Cualquier disculpa es buena para organizar una comida, o un cena y  la cocina no queda restringida a la casa y al restaurante. La cocina se implanta también en otros lugares, en los "txokos".

En torno al fuego, a la mesa y al mantel, aparecen las sociedades gastronómicas que unen a los amigos con la disculpa de un buen vaso de vino o de sidra y un buen plato de alubias o patatas. Los socios del txoko cocinan con productos de calidad y en abundancia.

Estas sociedades se extiende por toda Euskal Herría, pero dónde mayor implantación registran es en Gipuzkoa y en San Sebastián. En cualquier calle aparece un txoko que reune a los comensales para hacer terapia de grupo, cuando sea necesario.

Si la cocina ha sido reino de la mujer, el txoko tenía como dueño y señor al hombre. Una costumbre que todavía persiste en algunas sociedades gastronómicas es no permitir la entrada a las mujeres, costumbre que va desapareciendo.

En cualquier caso, en estos centros la sana rivalidad entre sus socios propicia meús exquisitos y la conservación y recuperación de viejas recetas. Es conveniente visitar una sociedad gastronómica, aunque para ello se debe disponer de la invitación de un socio.