Deporte Rural - Segalaris


Segalaris

segalariEl corte de hierba en las empinadas praderas del País es trabajo forzado para el casero, pues el ganado estabulado espera su diaria ración de pienso. El corte debe hacerse rápidamente, y también la recogida, para evitar se estropee con la lluvia repentina. De este trabajo surgió uno de los más característicos deportes vascos: “sega apustua”.

Las pronunciadas pendientes en que se encuentran la mayor parte de los prados en el País Vasco han hecho difícil la puesta en práctica de guadañadoras mecánicas. De ahí que la guadaña manual (sega) sea hoy de uso habitual en nuestra tierra.

La cuchilla mide de 0,90 metros a 0,95 metros de ancho en las guadañas normales y de 1,18 metros a 1,24 metros en las de competición.

El corte de hierba en los caseríos ocupa gran parte de la larguísima jornada laboral de nuestros baserritarras porque las cabezas de ganado constituyen la verdadera riqueza del caserío. La vaca proporciona la lecha y crías; el buey sirve de tracción en la labor de roturación para el cultivo de las tierras; el ternero proporciona ingresos inmediatos, vendido para carne al tratante o en el mercado próximo.

Un buen segador de nuestro País puede hacer más de 50 áreas de trabajo en un día.



LA CAMPA DE COMPETICIÓN

La campa o prado donde vaya a celebrarse la competición, se elige con especial cuidado teniendo en cuenta diversas circunstancias. En primer lugar debe estar situado en zona donde exista afición y cercana a ser posible a las localidades de donde procedan los segalaris. Esto se tiene especialmente en cuenta en los últimos años, ya que es habitual ahora poner una entrada de pago al recinto de competición e interesa, por lo tanto, contar con el mayor número de espectadores. Y en función de ello se buscan campas de acceso fácil y cómodo con aparcamiento para vehículos. Y dentro del recinto, que exista buena visibilidad para los espectadores y sea fácil de acotar.

En cuanto al terreno en sí debe ser totalmente desprovisto de piedras, sin demasiada pendiente y de hierba abundante y crecida.


Subir hasta la siguienteLA PRUEBA

La prueba de corte de hierba es muy dura para los participantes. El cuerpo del atleta, durante toda la prueba, está doblado por la cintura. La inspiración se hace con el torso inclinado y los pulmones comprimidos.

De siempre, las pruebas de segalaris tienen lugar en el inicio del otoño, época en que la hierba ha alcanzado su máximo crecimiento y momento, además, en que los jóvenes tienen mayor trabajo en el caserío y se encuentran perfectamente entrenados.

Hasta hace pocos años, la única forma de competición, como ha sucedido en las restantes especialidades del deporte rural, era la apuesta. El primer concurso, con premios en metálico, en lugar de cantidades atravesadas y varios participantes, tuvo lugar en Gipuzkoa el 11 de julio de 1954.

El tiempo dado para la prueba suele fijarse en nuestros días en una hora. A principios de siglo eran frecuentes las apuestas de dos horas de duración. Sea cual fuere el tiempo límite, a su término entran en movimiento un extenso equipo de hombres –rastrilleros, pesadores, atadores y ayudantes- que bajo la mirada vigilante de uno de los jueces de la prueba darán el resultado con el peso de la hierba cortada por cada contendiente. Tradicionalmente se utiliza el peso romano.

En cualquier forma que se estipule la prueba es muy difícil hablar de “records”. Depende del peso y la superficie de hierba cortada, de la calidad del terreno, del grado de humedad de la hierba, de su crecimiento, etc., factores todos ellos extraños al puro esfuerzo físico.


Subir hasta la siguienteSEGALARIS. ALGUNOS NOMBRES

Las primeras noticias de segalaris nos la da el bersolarismo. Pello Errota cantaba una apuesta de 1880, en Iturrioz, que ganó un tal Izuela.

Pedro María Otaño Eceiza, el gran “Santa Agueda”, de Beizama, aizkolari mítico, fue también un gran campeón segalari, sin rival en su época. Sus portentosas facultades físicas le destacaron en el corte de hierba, especialidad en la que compitió frecuentemente entre 1905 y 1915.

La prueba cumbre de las competiciones segalaris de todos los tiempos fue celebrada en la campa de Iturrioz el lunes 28 de septiembre de 1925. Seis mil personas acudieron a presenciarla y, se dice, que las traviesas superaron las 150.000 pesetas de aquella época. Eran protagonistas Pedro Mendizabal, “Lokate”, de Aya, y José Arrieta “Pantxesa”, de Urnieta. Ganó Mendizabal, que en dos horas de competición, cortó 4.294 kilos de hierba frente a los 3.957 de su contrincante.

Otros segalaris famosos, antes de la guerra civil, fueron “Amexketa”, Florentino Mayoz, “Ondartza”, Olazábal, etc. Y tras la guerra citaremos a “Chiquito de Aya”, Egiguren, “Lizume”, “Ibiya”, “Izurzu”, “Polipaso”, Eleuterio Tapia, “Pascualsoro”, Otegui, Bernardo Irastorza.

Actualmente han desaparecido prácticamente los desafíos y los segalaris practican su deporte en competiciones oficiales.

 

 

Fecha de la última modificación: 11/04/2006