Premios Gure Artea 2006
En torno a un premio y una exposición
Ismael Materola Ispizua
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IX
Por otro lado, nuestras ciudades llenas de cámaras de vigilancia ha dado lugar a otro modo de entender el espacio público. En el proyecto Meanwhile in the lilving room… Iratxe y Klaas filman las imágenes vistas desde un piso nuevo en Bilbao para observar cómo van surgiendo las redes de relaciones sociales en un barrio que parte de cero, desde el punto de vista del salón de casa.
Las Lilas de Jeleton es el título de los dibujos del colectivo formado por Jesús Arpal y Gelen Alcantara. Jeleton utiliza las formas de los dibujos del siglo XVI, XVII y XVIII para hacer referencia a cuestiones actuales. En los dibujos que desde el Renacimiento se utilizaron para crear una especie de jeroglíficos o mensajes visuales era necesario mantener un equilibrio entre el componente plástico-estético y el significado, un significado más o menos descifrable por la sociedad o alguna de sus capas más cultas. Estos significados hacían referencia a valores sociales reconocidos. Este equilibrio entre los elementos plásticos y el significado es lo que quieren mantener en los dibujos de la serie Las Lilas de Jeleton, pero en este caso los significados deben ser contemporáneos y, por lo tanto, no reconocibles fácilmente, ni con vocación de universalidad como los que sirven de punto de partida. Los dibujos nos hablan de nuestra época de una manera alegre y un tanto naif, como si no tuvieran la profundidad que si seguimos mirando reconocemos. Los valores y códigos sociales continúan vigentes a pesar de que el arte no los comunique, por ello los dibujos representan unos valores que el cine, la publicidad y la televisión transmiten constantemente y que aceptamos como normales, pero que vistos representados en el arte hoy en día, se vuelven casi ridículos.
Cuando veo la instalación Vidas Cruzadas de Aitor Lajarin no puedo dejar de recordar la película del mismo título de Robert Altman. Como en la película Aitor Lajarin dibuja mapas de la vida en los que se reflejan caminos, jardines, viviendas, carreteras y gente. Las relaciones entre todos ellos es lo que conforma la instalación, pero en los detalles que nos ofrecen los cuadros pintados vemos los modos de vida de la gente, los edificios en los que transcurren estas vidas cruzadas. Por lo tanto estas islas de privacidad se relacionan entre ellas por medio de líneas que componen una red de relaciones infinitas, y en ocasiones, paralelas o que nunca se conocerán aunque se crucen. Es el modo de vida que nos ofrece el capitalismo americano simbolizado por Los Angeles y que cada vez está más presente en otras partes del mundo o en todas las partes del mundo. Muchas veces las relaciones cruzadas son automáticas, no premeditadas o elegidas por nosotros, sino impulsadas por la ciudad que tiende una serie de redes económicas y sociales diversas.
Los esquemas de Aitor Lajarin representas islas de privacidad en un mundo de relaciones sociales. La ambigüedad entre lo privado y la necesidad de lo público, la soledad en un escenario lleno de gente, están muy presentes en esta instalación.
También los dibujos de Abigail Lazkoz nos hablan de nuestras vidas, de la lógica y la ilógica de nuestras vidas más concretamente, por eso nos crean cierta inquietud. En ocasiones en formatos parecidos a las ilustraciones de los cuentos y otras veces, como en esta ocasión, en formatos más grandes, nos pone ante nuestros ojos unas imágenes que hacen un efecto espejo. Las acciones que llevamos a cabo como personas son susceptibles de reflexión,aunque pocas veces lo hacemos. Estamos acostumbrados a no tener en cuenta las consecuencias de las acciones humanas, con el consiguiente peligro que conlleva.
Con formas ideadas por la artista nos ayuda a conocer nuestro contexto para poder reflexionar sobre él y obligarnos a tomar partido, es casi imposible no tomar partido ante lo que vemos. Los personajes construidos por medio de unos cuadrados pequeños de trazos negros y que flotan en el papel blanco constituyen una marca personal de Abigail Lazkoz ya que muchas veces la deformación de la realidad es un instrumento importante para entender mejor el lugar en el que nos movemos, tal como ocurre en las licencias literarias. Algo parecido ocurre con los títulos, normalmente ambiguos y difíciles de interpretar en una primera lectura pero imprescindibles en la conformación de la obra. Además la utilización del humor y la violencia refleja bien lo que llevamos dentro por medio de unos dibujos aparentemente inofensivos.