Departamento de Cultura y Política Lingüística

Puente colgante de Bizkaia

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La edad de Oro del Hierro

El Puente Vizcaya: 728.447 kgs. de hierro, 10.629 remaches, 88.248 kgs de cable, 21.041 tornilloEl "Puente Vizcaya" es uno de los grandes monumentos supervivientes de la Revolución Industrial europea.  Constituye el punto culminante y la más elevada expresión de la milenaria tradición cultural del hierro vasco, cuyos productos tuvieron una decisiva influencia en la historia de la fachada atlántica europea y la América Latina a través de los siglos. Se alza imponente en la entrada de la Ría de Bilbao y da testimonio de ese pasado metalúrgico. Desde entonces Bilbao ha cambiado mucho, pero el símbolo de hierro de la Edad de Oro de la industria vasca sigue intacto.

A finales del siglo XIX la Ría era una amalgama de complicaciones y oportunidades: intenso tráfico naval, fuertes mareas, vientos tempestuosos y medio millón de pasajeros anuales cruzando en bote de una margen a otra, obstaculizando la navegación y con dificultades para embarcar y desembarcar.

Ejemplo de arquitectura minimalista Construir cualquier puente en esas condiciones era muy difícil... pero se hizo. Como la niebla de la alborada, flotaba sobre las aguas de la Ría el preludio de una formidable expansión económica y urbanística. Nunca como entonces Bilbao había sido tan rico, ni se había sentido tan protagonista y dueño de su destino.

Había comenzado la explotación masiva del mineral de hierro, destinado a la exportación. Un rico filón de hierro de más de 25 kilómetros de longitud, que con anterioridad había permitido a la Corona española transformar a los pueblos de su imperio, y que ahora, sometido a exportación y elaboración industrial, daría lugar a un asombroso florecimiento capitalista.

 Torre EiffelEl tráfico minero hacía posible la expansión de las compañías navieras y, progresivamente, de otras muchas actividades. Nacía una banca diversificada y moderna, se formarían compañías hidroeléctricas, de seguros, químicas, papeleras…En definitiva, emergía un nuevo modelo económico plenamente integrado en el capitalismo industrial.

La anterior burguesía mercantil tradicional terminaría por fusionarse con los nuevos plutócratas, configurando en torno al cambio de siglo una opulenta élite económica. Esta activa burguesía de Bilbao proporcionará el impulso para la transformación del Abra y su entorno, y el Puente Vizcaya será considerado desde el primer momento como el arco de triunfo de esta naciente civilización industrial.

Pabellón de la épocaLa clase dirigente irá asentando sus residencias estivales en la villa medieval de Portugalete y los arenales de Getxo. Mientras, en el resto de la margen izquierda de la Ría se producía un enorme desarrollo industrial y la consiguiente degradación del hasta entonces relativamente idílico paisaje.

El Getxo y Portugalete de la época proyectaban un "glamour" similar al de Brighton, Montecarlo, Baden-Baden, Montecatini, o más cerca, la propia San Sebastián. Por el contrario, la margen izquierda reproducía el modelo de los espacios mineros y fabriles de Manchester,  Gales o la cuenca del Rhur.  

Revolución industrial de Bizkaia En 1893, cuando el Puente se construye, el turismo estival era la actividad clave en Getxo y Portugalete. Paulatinamente la dinámica industrial "se come" la playa portugaluja y los grupos burgueses marchan a Getxo. El Puente Colgante -como el ferrocarril entre Bilbao y Getxo, otro ingenio con alma de hierro y que también se inagura en 1893- afianza su viabilidad en la fijación definitiva de residencias en los alrededores, algo que no ocurrió con sus homólogos de otros lugares de Europa, muchos de los cuales hoy ya no existen.
El Puente Vizcaya representa por lo tanto un testimonio excepcional de la cultura industrial. Sus materiales y técnica de construcción son los más representativos de la Revolución Industrial en la segunda mitad del siglo XIX, y su gestación y alzamiento suponen la victoria de la ingeniería aplicada en su capacidad de vencer las dificultades del medio natural, para mejorar las condiciones de vida y facilitar las posibilidades de comunicación de la población de un territorio.

Después de más de cien años el monumento que une ambas márgenes de la Ría de Bilbao sigue en su sitio y conserva el diseño original, intacto tanto en su materia constructiva como en las técnicas de reparación que le han sido aplicadas. Perdura y se mantiene fiel a la ubicación, el espíritu, el uso y la expresión de la obra tal y como fue creada en el siglo XIX y dispone, por lo demás, de las medidas legales de protección y de los mecanismos de gestión adecuados para asegurar su perfecta conservación para las futuras generaciones.

 

 

Fecha de la última modificación: 07/09/2016