Departamento de Cultura y Política Lingüística

54. Puerto de Mutriku (Mutriku)

ETAPA 4: DEBA • MARKINA-XEMEIN

Una villa marinera

La localidad de Mutriku ha presentado una relación estrechísima con el mar desde el momento mismo de su primera mención en los documentos, allá por el año 1200. Entonces, el rey Alfonso VIII de Castilla otorgaba a la orden de Santiago una ballena (o su producto), que anteriormente los vecinos de Mutriku le debían entregar a él.

Su ensenada se considera “puerto refugio”, ya que permitía la actividad durante todo el año y las embarcaciones se encontraban protegidas en el fondo de la rada. Este factor posibilitó su especialización en la pesca de bajura, ya que las pequeñas y frágiles embarcaciones que se empleaban en la captura de besugo podían faenar también en invierno, que es el momento en que se desarrolla su pesquería.

Así, en el siglo XVIII aproximadamente el 40% de los habitantes de la localidad se dedicaban a actividades no agropecuarias ni domésticas, es decir, que su dedicación estaba relacionada con la explotación del medio marítimo. Esto da cuenta de la importancia del mar en el origen de la localidad y en la vida de sus habitantes durante los siglos posteriores.

A partir de los años 80 del siglo XVI se dio inicio a la industria del escaveche, que necesitaba de un gran flujo de pescado, lo cual provocó conflictos en la Provincia, debido a que tanto en Mutriku como en Getaria la producción de las conservas monopolizaba gran parte del mercado de besugo fresco del litoral. En todo caso, salvadas las disensiones, esta actividad conservera continúa en la localidad como una actividad de gran tradición.

El patrimonio marítimo

El puerto de Mutriku, a pesar de haber sido transformado en fechas recientes, guarda aún las instalaciones empleadas tradicionalmente por la flota local, como son, por ejemplo, los muelles. La localidad tiene el honor de contar con muelles construidos de cal y canto de Gipuzkoa. Se construyeron en el siglo XIII y ampliados a comienzos del siglo XVI. Aún se conservan el atracadero de la antigua cofradía, el muelle Moila Berri y el morro exterior. Los embates del mar afectaban periódicamente a las instalaciones, hasta que en 1760 se procedió a la construcción de un nuevo muelle exterior. Nuevas instalaciones fueron construidas durante el siglo XIX.

En la parte más antigua del puerto aún hoy destaca la antigua cofradía, actual casa del mar, de construcción renacentista, que se erige mediante una galería sobre arcos que permite el tránsito por la vía que discurre por debajo.

En Moila Berri se halla el edificio actual de la cofradía de pescadores, donde se conserva una instalación para la subasta del pescado. Finalmente, destacar también los restos de las cabañas de los pescadores, algunas de ellas antiguas casetas de baño del siglo XX, que se sitúan hacia el exterior del puerto, en dirección a la piscina de agua de mar y las nuevas instalaciones portuarias, de reciente construcción.

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