvenes (1). Con ello únicamente se busca ilustrar, de una manera sencilla, cuáles son algunos de los principales problemas a los que deben hacer frente, en general, las políticas de juventud, y, en particular, el Plan Joven II.

Si se parte de la percepción subjetiva que tienen las personas jóvenes sobre aquellos problemas que más les preocupan, se observa que, sin lugar a dudas, el trabajo es la principal inquietud: así lo afirman seis de cada diez personas jóvenes. Bien es cierto que esta preocupación es mayor en las personas de más de 20 años, que ven más de cerca la necesidad de acercarse al mundo laboral. Ello apunta hacia la consideración a efectos del Plan Joven II, de dos subcolectivos a distinguir, a saber, el de las personas menores de 20 años y el de las mayores hasta, aproximadamente, los 30.

Si se observan los datos disponibles sobre la situación ocupacional de las personas jóvenes, destaca el notable descenso de la tasa de paro en ese colectivo, que de 1997 al año 2000 ha pasado del 43% al 13% (en referencia a la población activa). Sin embargo, pese a que en términos cuantitativos, efectivamente, se ha producido un importante descenso del paro juvenil, se aprecia un importante nivel de precariedad y temporalidad en el trabajo, ya que únicamente tres de cada diez jóvenes tiene un contrato indefinido.

Por otra parte, el 43,5% de las personas jóvenes que trabajan dispone de un salario mensual inferior a los 600 euros. En el caso de las mujeres jóvenes trabajadoras esta cantidad se reduce aún más, ya que mientras en el caso de los varones el 36,1% obtiene unos ingresos inferiores a los 600 euros, en el caso de las mujeres trabajadoras esta cifra asciende hasta el 52,2%.

Queda en evidencia, pues, que es muy largo todavía el camino a recorrer en materia laboral juvenil y de igualdad.

El segundo foco de preocupación es la vivienda, así lo afirma el 31% de las personas jóvenes. De la misma manera que en cuestiones relativas al trabajo han de considerarse dos estratos de edad, en materia de vivienda el grupo a considerar prioritario es el de las personas jóvenes entre los 25 y los 35 años. El motivo de ampliar el umbral superior del colectivo joven de los 30 a los 35 es que, según los datos disponibles, únicamente el 20% de las personas entre 25 y 29 años está emancipada. Ello lleva a considerar adecuado prolongar, al menos, hasta los 35 años el límite que acota el colectivo objeto de intervención prioritaria, ya que en términos generales la necesidad de emancipación se acusa más a medida que se avanza en edad.

Evidentemente, es el precio de la vivienda el principal elemento que dificulta la emancipación (así lo señala el 91% de las personas jóvenes), por lo que esta dificultad se muestra estrechamente ligada a la cuestión laboral. Cabe señalar que el promedio de ingresos mensuales netos para las personas jóvenes que trabajan se sitúa en torno a los 700 euros, con lo que, en tales condiciones, y teniendo en cuenta el precio de la vivienda, resulta bastante complicado el acceso a la misma.

La tercera preocupación de las personas jóvenes es el terrorismo, aludido por el 19%, preocupación que aumenta por tramos de edad. Así, entre los 15 y 19 años es mencionada por el 11%, mientras que entre los 20 y 24 años preocupa al 20%, y, finalmente, entre los 25 y 29 años aumenta hasta el 25%. Es, por tanto, una preocupación que, al igual que en el caso de trabajo y vivienda, tiene una mayor incidencia en edades más adultas. En el Capítulo 2 se aborda detenidamente el problema de la violencia juvenil, al igual que el mundo de los valores, y se enfatiza la necesidad de un tratamiento transversal de la misma.

Otros ámbitos, como el de la salud y la acción social, la educación o el ocio no aparecen entre las principales preocupaciones. Sin embargo, existen datos que muestran una fuerte percepción de situaciones problemáticas sobre las que es necesario incidir. Y es que una de cada dos personas jóvenes opina que la principal causa de que haya pobreza en la sociedad es que la misma sociedad es injusta. En la lucha contra esta pobreza, asimismo, sería necesaria una fuerte transformación social, según una de cada dos personas jóvenes, y la colaboración de las instituciones de ayuda social, según tres de cada diez jóvenes.

En el ámbito de la salud y la acción social llama la atención el que el 54% de las personas jóvenes considere que los problemas psicológicos están extendidos entre la juventud. En efecto, se ha constatado que un trastorno emocional como la depresión constituye la tercera causa de muerte entre las personas jóvenes de entre 15 y 24 años. Asimismo, se estima que aproximadamente 1 de cada 20 niños/as y adolescentes tendrá un proceso depresivo antes de cumplir los 19 años.

La sexualidad, los accidentes de tráfico y el consumo de drogas constituyen algunos de los núcleos problemáticos en el colectivo de las personas jóvenes. Un 43,7% no habla con su familia sobre métodos anticonceptivos, mientras que el 42,2% no lo hace sobre las enfermedades de transmisión sexual. Por otra parte, nueve de cada diez personas jóvenes consideran que el consumo de drogas legales está extendido, siendo siete de cada diez las que opinan lo mismo respecto de las ilegales.

En todo caso, parece conveniente distinguir entre dos subcolectivos en lo que tiene que ver con salud y acción social: un primer colectivo en el que es posible trabajar con más éxito la prevención (de 12 a 18 años) y un segundo colectivo que requiere de una intervención más directa (de 18 a 30 años, aproximadamente).

En cuanto a la educación y la formación para el empleo, conviene distinguir también varios colectivos. En el ámbito educativo, el objeto prioritario es el de las personas de entre 15 y 25 años, mientras que, en el área de formación para el empleo, ha de ampliarse algo el estrato de edad, hasta los 30 años aproximadamente.

Finalmente, la gran variedad de actividades ligadas al ocio permite considerar un espectro muy amplio de personas jóvenes, desde los 15 años hasta los 30 aproximadamente. Dentro de las actividades de ocio destacan las ligadas al movimiento asociativo. Un 42% de las personas jóvenes afirma participar en alguna asociación. Dentro de este tipo de participación destaca la ligada a asociaciones de carácter deportivo, en las que participan aproximadamente un 20% de la población juvenil. Asimismo, un 55% de las personas jóvenes afirma ser muy aficionada al deporte, siendo esta afición más notable entre los varones.

Haciendo un repaso por las diferentes áreas, se concluye que el concepto “joven” tiene diferentes variantes dependiendo del fin que persiga la clasificación, es decir, ser joven a efectos laborales no es lo mismo que ser joven a la hora de enfocar cuestiones de acción social o salud, en las que la necesidad de abordar la prevención obliga a descender, como mínimo, hasta los 12 años, o en el caso del acceso a la vivienda, que asciende, al menos, hasta los 35 años. Así, el Plan ha de considerar un concepto de joven en términos relativos y no de manera absoluta e inflexible, ya que únicamente de esta forma logrará ajustar sus actuaciones.

La juventud, tal y como ha sido descrita más arriba, deberá hacer frente en los próximos años a una serie de desafíos a tener en cuenta a la hora de diseñar políticas de juventud.

El Libro Blanco de la Juventud Europea destaca los siguientes factores (2):

  • Evolución demográfica. Las tendencias demográficas de los países de la Unión Europea coinciden en señalar un progresivo envejecimiento de la población europea y una disminución de los grupos de edad más jóvenes. Así, las personas jóvenes de 15 a 24 años pasarán en los próximos 20 años del 12,4% actual al 10,9%, respecto a la población total. La consecuencia más inmediata de la pérdida de peso demográfico será la necesidad de recurrir a recursos humanos exteriores a la Unión Europea, lo que implicará una diversificación de nuestras sociedades, siendo preciso gestionar esta heterogeneidad creciente.

  • Transformaciones en la juventud. Junto a los datos demográficos, el Libro blanco de la Juventud Europea destaca cambios, de carácter cualitativo, en la situación de las personas jóvenes:

    --La prolongación de la juventud.
    --Desaparición de itinerarios de vida lineales (superposición de fases de la vida).
    --Los modelos colectivos tradicionales pierden su pertinencia a favor de trayectorias personales cada vez más individualizadas.

  • Implicación de las personas jóvenes en la vida pública. Se evidencia un deseo de participación de la juventud en los asuntos públicos, pero según fórmulas de compromiso más individuales y concretas, fuera de las estructuras y mecanismos participativos tradicionales.

  • Imagen contradictoria del proceso de integración europea. La juventud valora positivamente el proceso de integración europea, destacando sus valores más instrumentales; sin embargo, percibe a las instituciones que gestionan este espacio como entes lejanos.

  • Globalización. A pesar de que la juventud ha hecho suyos los principales productos del proceso de globalización (por ejemplo, el uso de las nuevas tecnologías de la información), rechaza una serie de consecuencias en nombre de la justicia social.

    (1) Epígrafe elaborado a partir del informe Juventud Vasca 2000, del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, y el informe Retratos de Juventud 1999-2000 (Octubre de 2001), del Gabinete de Prospección Sociológica.

    (2) COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS. “Libro Blanco de la Comisión Europea. Un nuevo impulso para la juventud europea”, Bruselas, 21.11.2001.