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A la hora de referirnos a la visibilidad de la homosexualidad, es necesario retrotaerse en el tiempo hasta principios del siglo XX, en concreto hasta el final e inicio de época que marcó la Gran Guerra. Es, efectivamente, en dicha época donde encontramos el germen de un nuevo escenario geopolítico y social que condicionará los primeros indicios de visibilidad del movimiento homosexual moderno.
Con todo, serán los años 60, en el marco de una genérica rebeldía revolucionaria, y más en concreto, en los hechos acontecidos en Stonewall Inn (EEUU), en el año 1969, donde encontramos el punto de inflexión de mayor relevancia a este nivel. Y es que Stonewall marca un cambio radical en la militancia gay. La lucha contra el acoso policial y la discriminación se convierten en los objetivos que marcan el despertar de la conciencia homosexual. La comprensión de antaño se sustituye por la búsqueda de la igualdad. Ya no se busca la aceptación, sino el cambio de las propias estructuras sociales. Stonewall marca, por tanto, un antes y un después en la lucha por los derechos de gays y lesbianas.
Esta conciencia se extiende desde EEUU y el estado español no escapa a la misma. Es el inicio de los primeros movimientos feministas y de los primeros grupos que centran su labor a favor de los derechos de las personas homosexuales. Se trata de grupos reducidos que se reúnen clandestinamente para luchar contra las leyes discriminatorias de la homosexualidad.
Este aire de renovación, que se generalizó al ámbito social y cultural, ha encontrado continuidad hasta el momento presente. Denominamos con las siglas LGBT al colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y personas transexuales/transgénero. Si bien ha sido frecuente la simplificación del término para referirlo al colectivo gay, lo cierto es que dicha siglas tratan de reflejar la complejidad y diversidad del colectivo.
Han pasado muchos años desde aquel entonces, pero lo cierto es que el activismo LGBT sigue teniendo hoy en día absoluto protagonismo y significación. Es cierto que los tiempos han cambiado, y son muchos los logros conseguidos, pero ello no debe llevarnos a la falsa convicción de que la realidad LGBT se halla normalizada. Son muchos los frentes aún abiertos y muchos los retos de futuro. Y es en esta tesitura en la que encuentran significación los distintos colectivos que, también a nivel del PV - Ehgam, Aldarte, Errespetuz, Hegoak, Lesbitoria-gaysteiz, Gehitu… - centran su cometido desde hace ya muchos años en esta labor.