Departamento de Cultura y Política Lingüística

67. Conjunto de caseríos de Uriona (Munitibar-Arbaitzegi-Gerrikaitz)

ETAPA 5: MARKINA-XEMEIN • GERNIKA-LUMO

La colonización del monte en el País Vasco

Por el momento no se conoce el momento a partir del cual se produce la aparición de los primeros caseríos dispersos, es decir, alejados y sin formar parte de los núcleos de aldeas y barrios. En diversas partes de la Europa Occidental, se constata que en torno al año 1000 ya comienzan a aparecer asentamientos estables en terrenos nuevamente roturados, es decir, arrebatados al bosque. Para el País Vasco costero, parece que ya en el 1200 es una realidad cada vez más abundante. Posiblemente el aumento de la población haría necesario la apertura de pastos y tierras de labor tras deforestar nuevos espacios del monte. Seguramente es el relieve de este territorio el que no permitiría la expansión de los núcleos de población hacia la periferia, manteniendo una población concentrada. A partir del siglo XV el de los caseríos dispersos será un fenómeno plenamente asentado y los documentos escritos aportan numerosos testimonios del proceso de creación de nuevas casas en lugares cada vez más alejados y a mayor altura.

En el caso de Uriona, los caseríos fueron construidos, como mínimo, a partir del siglo XVI y se ubican a 1100m en línea recta desde la ermita de Santa Lucía de Gerrika (al este) y a 600m de la de San Miguel, los templos más cercanos. Sin embargo, entre el grupo de caseríos de Uriona y cada una de las ermitas se desarrolla un relieve abrupto, con sendos ríos a una altitud de casi 100m más baja, lo que redunda en ese (relativo) aislamiento.

Caseríos de la Época Moderna

Los caseríos se sitúan en un rellano en la ladera, que resulta atractiva para la edificación y la explotación agropecuaria y el grupo lo componen 4 casas.

Goienengoa, la situada a mayor altura (como su nombre indica), es un caserío del siglo XVIII, con tejado a 3 aguas y construido en mampostería de arenisca, con cadenas de sillar en las esquinas. Los vanos de la fachada principal también están realizados con sillares de arenisca. El cuerpo central de la fachada, donde se alberga la entrada y el zaguán, se levanta mediante una estructura de entramado de madera, mientras que el tabique se cierra mediante tapial. Así, la portada de la casa se organiza simétricamente, con dos ventanas superpuestas en los laterales y una ventana a cada lado del cuerpo central. La entrada al zaguan presenta un vano adintelado, a partir de una viga de madera, apoyada en una sencilla columna cilíndrica. En la planta bajocubierta, existió un palomar, cuyos vanos triangulares aparecen en la parte alta del entramado.

Ormaetxe, situada frente a la anterior, algo más abajo, presenta la factura más antigua de todas. A falta de una datación más concreta, la manera en que se encuentra fabricada la estructura de madera nos retrotrae al siglo XVI. Es un edificio de planta rectangular, con tejado a dos aguas y, al igual que la casa ya descrita, su fachada se encuentra dividida en tres partes. Los laterales están construidos en mampostería de arenisca, con cadenas de sillería, mientras que el cuerpo central es de entramado y se desarrola sobre el zaguán. El entramado de madera se compone de pilares y vigas perpendiculares, unidos y fijados entre sí por medio de tornapuntas o jabalcones, dipuestos en diagonal. Para coser las diferentes piezas entre sí se emplean unas molduras peculiares (colas de milano), donde encajan los extremos de dichos jabalcones oblicuos. Este sistema de construcción es propio del Renacimiento.

Etxeberri, como su nombre indica, es la más reciente de las edificaciones del barrio (construida posiblemente en el siglo XIX), mientras que Barrenetxe, la ubicada en una posición inferior, presenta características del siglo XVII. Este último caserío posee una estructura de madera en la mayor parte de su construcción excepto en su lado sur, fabricado en mampostería de arenisca con cadenas de sillería. En la primera planta, la estructura de entramado aparece cerrada de tapial, excepto en la planta bajocubierta, donde el cierre es de tabla. El zaguán tiene, actualmente, unas dimensiones más reducidas, por la construcción de un cierre para la cocina, aunque antiguamente era de gran amplitud. Es posible que la modificación del espacio del portal motivara la desaparición de un elemento sustentante (una columna), que ya hemos visto en los caseríos Goienengoa y Ormaetxe.

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