La reflexión sobre las vivencias personales y su relación con el entorno es el punto de arranque de Begoña Montalbán para realizar trabajos que inciden en lo sensible, en la experiencia del sujeto contemporáneo y en los conceptos de tiempo, realidad y memoria. El sabor del recuerdo trata sobre el espacio del pensamiento y sus cualidades efímeras, de cambio y fluidez; el pensamiento como espacio interior (psicológico) donde fluyen sin parar recuerdos, sensaciones y emociones.
Poéticamente la obra transforma y sintetiza el cúmulo de sentimientos en las gotas de un fluido transparente que emana de las agujas endovenosas insertadas en la falsa pared. De forma lenta pero continua, las gotas permanecen en suspensión largo tiempo hasta caer al suelo. La instalación se presentó en la muestra La Cicatriz Interior (1998), Sala Plaza de España de la Comunidad de Madrid.
