Luz pálida de una pequeña lámpara de cuarenta watios sobre una habitación de seis metros cuadrados. Ahí, una estantería de nueve alturas en cristal tintado con pilas de libros color huevo entre piedras de río. También una fila de sillas tapizadas en líneas de hueso y verde. En el centro, una gran tabla sobre cuatro pies cilíndricos de acero sostiene un lince de plástico en una columna de yeso, tres platos duralex, sellos desparramados y migas de pan duro cerca de los bordes. Más acá dos bolas de mundo iguales, al estilo rústico con cartografía del dieciocho, reposan en una pareja de cúbicas mesitas de noche laminadas en formica crema. Extendida en el suelo, una moqueta gris perla de pelo largo recién lavado. Colgadas, fotos de familia y hojas de agenda con horarios de trenes y cumpleaños. También una vista de Suiza.