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Análisis de modelos de residencia

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Las residencias de artistas son programas que implican la inmersión temporal de artistas en un contexto distinto a su entorno habitual. Se están convirtiendo en un elemento importante de sus carreras artísticas. Muchos programas son esenciales para favorecer la movilidad internacional, en la conexión entre lo local y lo global característica de la creación contemporáneo. En último término, los programas de residencia contribuyen a tender puentes entre creadores, territorios y culturas, y son una herramienta básica para el intercambio y la cooperación.

Sus orígenes se remontan al comienzo del siglo XX, pero es a partir de los años 60 cuando empiezan a extenderse en occidente, con modelos basados en la utopía del artista aislado, retirado de la sociedad burguesa y en la interacción con el público como activador del cambio social y político. Será a partir de la década de los 90 cuando se extiendan por todo el mundo, como fórmula para potenciar la diversidad, y como conectores de la escena local con la global.

Pero el gran salto coincide con la llegada del nuevo siglo. En la primera década empiezan a organizarse los centros de arte con residencias, a tejer redes tanto nacionales como internacionales, se consolidan los programas institucionales, aumenta la exigencia en los requisitos y se eleva el nivel de calidad. Surgen en paralelo otros modelos de residencias más abiertos, colaborativos e interdisciplinares. Aparecen también fórmulas de intercambios temporales de artistas.

En la década actual, el abaratamiento de los viajes, la rapidez de las formas de comunicación digitales y el incremento del interés por el fenómeno de las residencias están contribuyendo a su rápida extensión. Cabe poner el acento en el énfasis que tienen hoy los programas de residencias en cuestiones ligadas a los contenidos. Se está pasando de modelos centrados en los procesos y en el “cómo”, en los que el creador proporcionaba el contenido a la residencia, a dirigir el interés hacia el “qué”. Tanto los anfitriones como los propios artistas giran en torno a temas de interés comunes y que trascienden al ámbito estrictamente artístico. Aumentan las residencias de investigación y crece la idea de que el artista en residencia puede aportar nuevos modelos para el desarrollo del conocimiento en la sociedad.

Como señala Marta Gracia, investigadora del fenómeno en el Estado español, muchos de los programas de artistas en residencia actualmente en funcionamiento se concibieron a finales de los años ochenta y mediados de los noventa. Durante este período, se establecieron dos tipos principales de programas: el primero se sitúa en un entorno rural y sigue los modelos europeos y americanos para programas de principios del XX. Son residencias impulsadas por colonias artísticas o desarrolladas bajo el patrocinio de artistas ricos, ideadas por europeos del norte establecidos en territorio español y dirigidas a recibir a artistas internacionales. La segunda tipología se desarrolla en entornos urbanos y está dirigida a artistas locales. Estas residencias se basan generalmente en el uso temporal de espacios que los artistas comparten y suelen formar parte de un centro de producción de arte (por ejemplo: Arteleku, Bilbaoarte, Hangar). En estos casos, la dimensión internacional se promociona a través de programas de intercambio con otros centros o espacios de fuera.

Los nuevos programas se conciben como espacios profesionales interdisciplinarios donde los artistas tienen la posibilidad de desarrollar y experimentar nuevos procesos sin la presión de mostrar los resultados en el contexto de un espacio de exposición convencionales. Así, se han convertido en promotores de circuitos alternativos de exhibición fuera de las instituciones tradicionales de arte.

Análisis de modelos de residencias (2017) (pdf, 2,6 MB)