Lleno total el 12 de enero en el Club de los Cuentistas, hasta el punto de que la próxima sesión ampliaremos el aforo para que nadie se pierda la oportunidad de ser o escuchar cuentacuentos. Paradójicamente, en esta sesión hubo sólo cuatro contadores –aunque tres repitieron, y se animaron dos más a modo de espontáneos. 

La excusa de hoy era la imagen de una linterna, y MANUEL, ANABEL R., ANABEL MURO e IÑIGO asociaron esa imagen con la “lectura clandestina” una vez se apagaban las luces, con la linterna bajo las mantas, que todos los críos conocen. Menos grato fue el recuerdo del miedo a la oscuridad, que también afloró, y sólo podemos desear mucha luz también esas noches oscuras. 

Rompió el hielo MANUEL, que hoy acudió al Club sin haber preparado ningún relato, pero que fue el primero en rememorar las linternas de petaca. Un recuerdo entrañable que fue muy aplaudido.

ANABEL R. contó la historia de un hombre convencido de haber dejado embarazada a una finlandesa, que vive imaginando lo que hará su hijo hasta que se entera de que ese hijo nunca existió.

ANABEL MURO nos emocionó con un relato agridulce sobre miedos infantiles, pactos de sangre con mermelada de melocotón y fresa, escaleras, cucarachas y una luz frontal que acaba recuperando. Abajo tenéis el vídeo completo de este cuento.

IÑIGO contó su breve paso por el Lado Oscuro, lleno de sensaciones desagradables que, una vez decidido que no es su bando, combate llevando una linterna en perfecto uso en el bolsillo.

Como el público siempre quiere más, nuestros contadores y contadoras hicieron un extra:

ANABEL R. retomó un texto de Kirmen Uribe sobre las diferencias culturales entre Nueva York y su pueblo, que son tantas y tan variadas que seguro que le dan para muchos libros.

IÑIGO volvió a la carga con un precioso relato sobre seis mineros que luchan contra su miedo y la escasez de oxígeno, y que conservan la vida mientras tienen algo tan vital como la esperanza.

ANABEL MURO recuperó una historia de Manuel Rivas, con una madre capaz de perdonar a su hijo que no ha podido evitar comerse el pan que era para toda la familia.

…Y, a última hora, MANUELA narró el cuento que escribió para su nieto Ian (de 9 años) en el que una estrella anhela convertirse en niño.

..Y FÉLIX, que muchas veces ha roto el hielo, hoy hizo de postre trayendo unas tortugas que no tienen lentes porque tienen lentillas…

La próxima sesión será el 9 de febrero, y a partir de ahí habrá que ir pensando en repetir temas porque empieza a ser difícil encontrar filones sin explotar. Pues claro que sí, ¡y a por ello!

La crónica de hoy ha sido redactada por AURELIO.

Las fotos, el vídeo y el montaje fotográfico son de TXEMA G.