Departamento de Cultura y Política Lingüística

Entrevista con Agustín Otsoa Eribeko, Director de Euskera, Cultura  y Deportes de la Diputación Foral de Álava

Agustin Otsoa EribekoComo ya sabe, recientemente se han presentado los resultados de la Estadística de hábitos, prácticas y consumo en cultura 2007-2008. ¿Cuál es la valoración general que realizan sobre estos resultados respecto a Álava?

Antes de nada, quisiera subrayar la importancia de disponer de estadísticas en el ámbito de la cultura, así como las ventajas que comporta la posibilidad de utilizarlas. Sin duda, se trata de un trabajo de gran valor, ya que los resultados de la estadística ofrecen una información precisa sobre los indicadores culturales de nuestra población. Debemos transformarla en un material de consulta imprescindible si se pretenden diseñar adecuadamente las principales líneas de la política cultural. Esta operación estadística tiene una característica significativa, puesto que toma como referencia todas las realidades de Euskal Herria. Ciertamente, nos da la oportunidad de estimar y valorar las influencias que las tres realidades administrativas ejercen sobre los ámbitos culturales, admitiendo, en cualquier caso, las limitaciones que pueden tener las administraciones en materia cultural.

Hay que reconocer que se trata de un trabajo de investigación amplio y plural, que ha tomado en consideración una muestra suficientemente significativa, tanto como para alejar los resultados obtenidos de toda sombra de duda.

Por otro lado, este reciente trabajo adquirirá un valor añadido, puesto que las estadísticas tendrán una periodicidad quinquenal. De este modo, se le agregará una tercera dimensión a esta labor de análisis de la cultura vasca; la evolución a través del tiempo. Servirá de ayuda y, más aún, será imprescindible a la hora de valorar, reflexionar y diseñar las políticas culturales.

Hay que reseñar que, en general, los resultados son buenos con matices. Desde luego, el concepto de bondad resulta siempre relativo, se es bueno o malo en relación a algo. Por ello, podemos decir que los datos generales son bastante buenos, en comparación con los datos del resto de comunidades autónomas y de Europa. No obstante, esto no puede satisfacernos. Debemos seguir trabajando, pues el margen de mejora todavía es amplio.

¿Cómo es la dinamicidad de la población de Álava respecto al conjunto de Euskal Herria, es decir, cuáles son las actividades culturales más destacadas y cuáles las menos habituales?

Teniendo en cuenta la bondad de los datos, es preciso destacar que los resultados relativos al Territorio Histórico de Álava son especialmente positivos. Álava presenta resultados superiores a la media de la CAE en 12 de las 18 principales actividades analizadas en la encuesta. Entre ellas, la asistencia a las artes escénicas, el teatro y la lírica; el consumo de audiovisual y el cine; el hábito de escucha de música y la asistencia a museos, centros de arte y bibliotecas. Son especialmente significativos los datos vinculados a la lectura: la población alavesa es la más lectora de la CAE, incluso en la lectura en euskera. Considerados en su justa medida en cualquier caso, son datos como para estar orgullosos. Los alaveses pueden sentirse contentos. Seguramente, poca gente podría esperar resultados semejantes antes de la realización de la encuesta, al menos en una primera lectura.

Hasta que no se lleve a cabo un análisis más profundo, una de las posibles razones que subyacen a los resultados se deriva de la propia configuración demográfica alavesa. Un elevado porcentaje de la población es marcadamente urbano. Si a ello se le suma la amplia oferta de actividades culturales que tiene lugar en Vitoria/Gasteiz a lo largo de todo el año, no hace falta añadir nada más. Oferta cultural en la que juegan un papel relevante las administraciones locales (el Ayuntamiento y la Diputación Foral) y la Caja Vital, además de muchos otros agentes culturales.

¿Cuáles podrían ser los retos de futuro de la política local cultural?

A pesar de que los datos son positivos, no podemos escondernos tras los resultados ni acomodarnos refugiándonos en el conformismo. La estadística no es un fin en sí mismo, sino un medio. Hemos de utilizar los recursos que nos ofrece la estadística para medir la temperatura del nivel cultural de nuestro pueblo, para analizar los ámbitos a desarrollar y, a medida de que los datos tengan continuidad temporal, para diagnosticar de las políticas llevadas a cabo y definir las nuevas.
La Diputación Foral de Álava tiene claro que una de sus prioridades consiste en lograr un equilibrio territorial en el ámbito cultural, así como en el resto de competencias. Por decirlo más claro, tenemos que buscar el equilibrio entre la capital y el resto del territorio. El desequilibrio de la población y la macrocefalia de la capital condicionan en exceso los diversos aspectos de la sociedad alavesa y, cómo no, los culturales.

Hay que tener en cuenta que fuera de la capital, dejando aparte Llodio, Amurrio y en un segundo nivel, Salvatierra, el resto de municipios tienen menos de 3.000 habitantes. Este dato pone de manifiesto la especial dificultad que supone contar con una oferta cultural variada: las bibliotecas, los museos y centros de arte, las actividades musicales, el cine y los espectáculos escénicos.

En este sentido, es preciso disponer de equipamientos para poder llevar a cabo la oferta cultural, siempre desde un planteamiento racional y ajustado. Hace falta reflexionar sobre este aspecto para vislumbrar el panorama futuro que deseamos tener en el Territorio Histórico de Álava.

Aunque este hecho es un gran reto en sí mismo, aún mayor lo es programar una oferta cultural de calidad en las infraestructuras actuales y futuras y conseguir atraer a la sociedad. Para ello resulta imprescindible la colaboración y coordinación entre la administración local y la diputación.

Mención aparte requiere la oferta cultural en euskera. Ni qué decir tiene que en este ámbito el reto se multiplica. Sin embargo, los porcentajes y datos no son tan pobres como cabría esperar a primera vista. De hecho, tiene suficiente masa crítica como para ocupar su propio espacio dentro de la oferta cultural. Este es el objetivo.

También se abren nuevas áreas de la mano de la tecnología, que sumadas a los cambios en las modalidades de siempre, sin duda requieren que nos adaptemos. Atención especial merecen los niños y los jóvenes. Debemos atraerlos hacia la cultura adaptándola a sus nuevos e innovadores gustos, para lo que deberemos superar y reconfigurar las limitaciones habituales de la cultura.

¿Hay alguna otra reflexión que desee realizar?

En otro nivel de cosas, los que nos movemos en el área de la gestión cultural, a nuestro parecer, no podemos quitarnos de la cabeza una prioridad: emplear la cultura en beneficio de la sociedad. Es una mera inversión, estrechamente vinculada a la definición economicista pero sin rendimiento económico, que, sin embargo, nos proporciona un rendimiento social.

También es cierto, y debemos creerlo sinceramente, que la cultura puede ser un importante motor económico y que las administraciones y la sociedad deben considerarlo de este modo, más aún teniendo en cuenta las circunstancias de la sociedad actual.