Osakidetza pone en marcha un protocolo para reforzar la seguridad de los recién nacidos y minimizar el riesgo de separación del bebé de sus progenitores

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5 de Junio de 2014

Recoge todas las pautas de actuación desde la gestación al alta hospitalaria

 

El Departamento de Salud del Gobierno Vasco y Osakidetza han puesto en marcha un protocolo para reforzar la seguridad de los recién nacidos y minimizar el riesgo de separación del bebé de sus progenitores. El protocolo, que ha sido presentado esta mañana en rueda de prensa por el director de Atención Sanitaria de Osakidetza,  Antonio Arraiza, y el coordinador de Programas de Salud Pública y Seguridad del Paciente de Osakidetza,  Enrique Peiró, será de aplicación en todas las áreas materno-infantiles de la Red del Servicio Vasco de Salud.

Según han subrayado ambos, velar por la seguridad del paciente es una de las grandes prioridades de la acción de gobierno en lo que se refiere a las políticas de salud, pero también constituye un ámbito de evaluación permanente  y, por supuesto, de intento de mejora continua”. En ese sentido, y dentro de la Estrategia global de Seguridad del Paciente en el Servicio Vasco de Salud que impulsa el Departamento de Jon Darpón, se sitúa la nueva iniciativa referida en este caso a la seguridad durante el proceso asistencial “Gestación –Parto –Puerperio”.

Para ello, y a iniciativa del propio Departamento, se ha constituido un equipo de mejora en el que han participado profesionales ginecólogos, matronas, pediatras y enfermeras de nuestros ámbitos materno-infantiles. Su objetivo: revisar y  consensuar un protocolo conjunto para todas las áreas materno-infantiles que minimice el riesgo de separación del binomio bebé –progenitores, y definir así mismo las pautas a seguir en las excepciones. Se trata de un protocolo innovador en el que participan conjuntamente el bebé, los progenitores y los y las profesionales sanitarios, y cuyo propósito es sensibilizar y formar a los futuros progenitores en el ámbito de la seguridad, al tiempo  que buscar  su implicacióncon aportaciones para la prevención de los posibles incidentes de seguridad.

Arraiza y Peiró han destacado la importancia de mantener el contacto continuado entre la madre y su bebé en las primeras horas posteriores al parto. “De ahí –indicó- que nuestras actividades (los cuidados, las exploraciones, las pruebas…) se vayan a desarrollar a pie de cama, para no separar a los progenitores de su bebé.  Cuando ello no sea posible, se solicitará a la madre, el padre o algún otro familiar que acompañen al o la profesional en el traslado del recién nacido”.

 El protocolo recoge todas las pautas de actuación, desde el inicio de la gestación hasta el alta hospitalaria en el puerperio. Asimismo, su elaboración ha supuesto también la revisión y unificación del procedimiento de identificación y custodia del recién nacido.

 El horizonte final que se plantea es lograr que todas las organizaciones de atención materno- infantil  dispongan y apliquen  los mismos protocolos, procedimientos y anexos, con sus objetivos específicos, líneas de acción definidas, indicadores y resultados anuales. Con ello se pretende garantizar la misma atención a todas las madres y bebés en todas las áreas de atención  materno-infantil durante la gestación, parto y puerperio, siempre en ese entorno de seguridad, disminuyendo la variabilidad de la práctica clínica mediante documentos comunes.

En este sentido, la propuesta del equipo de referencia que ha desarrollado el protocolo de seguridad clínica del bebé, en coherencia con la estrategia definida,  es la de continuar avanzando con diferentes equipos de trabajo multidisciplinares para el desarrollo del objetivo general  de sistematizar los protocolos, priorizando los relacionados con la mujer puérpera, los cuidados del recién nacido y la alimentación.

En la misma línea, y en este caso especialmente pensando en propiciar una mayor sensibilización, se ha elaborado un folleto divulgativo en el que figuradamente es el propio bebé quien solicita a sus progenitores que apliquen una serie de recomendaciones para reforzar su seguridad, siempre en coordinación con los y las profesionales de atención materno-infantil y con la prioridad de, siempre que sea posible, prestar sus cuidados a pie de cama.