Departamento de Cultura y Política Lingüística

77. Iglesia de la Ascensión (Ajangiz)

ETAPA 5: MARKINA-XEMEIN • GERNIKA-LUMO

Una “ledanía” sin parroquia

Durante la Edad Moderna, la localidad de Ajangiz tuvo representación en las Juntas Generales de Bizkaia, máxima institución política del territorio. No obstante, tuvo un regimen especial, sin llegar a constituirse en anteiglesia y se la llamó “ledanía”. Lo cierto es que no se conocen las razones concretas para esta figura tan peculiar, pero es posible que el motivo sea la ausencia de una parroquia central en la población.

En realidad, los vecinos de Ajangiz se debían a parroquias que se ubicaban en otras entidades locales, algo bastante peculiar, ya que no es frecuente la ausencia de al menos una iglesia parroquial en una entidad administrativamente autónoma.

No obstante, se tiene constancia de la existencia de al menos 5 ermitas históricas en Ajangiz, de las cuales solamente 3 se mantienen en pie: la primera es la de la Ascensión del Señor, actual parroquia; la segunda es la ermita de San Juan de Lemandaro, en el barrio de Kanpantxu; la tercera, ya arruinada, es la de Santa Marina, en Enbeita. Varias de estas ermitas pudieron ser, en un pasado más remoto, las iglesias rurales de otras tantas aldeas. Sin embargo, por algún motivo, estos templos quedaron vinculados a parroquias de otras anteiglesias y villas mientras que, en lo civil, sus pobladores se unieron en una demarcación política propia.

En todo caso, los vecinos de Ajangiz reclamaron la constitución de una parroquia propia que tuviera como sede la ermita de Mendieta. Las gestiones fructificaron a inicios del siglo XIX y, según los libros parroquiales, la antigua ermita de la Ascensión ya parecía funcionar como tal a partir de 1818 o 1819.

En este momento, había que conseguir fondos para sufragar la erección de un templo acorde con su categoría eclesiástica. Así, se iniciaron los trámites y se logró la obtención de un proyecto firmado por el arquitecto durangués Santos Ángel de Ochandategui. Después, se encargó la construcción de la iglesia a Juan Bautista de Belauntzaran, natural de Andoain, que se inició en 1828. Éste falleció en 1849 sin ver terminada la obra, que fue proseguida y culminada por su hijo Hermenegildo, en 1851.

Así, el tesón de los habitantes de una localidad sin iglesia parroquial logró la construcción un magnífico templo de estilo neoclásico.

Un gran monumento para una pequeña localidad

El resultado de las obras fue la creación de un templo de estilo neoclásico. De planta basilical, se construye en mampostería salvo cadenas esquineras, cornisas y recercos de los vanos, todos en sillería. Presenta un pórtico monumental de tres arcos y escalinata, presidida por una fachada coronada por un gran frontón triangular. Posee un atrio porticado que rodea la nave, desde los pies hasta las capillas del crucero. Es de planta de cruz latina, con una gran cúpula sobre pechinas en el transepto. El resto de bóvedas son de lunetos, es decir, de cañón, que son cruzadas por otras menores correspondientes a los huecos de los ventanales abiertos en las paredes laterales. Los vanos que permiten la iluminación del transepto son termales y el resto de arco medio punto. El retablo que preside la iglesia es de estilo academicista, de madera pintada en imitación de piedras duras, que es presidido por un cuadro que representa la Ascensión del Señor.

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