Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales

CONSEJOS DIRIGIDOS A MEJORAR LA CONVIVENCIA DURANTE EL TIEMPO DE CONFINAMIENTO EN DIFERENTES SITUACIONES FAMILIARES

LA SITUACIÓN DE CONFINAMIENTO: UN RETO PARA LA CONVIVENCIA

UN PAR DE CLAVES GENERALES

LA IMPORTANCIA DE LA COMUNICACION

La comunicación es de vital importancia para estar en contacto con las personas que viven en otros domicilios (familiares, amigos, etc.), y, especialmente, entre las personas que conviven en un mismo espacio.

Es necesario transmitir cosas, tanto las que tienen que ver con la organización doméstica, referentes a las responsabilidades compartidas, como aquellas que son más personales o íntimas, respecto a cómo compartir el ocio y cómo respetar los momentos individuales.

Dado que en la situación de confinamiento el tiempo es algo de lo que disponemos, tenemos una gran oportunidad para encontrar momentos en los que hablar de las cuestiones anteriormente mencionadas, entre otras.

Ahora bien, cada familia funciona y se relaciona de manera diferente, los ritmos de vida de las personas también lo son, por lo que habrá familias que necesitarán un reaprendizaje para poder compartir y disfrutar este tiempo de convivencia.

Es importante buscar un equilibrio entre la necesidad de expresar de cada uno y el respeto, es decir, cultivar la paciencia, la flexibilidad y la comprensión como base, pero sin dejar de lado que algo que molesta, incómoda y/o duele, se quede en el tintero. Por ello, la búsqueda constante de ese equilibrio -muy difícil, pero deseable y necesario- entre la comprensión, la tolerancia y la paciencia con la expresión de la queja, facilitarán la comunicación.

RECUERDA:

  • Si un leve conflicto no se aborda con el diálogo, se podrá diluir o se incrementará. Por ello, si en un día o dos como máximo, no se ha resuelto de manera natural, pasará a ser un conflicto de grado moderado o severo y tendremos que afrontarlo hablando.
  • La dureza del conflicto es muy superior cuando se ha incrementado la insatisfacción, el enfado y la rabia. Por eso, es importante facilitar que cada persona pueda expresarse, escuchándonos, comprendiéndonos y buscando un consenso que haga que la convivencia sea más fácil y llevadera.
  • Es importante cuidar la manera en que se habla entre las personas que comparten un mismo espacio, con el objetivo de mantener la calma.

 
EL PESO DE LAS SENSACIONES Y EMOCIONES

  • Casi todos los profesionales coinciden en la importancia de mantener rutinas diarias que nos ayuden a normalizar esta nueva realidad.
  • No nos tenemos que sentir culpables por sentirnos más ansiosos o tristes, tenemos que respetar nuestras emociones y también las emociones de las personas que conviven con nosotros. Hay que tener en cuenta que esta nueva realidad es incómoda para la mayoría.
  • No hay nada más contagioso que el miedo, pero el miedo es una emoción positiva, porque nos permite ocuparnos del peligro y tomar medidas preventivas para que podamos evitar un mal mayor. Tenemos que entender que cada persona tiene reacciones diversas, disparadas desde el área del miedo, una emoción básica y contagiosa. Como el cerebro no distingue el origen del miedo, es preciso mediar la respuesta para hacerla más racional.
  • Es imposible resolver lo que va a pasar en el futuro, pero ahora podemos actuar en el momento presente y reforzando nuestra propia confianza. Evitar dramatizar, ocuparse y no preocuparse, focalizarse en lo que se puede controlar; y en lo que no, intentar disminuir la ansiedad. No centrarse en pensamientos negativos o exagerados.
  • Es importante reconocer las propias emociones que genera esta nueva realidad. En estos momentos sigue siendo básica la comunicación entre las partes, es el momento de volver a la paciencia y tratar de buscar un acuerdo.
  • Hay que cambiar de estrategia y comunicarnos de otra forma: expresar cómo nos sentimos en vez de reaccionar con reproches y juicios. Hará falta empatía y almacenar dosis de paciencia para gestionar los periodos de irritación. 

ALGUNOS CONSEJOS GENERALES

  • Mantener las rutinas habituales que nos sean posibles, evitando riesgos innecesarios.
  • Crear rutinas que respondan a la nueva situación de confinamiento.
  • Mantener una buena higiene, tanto personal como de nuestra vivienda.
  • Planificar algo de ejercicio físico diario, que sea adecuado para nuestras características físicas.
  • Establecer una rutina estricta en torno a la alimentación, tanto respecto de las horas de las distintas comidas, como de los alimentos que necesitamos ingerir, en esta situación de confinamiento.
  • Mantener el contacto (telefónico, telemático, etc) con las personas de nuestro entorno familiar, social, de vecindad….

Como se suele decir: No decidimos lo que nos pasa, pero sí la actitud con la que afrontamos nuestra realidad



 

 

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