Departamento de Cultura y Política Lingüística

30. Cargadero de Mollarri (Zarautz)

ETAPA 2: DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN • ZARAUTZ

Una pequeña isla con un gran pasado industrial

En 1906 la Compañía Minera Asturiana construyó el cargadero de mineral de Mollarri (Zarautz) destinado a servir como cargadero del mineral que extraía en las minas que poseía en la zona de Andazarrate (Asteasu), situadas a 11 km en línea recta, y que transportaba hasta la orilla del mar mediante un tranvía aéreo. La opción de esta pequeña isla para instalar el cargadero fue motivada por tres razones: primero la lejanía de los puertos como Pasaia, Donostia o Getaria, aptos para acoger a los grandes mercantes que transportaban el mineral; segundo la inadecuación física de los puertos más cercanos (Orio y Zarautz) para este cometido; tercero, las condiciones adecuadas que ofrecían la isla de Mollarri y su ensenada oriental. Las infraestructuras del cargadero funcionaron durante varios años hasta que en los años 20 quedaron abandonadas. Interrumpida la frenética actividad industrial, el entorno de Mollarri recuperó su antiguo carácter inhóspito, hogar de gaviotas y paraíso de pescadores de percebes y contrabandistas.

En efecto, llama la atención que los pescadores de Zarautz, obligados a bregar con las furias del Cantábrico desde su diminuto y problemático, aunque precioso muelle, no construyeran en Mollarri unas infraestructuras portuarias adecuadas a sus necesidades, ni antes, ni después de la construcción y funcionamiento del cargadero. Quizás su ubicación al pie del escarpado acantilado del monte Talaimendi eliminó de los zarauztarras toda idea de construir en torno a la isla sus muelles y lugares de habitación. Con todo, sus potencialidades portuarias sí fueron aprovechadas en el pasado por los pescadores de Zarautz. Aunque su denominación actual, Mollarri –Roca del muelle-, se refiere a la presencia en la isla de obras portuarias, éstas se corresponden al cargadero de 1906, y el propio topónimo también es muy reciente, ya que hasta mediados del siglo XX era conocida como Mallarri, o Mailarri. Esta última denominación deriva del nombre Umailarri y ésta, a su vez, del Umailako Harria –Roca del nivel del agua- de la primera mitad del siglo XVI. Un nombre que se refiere tiene estrecha relación con una costumbre aún vigente entre los usuarios del puerto de Zarautz de usar la isla de Mollarri como chivato de mar de fondo y como referente para medir el tamaño de las olas durante los temporales.

Durante siglos el islote de Mollarri y la ensenada protegida por la misma sirvió de refugio a los pescadores de ballenas de Zarautz que durante los meses invernales en que se desarrollaba la temporada de caza ballenera, refugiaban sus chalupas al socaire de la isla y disponían un atalayero en la atalaya situada en el borde del acantilado de Talaimendi. Esta práctica ballenera desarrollada desde Mollarri fue de hecho regulada en las “Ordenanzas sobre Ballenas” que la villa de Zarautz promulgó en 1637.

Un romántico patrimonio industrial

Las ruinas del cargadero de mineral se extienden entre la isla de Mollarri propiamente dicha y tierra firme, en medio de un agreste paisaje litoral, de manera que semejan los vestigios de castillos pertenecientes a viejas leyendas de piratas. En tierra firme, en una hondonada situada en el acantilado se levantan los muros del viejo depósito de donde acumulaban el mineral en espera de la llegada del siguiente carguero. Se trata de un imponente edificio construido en mampostería de arenisca, que contiene varios silos para contener el mineral. El mineral se cargaba en vagonetas que salvaban de forma aérea la distancia que les separaba de la isla. Para su carga, se abren las pequeñas puertas de los silos, semejantes a troneras de una vieja fortaleza abiertas para los cañones que apuntan al mar. Al pie del acantilado en los arrecifes batidos por las olas se levantan los grandes machones construidos en mampostería, destinados a soportar los postes para el tendido del cable que unía la isla con tierra firme, y que recuerdan a las torres de un viejo castillo semisumergido. En la isla de Mollarri, en su lado oriental, se levanta el muelle que en los viejos tiempos del cargadero servían de asiento a la estructura metálica que trasladaba el mineral directamente hasta las bodegas de los cargueros.

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