Departamento de Cultura y Política Lingüística

114. Ensanche de Bilbao (Bilbao)

ETAPA 7: BILBAO • PORTUGALETE

La expansión de Bilbao

Desde fines del siglo XVIII Bilbao se enfrentaba a dos problemas acuciantes: la insalubridad de su Casco Viejo y la estrechez de su ubicación con vistas a la creación de nuevos barrios.

El escollo que había que salvar para dar solución a estos problemas era que el territorio más apropiado para ello se encontraba en la margen izquierda de la Ría, es decir, en la anteiglesia de Abando, una entidad política autónoma. No obstante, ante la insistencia de la Villa, el Gobierno del Estado promulgó la ley por la cual se primaban las necesidades de la ciudad a las de los vecinos de la entidad rural.

Un proyecto fallido fue abordado en 1862, que se mostró cuando menos irreal, por obviar que ya existían propiedades y edificaciones en la zona donde se proyectaba el ensanche y por las características del modelo urbanístico. Sin embargo, el auge industrial seguía atrayendo población a la ciudad y en la década de los 60 del siglo XIX el número de habitantes creció en torno a un tercio, situándose en torno a los 18.000 en 1870.

El nuevo proyecto aprobado en 1876 era más realista que el previo y mucho más flexible en lo que respecta al rigor de los cánones urbanísticos o la adaptación a la realidad preexistente. La ordenación del espacio se relizaba alrededor de un eje, la Gran Vía, y de una Plaza Elíptica, de la que partían las calles principales de trazado radial. El límite de este ensanche eran la recién creada alameda de San Mamés y la propia anteiglesia de Abando. A partir de 1890, absorvida esta entidad local, se proyectó su integración en la trama urbana, que se ejectó con el proyecto de 1907-1913, pero como una mera prolongación de la inercia marcada por el ensanche anterior.

En 1890, la ciudad había quintuplicado la población de mediados del siglo, debido al impulso de la migración, con una tasa bastante superior (al menos cuatro veces mayor) al crecimiento vegetativo de la población. Los ensanches fueron el medio que permitió a Bilbao asumir nuevos habitantes, resolviendo parcialmente los problemas enquistados desde fines de la Época Moderna, y convertirse en la ciudad más poblada del País Vasco.

El conjunto resultante

El resultado del ensanche presenta dos vertientes desde el punto de vista patrimonial. Una, minoritaria, es la que agrupa el único elemento superviviente de la anteiglesia de Abando, su iglesia parroquial dedicada a San Vicente. Este edificio renacentista de mediados del siglo XVI presenta una planta de salón, con tres naves de la misma altura y una distribución en 5 tramos, siendo el testero plano, sin destacar la capilla mayor. Presenta una cubrición en bóvedas de tracerías. El acceso de los pies es renacentista y se enmarca en un gran arco que sostiene una espadaña de fines del siglo XIX. El otro acceso, en el costado sur, es de factura gótica, sencilla, decorada con arquivoltas ojivales.

Por otro lado, tenemos todo el conjunto de edificios erigidos fruto de los proyectos de ensanche, en su mayoría en estilo ecléctico, dominante en la época. Los edificios públicos y particulares de interés son múltiples, como el palacio Txabarri (1894), el palacio de la Diputación Foral de Bizkaia (1900), la Alhondiga Municipal de la Villa (1909), la Sociedad Bilbaina (1913), la casa Lezama-Leguizamón (1920) o el Hotel Carlton (finalizado en 1926, sede del primer Gobierno Vasco entre 1936-1937), por citar unos pocos. Pertenecientes a la vanguardia de la arquitectura, encontramos el edificio de la Equitativa (1934), el edificio de Seguros la Aurora y el Garaje Indautxu (1943), ejemplos del estilo racionalista.

Estas construcciones quedan insertas en los espacios públicos compuestos por calles y plazas, entre los que destacan la Plaza Elíptica o Moyúa, los Jardines de Albia o el Parque de Casilda Iturrizar. Por contextualizar éste último espacio, debemos recordar que la actividad industrial tenía una gran presencia en Bilbao y los ensanches realizados acercaban el espacio habitado al suelo fabril. Así, el parque funcionaba de cinturón verde que, de alguna forma, pretendía aislar la ciudad de la zona industria.

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