Departamento de Cultura y Política Lingüística

89. Barrio de Elexalde (Errigoiti)

ETAPA 6: GERNIKA-LUMO • BILBAO

Una villa frustrada

A escasos 500m el uno del otro se sitúan el barrio de Elexalde de Errigoiti y el núcleo de la villa fundada en 1376. El primero se sitúa en lo alto de una amplia loma, dominando la vía que comunica Gernika y Mungia. El segundo se sitúa al borde dicha carretera, a una latura de unos 55m por debajo del anterior, en un pequeño llano sobre un valle que se estrecha a continuación. La villa no se dotó de iglesia y sus habitantes siguieron siendo parroquianos de Nuestra Señora de Idibaltzaga, es decir, la iglesia del barrio de Elexalde.

Errigoiti no consiguió el desarrollo suficiente para generar un urbanismo típico en calles principales y cantones transversales, con un reparto de solares que componen manzanas completas. Parece más un conjunto de casas rurales dispuestas en una o dos calles. El núcleo no llegó a capitalizar el poblamiento de la zona, aunque actualmente agrupa más casas que Elexalde. Aún así, la mayor parte de la población actual se encuentra dispersa en los altos y en las laderas de solana.

La iglesia de Idibaltzaga y su entorno

Aunque no conocemos su antigüedad exacta, esta iglesia dedicada a Santa María aparece mencionada en el siglo XI. Posiblemente formaba parte de una aldea de las cientos que hubo en la Alta Media en el País Vasco Cantábrico. Actualmente no podemos saber por qué razón la villa de Errigoiti no se situó en torno a la iglesia, pero quizá tenga que ver con la oposición de los señores que dominaban el lugar y, posiblemente, tenían el patronato sobre la iglesia por cesión real.

En todo caso, este templo continuó siendo el referente para los pobladores de la zona. Así, vivió una reconstrucción a mediados del siglo XVI, de la que solamente nos queda la portada y algunas paredes. No contó con bóvedas de fábrica sino que se cubría con un tejado que se apoyaba en postes. Es posible que la razón de esta anomalía fuera una interrupción de la obra que no se llegó a reemprender.

Sufrió una rehabilitación muy profunda en el siglo XIX, siguiendo una traza de Martín de Etxaburu de 1816, que le otorgó un aspecto similar a las iglesias de planta de salón renacentistas. El mobiliario interior recoge piezas anteriores a la obra neoclásica, como unos relieves procedentes del antiguo retablo de 1653 que se instalan a ambos lados del nuevo.

La portada renacentista presenta un vano de arco de medio punto, inscrito entre pilastras adosadas jónicas, coronadas con un frontón triangular donde se halla un relieve de la Asunción y, bajo el friso del frontón, dos medallones con las imágenes de San Pedro y San Pablo.

Destacar también, dentro del conjunto, la ermita-humilladero de los Santos Antonio, de estilo neoclásico, frente al ábside de la iglesia, y la casa cural, una construcción de cuidada arquitectura rural del siglo XVIII.

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