El Santuario de Arantzazu, de concepción moderna y de gran interés arquitectónico en un intento de integrarse con la agreste naturaleza del lugar, fue construido por los arquitectos Francisco Saiz de Oiza y Luis Laorga entre los años 1.950-1955. Para la decoración del retablo fue elegido el pintor escultor de Madrid, Lucio Muñoz y a Eduardo Chillida se le encomendaron las obras de acceso a la basílica. El Santuario cuya planta es de cruz latina, está construida sobre la antigua iglesia que, a un nivel inferior, queda como cripta. El ábside es semicircular y del pórtico lo más destacable es la decoración del frontis con un friso de figuras antropomorfas, esculpidas en grandes bloques de caliza por el escultor Jorge Oteiza. Toda la cripta se encuentra cubierta por grandes murales individualizados y las plantas son obra de Néstor Basterretxea. La imagen titular del templo, Andra Mari de Arantzazu se encuentra en el nicho central del retablo, es una imagen gótica cuyo origen se sitúa entre los siglos XIII y XIV.