Departamento de Cultura y Política Lingüística

Premios Gure Artea 2006

Otras ediciones

 


En torno a un premio y una exposición
Ismael Materola Ispizua


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XII

Ambientes hostiles es diferente en cuanto a técnica pero no demasiado diferente en cuanto a objetivos. La animación realizada en 3D está llena de contrastes, ya que contiene la candidez de los dibujos animados pero con un tema y una banda sonora nada infantiles. Las cosas más normales toman unos significados especiales por medio de los dibujos animados, por ejemplo el martillo y el clavo protagonistas del video, son sólo objetos cotidianos, herramientas para realizar trabajos concretos, pero una vez animados ven ampliados sus significados y pueden convertirse en dominador y dominado o en una pareja de amigos que se juntan para construir algo, por ejemplo. En esta ambigüedad debemos situar el video de Txuspo. Utiliza recursos cinematográficos clásicos como la cámara lenta o el suspense, la tensión, la elipse, además de la tecnología digital más sofisticada que le prestan las 3D para crear efectos de hiperrealidad, sobre todo en las texturas, pero a sabiendas de que todo queda en lo virtual. Estos contrastes también aparecen en la vida que toman los objetos que aparecen como reales ante nuestros ojos flotando en un no espacio completamente virtual. De esta manera logra crear un ambiente hostil como el título recuerda, con la tentación de proyectarlo hacia nuestro entorno más cercano (reforzado por la música de txalaparta), pero reconociéndole una capacidad de universalización que no admite fronteras.

La serie Warszawa de Begoña Zubero es la penúltima fase de un proyecto más amplio. Comenzó en Roma en 2001 y se trataba de fotografiar lugares donde se habían tomado decisiones históricas que afectaron a la humanidad o lugares donde se gestionaba parte importante de la política de un país durante un período significativo para la historia de ese país. Pero al contrario de lo que puede parecer las fotos de Begoña Zubero no tienen un objetivo documental, no pretende fotografiar el lugar, sino tomar la huella de lo que pasó en ese lugar. En las dos primeras fases del proyecto, Italia y Alemania, las arquitecturas se transformaron en testigos de la historia del fascismo, el nazismo y el comunismo, pero en esta última serie, la realizada en Polonia, es la gente la que ha tomado protagonismo y se superpone a los escenarios que recogen la huella del pasado. Quizá la arquitectura no recogiera de forma suficiente las huellas del pasado, tanto por la destrucción de la guerra como por los cambios tan profundos y rápidos que ha vivido el país en los últimos años. Por esa razón Begoña ha tenido que fotografiar a la gente, la clausura de muchos proyectos en la gente mayor y las ilusiones de los jóvenes y niños.

Además de la presencia humana en las fotografías de esta serie, ha aparecido también el color, ya que en las series anteriores el blanco y negro detenía el tiempo en un extraño cruce entre la historia y la actualidad. Pero este cruce sigue existiendo en estas fotos a pesar del color, la gente, al igual que los edificios, es testigo de este cambio tan acelerado de fines de una guerra al capitalismo salvaje. Varsovia continúa los objetivos del proyecto, fotografiar lugares para recordar y para olvidar, para recordar y para olvidar porque fueron devastadas por la guerra, para recordar y para olvidar porque fueron reconstruidas, para recordar y para olvidar porque soportó un régimen político autodenominado comunismo, para recordar y para olvidar, por fin, porque ha sido la capital de la implantación del capitalismo salvaje.