Departamento de Cultura y Política Lingüística

10. Torreones de Jaizkibel (Lezo/Pasaia/Hondarribia)

ETAPA 1: HONDARRIBIA • DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN

Un monte fortificado

Al inicio de la Última Guerra Carlista (1872-1876), la ciudad de Irun, plaza que no se alzó a favor del pretendiente Carlos María de Borbón, se vio amenazada por los rebeldes carlistas, que se hacían fuertes en las montañas de Oiartzun. Con objeto de atajar este peligro, el 8 de abril de 1873 el Gobierno ordenó la ejecución de varias obras de defensa de la ciudad. En efecto, las sospechas del enclave liberal no eran infundadas y, así, el 4 de junio de 1874 fue atacado el reducto de Endarlatza, que defendía la vía del Bidasoa para llegar a Irun y a la frontera. Los carlistas siguieron hostigando la ciudad, de forma que el 12 de octubre atacaron Behobia, aunque fueron rechazados. El 4 de noviembre se inició el bombardeo de la ciudad.

El ejército liberal, que desembarcó en San Sebastián, se preparaba para romper el sitio a la plaza fronteriza y pronto se percataron de que el monte Jaizkibel no había sido fortificado por los carlistas, lo cual otorgaba, en caso de tomarse la posición, una ventaja considerable. Efectivamente, el día 11 de ese mes, las tropas liberales que salían de Errenteria tomaban Jaizkibel sin apenas oposición, lo que permitió acceder a Irun el mismo día y expulsar a los sitiadores del fuerte de San Marcial al siguiente día.

Inmediatamente, se iniciaron las labores de fortificación del monte, para subsanar el error cometido por los carlistas, y se construyeron varios fuertes de un extremo a otro de la sierra (de este a oeste, Guadalupe, Enrique y Lord John Hay). Entre éstos se dipusieron 6 torres que jalonaban su cresta, cuya finalidad era la de establecer puntos que permitieran la comunicación entre las fortalezas y que, además, aprovecharan su perspectiva privilegiada como puntos de observación.

Los 5 torreones

Aunque fueron 6 los torreones construidos en el monte Jaizkibel, solamente 5 han perdurado hasta nuestros días. 2 de ellos se ubicaban entre el fuerte de Guadalupe y la cima del monte y los otros entre ésta y el canal de Pasaia.

Estas edificaciones son de planta hexagonal, a excepción del quinto torreón, el más oriental, que es cuadrado. Constaban de una planta baja, un primer piso y terraza aspillerada. El acceso se hacía a la primera altura, a través de una escalera que podía retirarse. En el interior, el piso y la escalera interiores eran de madera. En los muros se abrían unos pequeños vanos rectangulares que permitían ventilar el interior y observar el exterior.

En todos los casos, su estructura interior se encuentra arruinada y algunos de ellos han perdido su coronamiento. El mejor conservado es el número 2, comenzando desde el oeste, aunque el más cercano a Pasaia se mantiene en bastantes buenas condiciones.

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