Departamento de Cultura y Política Lingüística

31. Casco Antiguo de Zarautz y palacio de Narros (Zarautz)

ETAPA 2: DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN • ZARAUTZ

Una villa fundada contra viento y marea

Los grandes descubrimientos arqueológicos de las últimas décadas han venido a complementar las parcas noticias documentales relativas al pasado más remoto de la villa de Zarautz. La extensa playa y las grandes marismas que encerraban hacia el interior constituían un excelente espacio para la pesca y la caza, actividades desarrolladas al menos desde hace 6.000 años junto con una incipiente agricultura. A lo largo de los posteriores milenios surgirían nuevos asentamientos de reducidas dimensiones dedicadas a la explotación de esos recursos agrarios, cinegéticos y pesqueros, caso del establecido hace 3.000 años en el yacimiento de Urezberoetako Kanposantu Zaharra (Elkano, Aia) o hace 2.500 en el de Santa María la Real (Zarautz). Ambos asentamientos sentarían las bases para el establecimiento de núcleos de población durante la época romana.

A lo largo del periodo Altoimperial romano, entre los siglos I y III después de Cristo, se estableció en el solar de Santa María la Real de Zarautz un importante asentamiento dotado de edificios de cierto empaque monumental. Este núcleo poblacional asentado en el espacio más protegido de la playa, al socaire del monte Santa Bárbara, adquirió un importante dinamismo merced a su vinculación con las actividades marítimas. A partir del siglo III, desde este núcleo se irradió el establecimiento de nuevos asentamientos, algunos sobre espacios anteriormente no ocupados, dedicados a la explotación de sus recursos agrarios y metalúrgicos, caso del taller de elaboración de hierro de Arbiun (Zarautz). Este proceso de ocupación espacial a partir de la caída del Imperio Romano de Occidente el año 476, daría lugar a un largo proceso de conformación de comunidades de aldea que se extendió hasta bien entrado el siglo XI.

En el espacio comprendido por el término municipal de Zarautz llegaron a conformarse en torno a media docena de comunidades de aldea, siendo la principal de ellas la encabezada por la iglesia de Santa María la Real de Zarautz, asentada sobre las ruinas del importante núcleo romano. Sería esta comunidad la que con el tiempo iría adquiriendo mayor dinamismo económico y poder político, merced al desarrollo de lucrativas actividades marítimas como la caza de la ballena, de manera que sería la que en 1237 solicitaría y obtendría del rey la categoría de villa, bajo cuya jurisdicción quedarían comprendidas las restantes aldeas, salvo Elkano, repartida con la jurisdicción de Aia.

La fundación de la villa permitió el establecimiento en el espacio de la antigua aldea de un núcleo urbano organizado en torno a tres calles paralelas, dipuestas en sentido Este-Oeste (Trinidade, Nagusia y Orape), mientras otras recorren el casco en sentio transversal (Ipar y Azara). La peculiar circunstancia de carecer de murallas permitió que a lo largo de la Baja Edad Media y hasta bien entrado el siglo XVI el casco urbano fuera creciendo, mediante el alargamiento de las mencionadas calles y el surgimiento de nuevas como Zigordia, Bixkonde, Loja Zaharra y San Frantzisko, sin la presencia de la figura de los arrabales, propios de los núcleos murados. Este proceso de ampliación urbana permitió la construcción de importantes torres y palacios en los límites y fuera del núcleo primigenio, caso de Torre Luzea, Torre Motxa, Casa Makazaga, Palacio de Narros, Palacio Portu, Palacio Doktorekoa, etc. A principios del siglo XVII en los límites del casco urbano se erigieron diversos establecimientos religiosos, como son el convento de franciscanos de San Juan Bautista, el convento de clarisas de Santa Clara y la ermita de Santa Marina.

“Zarauz antes que Zarauz”

Así reza el lema del poderoso linaje de Parientes Mayores de los Zarauz, propietario del Palacio de Narros, queriendo dar a entender que ellos eran los primigenios pobladores de la localidad y que la villa adquirió el nombre de su apellido. Unas pretensiones absolutamente falsas ya que era Gamboa su apellido original y adoptaron el de Zarauz cuando en el siglo XIV se apropiaron por concesión real del patronato de la parroquia de Santa María de Real. Jefes del bando Gamboíno durante la Guerra de Bandos que ensangrentó la historia vasca entre los siglos XIV y XV, su primitiva torre se alzaba en la entrada occidental de la calle Trinidad (entonces llamada Legarza). Esta fortaleza acabaría desmochada y sus poseedores desterrados a Andalucía en 1456 por obradel ejército real enviado a Gipuzkoa por solicitud de la Hermandad de la provincia para acabar con los desmanes de los banderizos.

Continuaba sin embargo imbatida la arrogancia de los señores de Zarauz que en 1536 usurparon parte del arenal municipal, destinado a la construcción naval, el atraque de embarcaciones y otras tareas relacionadas con la pesca, y comenzaron la construcción del núcleo central del Palacio de Zarauz o Narros. Este sector primigenio del palacio constituye una construcción de planta cuadrada, asentada en el desnivel de la duna arenosa, presentando en consecuencia una planta sótano, planta baja y dos alturas. Construido en sillería de arenisca, ostenta en sus ángulos garitones decorativos y la fachada principal se corona mediante una crestería, todo ello en recuerdo del pasado militar de sus poseedores. En dicha fachada orientada al sur presenta una portada central en arco de medio punto y largas dovelas rodeada por una moldura y encabezada con el escudo de los Zarauz, también encuadrado por una moldura. Su interior se organiza en torno a un patio central. En siglos posteriores se añadieron a este cuerpo central sendas alas al Este y al Oeste y se abrieron grandes ventanales que miran hacia el mar.

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