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Grabadora de cilindro Mino G.B. & Figli. Tecnología italiana para la orfebrería alavesa.

Datos técnicos
Denominación: Grabadora de cilindro o ruleteadora
Año: hacia 1940
Producción: Mino G.B. & Figli, Alessandria (Italia)

Grabadora de cilindro o ruleteadora Mino G.B. & Figli en las antiguas instalaciones de CORTASA (1989). Archivo Depósito de Patrimonio Cultural Industrial Mueble (Gobierno Vasco).

Grabadora de cilindro o ruleteadora Mino G.B. & Figli en las antiguas instalaciones de CORTASA (1989). Archivo Depósito de Patrimonio Cultural Industrial Mueble (Gobierno Vasco).

Labrar piezas artísticas de plata, oro y otros metales preciosos. Tal es el objeto del delicado oficio de orfebre. Un trabajo minucioso que requiere de pericia, finura y firmeza de pulso. Labor pausada, en la que el ser humano se ha empleado desde que empezara a dominar el manejo de los metales, hace más de 8.000 años. Una de esas habilidades que raramente asociamos a la mecanización y los procesos metalúrgicos que han caracterizado la industrialización en tierras vascas.

Podemos pensar que es un oficio artesanal, pero la Revolución Industrial también llegó a las tareas aparentemente más exquisitas. De no ser por ello no habrían existido las bandejas, las jarras, los candelabros, las cuberterías labradas y tantos otros utensilios que llenaron los hogares de toda condición, generalizando el uso de objetos que, de otro modo, habrían seguido siendo privilegio de las clases más acomodadas. Máquinas no muy diferentes a las empleadas en las empresas metalúrgicas facilitaron el trabajo de la plata, la alpaca, el bronce y el latón, permitiendo simplificar las tareas de martillado, batido, cortado y ensamblaje. Los talleres de orfebrería se dotaron de prensas, martillos, tornos, replicadoras, grabadoras y mucha otra maquinaria, a menudo de fabricación extranjera, y fueron evolucionando de pequeños establecimientos familiares a fábricas de cierta entidad.

Nuestra grabadora de cilindro es un buen ejemplo de esa tecnología extranjera que transformó el modo de hacer de los talleres vascos de orfebrería. Es una máquina italiana, fabricada por Mino G.B. & Figli, empresa fundada en 1840 y todavía en activo, que desde sus inicios se especializó en sistemas para dar forma a metales blandos como la plata, el oro y el aluminio. Su funcionamiento es similar al de una fresadora: cuenta con un cabezal intercambiable que permite, mediante su movimiento circular, labrar el metal, creando dibujos en relieve.

Antiguas instalaciones de CORTASA en Amurrio. Foto: María Romano (2005).

Antiguas instalaciones de CORTASA en Amurrio. Foto: María Romano (2005).

Proviene de los talleres que la empresa Sociedad Anónima Cortabarria – CORTASA tenía en la localidad alavesa de Amurrio. Allí, en 1927, José Cortabarria Irastorza se hizo con las instalaciones de una antigua fábrica de sacos (que, antes, había sido harinera y herrería mecánica) y trasladó el negocio de orfebrería que, hasta entonces, su familia había regentado en Bilbao. Pionero de esta actividad en la comarca, no sólo tuvo que contratar a obreros especializados para formar a los trabajadores locales; también hubo de hacerse con la tecnología indispensable para la buena marcha de su proyecto. Las máquinas se movían mediante un sistema de embarrados y poleas, impulsado por una turbina, y entre ellas había replicadoras, grabadoras, tornos al aire y ruleteadoras como ésta, que la empresa donó en 1990 a la colección de Patrimonio Industrial Mueble del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco y hoy se encuentra depositada en Konsoni Lantegia.

Para entonces, la máquina había cumplido más de cuatro décadas grabando sobre el metal todo tipo de diseños decorativos. Y es que la orfebrería, que había llegado a Amurrio como una actividad sin arraigo en el territorio, encontró en el valle de Ayala las condiciones para convertirse en una labor con una importancia relativa. CORTASA llegó a ocupar a 50 trabajadores (15 plateros, 12 pulidores, siete troquelistas, cuatro estampadores, cuatro entalladores, tres encargados de los baños de plata y varios almaceneros) pero, además, de entre sus operarios salieron algunos emprendedores que crearon sus propias empresas, entre ellas La Orfebrería Alavesa y Elejondo Industrial. De lo aprendido entre máquinas como nuestra grabadora de cilindro surgió una tradición productiva que todavía es recordada en la comarca.

Ainara Martínez Matía (AVPIOP)

Factura con membrete de la fábrica de José Cortabarría en Amurrio (1944). Fuente: todocoleccion.net

Factura con membrete de la fábrica de José Cortabarría en Amurrio (1944). Fuente: todocoleccion.net

Grabadora de cilindro o ruleteadora Mino G.B. & Figli en las antiguas instalaciones de CORTASA (1989). Archivo Depósito de Patrimonio Cultural Industrial Mueble (Gobierno Vasco).

Grabadora de cilindro o ruleteadora Mino G.B. & Figli en las antiguas instalaciones de CORTASA (1989). Archivo Depósito de Patrimonio Cultural Industrial Mueble (Gobierno Vasco).

Operario trabajando en un torno al aire en la empresa CORTASA (1989). Archivo Depósito de Patrimonio Cultural Industrial Mueble (Gobierno Vasco).

Operario trabajando en un torno al aire en la empresa CORTASA (1989). Archivo Depósito de Patrimonio Cultural Industrial Mueble (Gobierno Vasco).