Departamento de Cultura y Política Lingüística

68. Ermita de San Salvador de Berreño (Munitibar-Arbaitzegi-Gerrikaitz)

ETAPA 5: MARKINA-XEMEIN • GERNIKA-LUMO

La antigua aldea de Berreño

La Arqueología está permitiendo hacer grandes avances en nuestro conocimiento sobre una época hasta hace poco “oscura”, debido a la falta de documentación escrita. Por lo que se sabe actualmente, en los siglos que siguieron a la desaparición del Imperio Romano en la Europa Occidental y, por supuesto, también en Bizkaia las poblaciones se asentaban en las zonas rurales y formaron pequeñas aldeas. En términos generales y especialmente en las zonas de montaña como la nuestra, parece que los asentamientos serían de escasa entidad, pobladas por pocos integrantes, quizá de una sola familia. En consecuencia, las casas que existían eran pocas, realizadas con materiales pobres, que solían estar rodeadas de los campos de cultivo, pastizales, campos de frutales y bosques, así como por establos, pequeñas herrerías, hórreos donde almacenar los productos de la tierra, rediles, etc.

En esos asentamientos, a partir del siglo VIII comenzaron a construirse pequeñas iglesias rurales. A pesar de que en su mayoría no serían mucho más monumentales que las propias casas de los vecinos, en Bizkaia encontramos muchos ejemplos en los que destacan los elementos ornamentales anteriores al período románico, es decir, presumiblemente previos a los siglos XI-XII.

Estos templos servían, además, para organizar el espacio funerario, es decir, los cementerios donde se enterraba a los miembros de la comunidad. La configuración más común de estas necrópolis era la de su concentración alrededor de la iglesia.

Ya hacia el final de la Edad Media, a partir del siglo XII, muchas de estas aldeas, que antes mantenían su autonomía, comienzaron a unirse a localidades mayores, con más población y más pujantes. En algunos casos, el resultado ha sido la de la desaparición en el paisaje de cualquier resto del antiguo asentamiento. En otros, se mantiene una ermita solitaria, como resto de la antigua iglesia “parroquial”. Finalmente, algunas poblaciones se han mantenido en forma de pequeños núcleos rurales, en los que, durante la Edad Moderna, se han construido nuevas casas y caseríos. Este es el caso de la ermita de Berreño, que se inserta al borde de un pequeño grupo de cuatro casas, dentro del jardín del caserío Goienetxegoikoa.

Una joya en una humilde ermita

Como decimos, su origen es altomedieval. Su configuración actual es fruto de su reedificación en el siglo XVI, como delata la puerta dovelada de medio punto por el que se accede a su interior. Una de las piezas que conforman el arco presenta unrebaje redondeado, que podría indicar una reutilización de la piedra, que antes tenía otra función. El acceso está guardado por un pequeño pórtico. Además, presenta una saetera en el muro sur. La solera del interior está realizada de ladrillo y el presbiterio aparece cubierto pour una bóveda de tabla, a modo de guardapolvos.

En cuanto a otros elementos artísticos de interés, mencionar un pequeño retablo de arquitectura clasicista, pero que integra un relieve del gótico tardío que escenifica la Transfiguración del Señor (siglo XVI).

No obstante, lo más destacable de la ermita es la ventana prerrománica del siglo XI que se encuentra reutilizada en el ábside, que consiste en una doble saetera monolítica, decorada con líneas incisas. Se halla reintegrada en época desconocida dentro de un muro moderno.

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