La industria del corto, una mezcla de talento y precariedad

  • La industria del corto, una mezcla de talento y precariedad

  • Fecha27 de Octubre
  • Temática Audiovisual

El cortometraje español se ha hecho habitual en las entregas de premios, sirviendo de trampolín a los nuevos cineastas

Una mezcla de talento y precariedad. Así se puede resumir una industria del corto en España que desde el año 2015 ha visto triplicado su número de rodajes, según datos de Statista, con una amplia presencia en festivales y certámenes de todo el mundo, pero con unas condiciones de trabajo muy inestables. Y es que desde que Juan Carlos Fresnadillo obtuviera, en 1996, una nominación al Óscar por su cortometraje «Esposados», el cortometraje español se ha hecho habitual en las entregas de premios, sirviendo de trampolín a los nuevos cineastas.

Ahí están los casos de Daniel Sánchez Arévalo, que en 2004 compitió en la Sección Oficial de Venecia con «La culpa del alpinista», o Nacho Vigalondo y Esteban Crespo que, con «7:35 de la mañana» y «Aquel no era yo», respectivamente, recibieron sendas nominaciones a los Oscar. Solo tres ejemplos de un sector del cine en el que el talento y precariedad van de la mano.

«En España hay gente con 40-50 años haciendo cortos y eso para mí refleja la precariedad del audiovisual en España. Gente que ya tendría que estar consagrada, tiene que seguir haciendo cortos ante la falta de oportunidades», explica a EFE el cortometrajista Álvaro Martín (Valladolid, 1991). Porque la proliferación de cortometrajes no lleva consigo una mejora en las condiciones de trabajo. De hecho en 2018 de los 359 cortos inscritos, el 82% fueron producidos por una empresa con solo un título inscrito en el registro, según datos proporcionados por el ICAA.

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