Memoria lunar es una obra muy representativa del último premio Bancaja de pintura. Dotado de un sentido plástico muy refinado, Javier Alkain insiste en la repetición de un motivo hasta ocupar toda la superficie del cuadro. Esta invasión del lienzo, por el mismo gesto, signo o símbolo, se traduce en una ágil y dinámica caligrafía propia que apura los ritmos tanto como los espacios. El gesto menudo ordena y estructura la obra mientras el color actúa como base de una sensibilidad exquisita.
La convivencia entre lo firme y lo sutil son los mejores argumentos de Alkain quien representa en este cuadro un paisaje nocturno tejido de diferentes recuerdos expresados mediante un solo signo, según sus palabras. Pequeños trazos, horizontales y verticales, que son restos de vestigios de luz nocturna pertenecientes quizás a un paisaje urbano o a la memoria lunar de una ciudad cualquiera