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CONTEXTO ACTUAL DE LA COOPERACIÓN VASCA
Los problemas globales a los que hoy en día nos enfrentamos, crisis financiera y productiva, la vulneración de derechos humanos y cierto retroceso en el acceso a los mismos, la debilidad de canales de participación y decisión para la ciudadanía, la actual crisis de valores, el incremento de los conflictos internacionales, el cambio climático, las migraciones forzosas, entre otros, son tan solo un reflejo de las consecuencias que a medio-largo plazo se derivan del actual modelo de desarrollo.
Un modelo de desarrollo que obligan a los poderes públicos a reflexionar sobre el papel de la ayuda oficial al desarrollo y a atender con responsabilidad los grandes debates internacionales que la cuestionan en relación con su eficacia e impacto. Precisamente esta herramienta pretende aportar transparencia y rendición de cuentas hacia la sociedad vasca sobre la política de cooperación al desarrollo.
Los estados han dejado de ser los únicos y principales actores del sistema internacional. Multinacionales y organismos financieros internacionales tienen cada día un mayor peso en los procesos de toma de decisión en aquellos foros multilaterales de carácter mixto (público-privado), donde los países económicamente poderosos y las grandes empresas cada vez tienen mayor influencia. Al mismo tiempo, se han ido incorporando gobiernos locales y regionales como respuesta a los procesos de descentralización y al fenómeno de globalizar lo local; así como movimientos sociales y ONG internacionales que influyen cada día más en la agenda internacional.
Momento crítico para las economías y dramático para millones de seres humanos. Según datos del Banco Mundial, hay casi mil millones de personas que sufren hambre en todo el mundo, de las cuales más del 60 % son mujeres, y un tercio de la mortalidad infantil en todo el mundo se atribuye a la malnutrición. Más de 1.500 millones de seres humanos no tienen acceso diario a agua potable. En torno a 2.000 millones de personas carecen de acceso a medicamentos esenciales.
En este sentido, para algunas organizaciones humanitarias, los mercados financieros se han convertido en una amenaza potencial para la seguridad alimentaria mundial y por tanto para cualquier avance en reducción de la pobreza.
Es evidente que los mercados de derivados de materias primas agrícolas acumulan parte importante de flujos procedentes de la especulación y esto influye en que los alimentos tengan unos precios distorsionados y poco previsibles. Junto a ello el deterioro medioambiental que van en contra de poder garantizar el derecho a la alimentación.
En este mismo escenario se encuentran la crisis del agua y el cambio climático. Un modelo de desarrollo que basa parte muy importante de su progreso a costa del medio ambiente, y el agotamiento de recursos naturales limitados. En este sentido los excesos de los países desarrollados y emergentes derivan una vez más en consecuencias negativas sobre los países más pobres y vulnerables.
Por todo ello, la cooperación vasca ha querido en estos últimos cuatro años apostar por la estabilidad y firmeza. Unas cualidades que han sido forjadas con tesón, además de con notables dosis de voluntad política, a lo largo de su trayectoria. Sus principales fortalezas han sido su gran vinculación con la sociedad civil y su baja relación con los intereses estratégicos de otro ámbito, que han derivado, precisamente, en la disposición de una Ley 1/2007, de 22 de febrero, vasca de cooperación para el desarrollo altamente consensuada entre los agentes vascos de cooperación.
En el difícil contexto actual en el que se enmarca la cooperación para el desarrollo, y concretamente la cooperación descentralizada, es justo señalar que ha sido la cooperación vasca la que mayor esfuerzo ha realizado en todo el Estado en los últimos cuatro años.
Del mismo modo, en este período el peso de la cooperación vasca ha pasado de ser el 11 % del conjunto de las Comunidades Autónomas a superar el 20 %, es decir 1 de cada 5 euros del esfuerzo de todas las Comunidades Autónomas dirigidos a la lucha contra la pobreza y la promoción de un desarrollo humano sostenible provienen de Euskadi.
Un esfuerzo no sólo en cantidad y niveles de ayuda sino también en planificación y coordinación. Por ello, se ha realizado un esfuerzo por diseñar un Plan Estratégico y Director, para el periodo 2012-2015, ágil y operativo, comprensible para todos los agentes, sus socios locales y organizaciones aliadas, que sea de utilidad para su desempeño y seguimiento.
El otro elemento clave de estos últimos cuatro años ha sido la creación de la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo, y su puesta en marcha en 2011, que está permitiendo avanzar en la concreción de estas orientaciones estratégicas. La consolidación de la cooperación vasca y su institucionalización mediante la provisión de un equipo humano cualificado y con experiencia favorecerá la estabilización de las políticas futuras y su aterrizaje a través de unos instrumentos que reorienten los esfuerzos hacia una mayor calidad de las actuaciones y un mayor conocimiento del impacto de las mismas.
Esta herramienta pretende de manera sencilla poner a disposición no sólo de los actores de la cooperación vasca sino también de la ciudadanía información básica de lo qué hace y dónde trabaja la cooperación vasca para contribuir a la erradicación de la pobreza y la promoción de un desarrollo humano sostenible como política pública al mismo nivel que el resto de políticas del Gobierno Vasco.
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