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El ataque al pesquero vasco Playa de Bakio en aguas del Océano Índico próximas a las costas de Somalia pone de actualidad la actividad pesquera que realizan los atuneros congeladores vascos en dichas aguas. Un tercio de la facturación de los atuneros vascos, considerada la segunda potencia europea, se consigue en aguas somalíes.
En la actualidad, la flota atunera congeladora vasca está formada por unas dos docenas de buques modernos con una edad media inferior a 15 años. La patronal ANASAC, que implica a la mayoría de las grandes empresas armadoras vascas, agrupa al 60% de la flota estatal y a más del 40% de la flota europea especializada, y captura más de 150.000 toneladas de atún al año.
Los pesqueros vasco más modernos como el Txori-Gorri, construido por Astilleros Murueta el pasado año, tiene cerca de 100 metros de eslora, 15 metros de manga y 10 de puntal y con cerca de una veintena de cubas es capaz de almacenar unas 1.500 toneladas de túnido. Con un arqueo de 2.940 toneladas y una potencia de 6.500 caballos, el Txori-Gorri alcanza los 18 nudos de velocidad punta, una velocidad que ha permitido a algún barco de la flota vasca en el Índico escapar de persecuciones de lanchas piratas más de una vez.
Las capturas mundiales de atún llegan a los 3 millones de toneladas anuales. En el Índico faenan habitualmente unos 35 buques atuneros de la Unión Europea. De ellos una quincena son pesqueros vascos de las nuevas empresas bermeanas asociadas en ANASAC, entre ellas Pesquería vasco Montañesa (Pevasa) a la que pertenece el Playa de Bakio.
De esta asociación operan en el Índico los buques Zuberoa, Doniene, Elai Alai, Campo Libre ALAI, Txori Toki, Txori Udin, Txori Argi, Txori Berri, Juan Ramón Egaña, Playa de Aritzatxu, Felipe Ruano, Playa de Bakio y Playa de Anzoras, los cinco últimos de Pevasa. Cada barco supone una inversión cercana a los 30 millones.
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