Departamento de Cultura y Política Lingüística

Premios Literarios Euskadi 2007

Voracidad - Portada

Título: Voracidad
Autor: Juan Bas

Editorial: Ediciones B

Decisión del jurado

Datos referidos a la obra premiada

Voracidad es una novela provocadora presidida por un ácido humor negro. Juan Bas realiza un despiadado retrato satírico de la España gobernada por la derecha, así como del sexo, la televisión, el oficio de buscavidas, la venganza e incluso el amor por Internet. Contada en primera persona por Pacho Murga, un amoral señorito bilbaíno venido a menos (que ya protagonizó la exitosa Alacranes en su tinta), relata las andanzas de éste por una corte de los milagros actual.

Una novela diferente que el lector no podrá evitar devorar página tras página hasta su impactante desenlace.


Fragmento

Presidía el gobierno un hombre antipático, Luis Fernando Alabarda, uno de esos tipos que se consideran a sí mismos muy serios, muy españoles y blasonados de nobleza y rancia hidalguía; exhibidor de una sonrisa breve y más falsa que los gemidos de una puta; con delirios de grandeza y complejo de inferioridad encubierto por un orgullo exacerbado y ausente de autocrítica; muy frío, lacónico y autoritario, recordaba en el carácter a Franco. Y aunque intentaba ir de currutaco, su bigotito y peinado producían el efecto condicionado de querer pedirle un cortado, pues eran más propios de uno de esos camareros con chaquetilla blanca que justo tapa el culo, que sirve en una cafetería vetusta con veladores de mármol.

Con semejante tropa en el poder, de hipócrita afección al meapilismo, el olor a cirio eclesiástico se intensificó hasta el mareo. Ante el empacho de pan de hostia no fueron pocos los que añoraron la época en que se consideraba que cuando mejor ilumina la iglesia al pueblo es al arder.

El mafioso Opus Dei resurgió de sus cenizas, nunca lo suficientemente apagadas, y se enquistó, como durante la fase final del franquismo, en altos cargos de los tres poderes del Estado. Junto al Opus, consiguió también pujanza otra secta religiosa tanto o más siniestra, Los Legionarios de Cristo, protegidos por Ana Yelmo, la esposa de Alabarda y aún más antipática que él, que a su vez hacía pinitos políticos y había conseguido la concejalía de Bienestar Social del Ayuntamiento de Madrid, cuyo programa de actuaciones presentó en el hotel Ritz.