La Fundación ISocial, innovación en la acción social publica un interesante artículo de Fernando Fantova sobre el desafío que plantea la inteligencia de datos en los actuales servicios sociales apostando por iniciar una profunda reinvención de los mismos aprovechando las oportunidades que ofrece la transformación digital y el procesamiento de grandes cantidades de datos (Big Data).

El artículo fue presentado en forma de conferencia en marzo de 2020 en Barcelona, en el marco del Ciclo de Reflexión ‘Big Data y Servicios Sociales. Prever y anticiparnos a las necesidades sociales’ (F. Fantova, 2020); y parte de la premisa que sostiene que la tecnología definida como ‘una manera estandarizada, estable o repetitiva de hacer algo, aplicando un conocimiento, en principio, científico’; causa efectos en la vida social y en las organizaciones.

Esta influencia no es por otra parte novedosa, pero sí lo es, la influencia de la tecnología digital en determinados sectores de actividad como es el caso de los servicios sociales. La relevancia de este hecho viene causada por la especial coyuntura por la que están atravesando los servicios sociales, que pretende una universalización en su cobertura pasando de ser la última red de protección para colectivos minoritarios a unos servicios sociales-pilar del estado de bienestar dirigidos a cubrir las necesidades de colectivos diversos.

Esta coyuntura y esta reconfiguración del enfoque de los actuales servicios sociales dificultan la aplicación de la inteligencia de datos puesto que no es sencillo conocer qué datos pueden interesar.

Esta situación está despertando dos corrientes contrapuestas en los servicios sociales; por un lado, aquella por la cual la aplicación del análisis de grandes cantidades de datos a servicios sociales sujetos a un cierto control social punitivo de las personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad, pone en riesgo la vulneración de los derechos humanos de éstas, pudiendo desencadenar conflictos éticos o prácticas estigmatizantes.

Por otro lado, una corriente de enfoque preventivo y colaborativo que ven en el procesamiento de grandes cantidades de datos una herramienta eficaz para transformar los servicios sociales hacia nuevas concepciones de atención domiciliaria y vínculo comunitario.

En este sentido, el autor plantea como el análisis de grandes volúmenes de datos podría comportar una escisión de las dos actividades centrales del modelo tradicional de servicios sociales, como son: la provisión de recursos económicos que garanticen la subsistencia y, la provisión de la atención y cuidados que contribuyan al mantenimiento de la autonomía y la inclusión social.

En este escenario de trasformación digital, la extensión de importantes cambios sociales obliga a repensar el modelo tradicional de los servicios sociales en aras de garantizar su efectividad y sostenibilidad. El artículo señala tres procesos de cambio.

• El primero de ellos, una ruptura digital del contrato sociolaboral característico de la sociedad industrial que cubría las necesidades de la clase trabajadora a partir del empleo y del régimen contributivo de la Seguridad Social. La extensión de la precariedad laboral, residencial y económica ha hecho patente la insuficiencia del modelo de atención de los servicios sociales como ‘colchón’ de protección social.

• El segundo cambio apunta a una crisis del modelo de familia tradicional como principal sustentadora y proveedora de cuidados. La transformación de la estructura interna de las familias hace emerger necesidades no cubiertas de las que son objeto los servicios sociales en una proporción de población ampliamente mayor a la de décadas atrás.

• En tercer lugar, un giro en las preferencias de las personas perceptoras quienes se muestran más proclives a recibir ayudas monetarias para el pago de los servicios que necesiten (asistencia doméstica, alojamiento o productos de apoyo), que a la prescripción y control de las/os profesionales de los servicios sociales.

Desde esta perspectiva, se hace preciso reinventar los servicios sociales desde una visión estratégica que permita:

• Visualizar los resultados esperados de una intervención, atendiendo al contexto en que se produce para ganar en eficacia.

• Mejorar la imagen de los servicios sociales libre de estigma a partir de campañas de comunicación claras que profundicen en cómo los estos servicios pueden facilitar la vida de las personas.

• Favorecer servicios sociales coordinados entre la atención primaria y la especializada con una sofisticación de los itinerarios.

• Fomentar la intersectorialidad en la atención, posibilitando el trabajo horizontal de las necesidades en vez del trabajo en base a los colectivos.

• Establecer un conocimiento colaborativo y permeable a entidades del tercer sector, organizaciones académicas, etc.

Estos hitos serán las palancas de cambio que harán de los servicios sociales entes innovadores e inteligentes, sostenibles e inclusivos.

En esta línea innovadora, Fantova destaca algunas experiencias que apoyadas inteligencia de datos, han contribuido a mejorar la intervención de los servicios sociales en el domicilio. Entre éstas cabe señalar aquellas que utilizan la estratificación y geolocalización de personas en situación de fragilidad funcional o relacional; experiencias en las que el modelo de la atención domiciliaria se flexibiliza y adapta a los cambios y necesidades manifestadas por las personas usuarias; o, experiencias que potencian la atención sociosanitaria coordinada a través de algoritmos y sistemas inteligentes de alerta temprana en un entorno de información compartida por ambos sectores (interoperabilidad); entre otras.

Para más información puede acceder al artículo completo pulsando el siguiente enlace: ‘Los servicios sociales ante la inteligencia de grandes cantidades de datos’.