Educación ambiental

Especialmente angustiosa es la situación del roble Quercus Robur, una especie que ha llegado a perder un 95% de su superficie original y en la que la Fundación Lurgaia ha focalizado sus esfuerzos. A través del 'Programa Quercus', sus responsables buscan conservar y recuperar los bosques autóctonos mediante iniciativas como la preservación de la garantía de origen de la planta, el trabajo voluntario como forma de implicación ciudadana o la gestión de terrenos en diferentes opciones entre las que se encuentran la compra de hectáreas o la denominada custodia del territorio. Tres formas de colaboración adaptadas a cualquier persona que quiera aportar su grano de arena. ¿Qué mejor manera de colaborar con la mejora de nuestro entorno natural que disfrutando, a su vez, de una agradable actividad familiar?

Debemos ser conscientes de que la recuperación y conservación de estos ecosistemas no sólo significa una mejora favorable a las especies vegetales sino que genera, además, importantes beneficios para el ser humano. Los bosques, por ejemplo, nos ayudan a luchar contra el cambio climático, su vegetación y suelos almacenan gran cantidad de carbono; mantienen una buena calidad del aire que respiramos; controlan la erosión del suelo y regulan el retorno de agua a la atmósfera, evitando así inundaciones; nos aportan alimento (frutos silvestres, hongos, setas...), leña o madera para diferentes usos; o nos ofrecen numerosas oportunidades de esparcimiento, entre otras ventajas.