Salud y desigualdades. Beneficios desde el desarrollo económico inclusivo

Fecha de publicación: 

Equipo de Coordinación Sociosanitaria

Using economic development to improve health and reduce health inequalities (The Health Foundation, 2020)

Using economic development to improve health and reduce health inequalities (The Health Foundation, 2020)

La Fundación por la Salud (The Health Foundation) presenta en este informe claves para promover el desarrollo económico al servicio de la mejora de la salud de las personas y la reducción de las desigualdades en salud que afectan a la población en Reino Unido. 

Con el objetivo de que todas las personas tengan opción a una vida sana, además del acceso a servicios de salud, este informe profundiza en una serie de estudios de caso seleccionados por representar estrategias de desarrollo económico inclusivo que pueden redundar en beneficios para la salud y el bienestar de la población

Las desigualdades sociales constituyen un condicionante esencial de la salud y el bienestar de las personas. Las condiciones económicas (salarios, ingresos, empleo, riqueza), sociales, educativas, medioambientales, entre otras, también determinan la salud de las personas. Por ello, desde la atención al escenario de reconstrucción económica que el impacto de la COVID-19 nos plantea como sociedades, este informe subraya la oportunidad de impulsar medidas que incorporen la salud, la reducción de desigualdades y el bienestar de la población en el marco de las iniciativas de desarrollo económico futuro, sea cual sea el nivel al que este se impulse y con el objetivo de distribuir de modo más equitativo los beneficios económicos.

Elementos fundamentales para el desarrollo económico inclusivo

Seis son los elementos fundamentales identificados en los estudios de casos para el despliegue de un marco de acción que impulse estrategias de desarrollo económico inclusivo:

  1. El desarrollo de una profunda comprensión de los problemas a nivel local, utilizando un análisis sólido de fuentes de datos tanto rutinarias como innovadoras, como se evidencia en el estudio de caso sobre la herramienta de diagnóstico de crecimiento inclusivo de Escocia, que analiza la relación entre los problemas económicos y los retos sociales en un área determinada.
  2. El liderazgo que proporciona visiones a largo plazo para las economías locales y que diseña estas para que sean beneficiosas para la salud de las personas, como en el estudio de caso sobre los planes a largo plazo del Ayuntamiento de Plymouth (Reino Unido) y de la ciudad estadounidense de Burlington.
  3. El compromiso con la ciudadanía, y que se emplee su conocimiento sobre necesidades y expectativas, para participar de la priorización de decisiones en materia de política económica de forma que se promueva la acción comunitaria, como en el caso de estudio sobre el programa de regeneración Clyde Gateway en Glasgow o de Auckland (Nueva Zelanda).
  4. La capitalización de los activos locales y el uso de los poderes locales de forma más activa, como demuestra el estudio de caso sobre los esfuerzos de los planificadores económicos para capitalizar los activos de tecnología médica de Leeds.
  5. La promoción de la relación entre la salud pública y el desarrollo económico, de modo que se fomenten las alianzas entre ambos sectores, como en el estudio de caso sobre desarrollo económico y salud en la ciudad de Leeds y en varios niveles y ámbitos de gobierno en Escocia.
  6. La provisión de servicios que satisfagan conjuntamente las necesidades económicas y de salud de las personas, como sucede en el estudio de caso sobre los centros de orientación integral para jóvenes en Finlandia o la apertura de cuatro centros de bienestar en Plymouth.

Asimismo, el informe subraya la importancia de cuatro lecciones transversales identificadas en los estudios de caso, relevantes para el desarrollo de estrategias económicas inclusivas que supongan una mejora para la salud y la reducción de las desigualdades sociales:

  1. La promoción de condiciones económicas que reconozcan las necesidades de los grupos que enfrentan la desigualdad, como en el estudio de caso sobre las asignaciones por licencia parental en Suecia o la iniciativa de administración de tierras y viviendas para beneficio comunitario en Burlington (Vermont, EE.UU.)
  2. La incorporación de la salud y el bienestar en la medición del éxito económico, como en el estudio de caso sobre el presupuesto de bienestar de Nueva Zelanda.
  3. La gestión activa de las transiciones tecnológicas y de las respuestas a las crisis económicas, con apoyo para las personas más afectadas por cambios estructurales en la economía, como en el caso de estudio sobre el programa de inclusión digital del Ayuntamiento de Leeds o el proyecto de gobernanza local desarrollado en Saarland (Alemania).
  4. La promoción de estándares de buen trabajo y de la amplia participación en el mercado laboral, como en el estudio de caso sobre el apoyo personalizado a los trabajadores que enfrentan el despido en Suecia o la iniciativa escoces de “empleo justo”.

Con este objetivo, las recomendaciones a nivel político se centran en:

  • Ampliar el enfoque de la política económica más allá del PIB para promover políticas más inclusivas y socialmente cohesionadoras a nivel nacional.
  • Garantizar que las medidas de respuesta a la COVID-19 no conducen a una ampliación de la brecha en los logros educativos, que podría exacerbar las desigualdades existentes en el futuro.
  • Invertir en educación permanente y desarrollo de habilidades en un contexto de desigual impacto de la pandemia, especialmente en materia de empleos y fuerza laboral.
  • Introducir medidas locales y regionales de desarrollo económico equitativo y sostenible que sirvan para evaluar el progreso en la "nivelación" de oportunidades en todo el país y entre grupos socioeconómicos.
  • Dirigir incentivos al crecimiento hacia sectores que contribuyan al desarrollo sostenible y al crecimiento de empleos de alta calidad y, al mismo tiempo, promover una mejor calidad de los empleos para los trabajadores en funciones mal remuneradas e inseguras.
  • Devolver más fondos de inversión para las ciudades y las autoridades locales, de modo que las inversiones estratégicas locales estén plenamente informadas por el contexto local e invirtiendo en la capacidad y capacidad de las asociaciones empresariales locales para crear economías inclusivas.

En consecuencia, se consideran economías inclusivas aquellas que apoyan la cohesión social, la equidad y la participación; que garantizan la sostenibilidad del medio ambiente; y que promueven el acceso a bienes y servicios que apoyan la salud al tiempo que limitan el acceso a aquellos que no la favorecen. Según este informe, los organismos gubernamentales (en sus diferentes niveles) tienen un rol importante a la hora de incentivar o realizar intervenciones económicas que disminuyan el impacto de las desigualdades estructurales, de forma que originen, además de beneficios financieros, un impacto beneficioso para la salud de la población. Para ello se propone el diseño de estrategias integrales que a nivel gubernamental promuevan, con un enfoque interdepartamental, mejoras en la salud y el bienestar con acciones que incidan en la reducción de estas desigualdades sociales de tipo estructural.

Si desea ampliar esta información, puede consultar la publicación “Empleando el desarrollo económico para mejorar la salud y reducir las desigualdades” (Using economic development to improve health and reduce health inequalities (2020), editada por The Health Foundation.