Premios Gure Artea 2006

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En torno a un premio y una exposición
Ismael Materola Ispizua


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VI

Otro grupo de artistas trabaja en los límites del medio en el que se mueve y analiza el papel del artista en la infraestructura cultural. Iñaki Grazenea, Ismael Iglesias y Aitor Lajarin continúan buscando las posibilidades de la pintura. Casi todos ellos trabajan con la pintura expandida en el espacio y buscan nuevas maneras de relacionar sus obras con el espacio expositivo. Iñaki Grazenea e Ismael Iglesias, cada uno a su modo, analizan la situación de la imagen ante las nuevas tecnologías. Ambos se afanan en crear espacios pictóricos, espacios construidos que parten de espacios virtuales. Ambos ensayan la posibilidad de la abstracción ante las imágenes fotográficas o informáticas.

Las instalaciones de Aitor Lajarin son redes repletas de fragmentos, pero en vez de hacer frente a las imágenes que aporta la red tecnológica, investiga sobre las redes y relaciones que crea la trama urbana y social.

Las fotografías de Aitor Ortiz al mismo tiempo que tratan sobre el medio fotográfico, en el sentido de indagar en las posibilidades que la fotografía ofrece para la creación de espacios reales, quiere subrayar la función estética de la obra de arte. Sin la presencia humana, pero con estructuras creadas por el hombre se construyen imágenes de gran belleza para maravillar, deleitar, preocupar e impresionar al espectador.

Como Aitor Ortiz, las obras de todos estos artistas persiguen unos objetivos poéticos, de manera más lírica en el caso de Aitor Ortiz, más ligada a la pintura en las obras de Aitor Lajarin, Ismael Iglesias e Iñaki Grazenea.

Deberíamos de incluir las obras de Maider Lopez dentro de este apartado, ya que suelen tener características formales fuertes. Pero parece que se sirve de ella para subvertir ese mismo aspecto formal. La pintura expandida en el espacio ha sido una de las características más comentadas de la obra de Maider Lopez durante estos años, pero ha sido muchas veces un instrumento para cambiar o reflexionar sobre el espacio y por lo tanto, cuando ha desaparecido el color, la artista está trabajando con el espacio mismo, sobre todo para indagar sobre sus contradicciones internas. La obra de la exposición es un espacio inútil, quizá un no espacio, blanco y repleto de obstáculos, una obra que se rebela ante las clasificaciones de escultura, instalación o pintura.

Miren Arenzana emplea la ironía, tal como lo hace Juan Perez Agirregoikoa, para realizar un divertido video sobre el papel del artista. El video de Miren refleja muy bien cómo el juego se puede convertir en reto o competición por medio de la construcción manual de un pequeño objeto, que se podría tomar como metáfora del arte y el artista, o quizá mejor, todo el video en su conjunto, como la metáfora de la banalidad del mundo del arte.

Hay otro grupo de trabajos donde la subjetividad es mayor. Los dibujos de Abigail Lazkoz y de Jeleton por una parte y las animaciones de Itziar Barrio por otra, reflejan un mundo más personal, una voz más subjetiva, con una identidad individual más reforzada que en otras obras de la exposición.

Por último los videos de Mikel Louvelli comparten características con muchas de las obras anteriormente mencionadas. Al mismo tiempo que comparte la mirada subjetiva de los anteriores, se adentra en la búsqueda de las estructuras internas del lenguaje audiovisual, sobre todo del tiempo, con la repetición continua de una acción simple. Por otro lado las imágenes de caídas de piedras o de edificios pueden ser interpretadas desde un punto de vista político o social ya que una de las obras presentadas al mismo tiempo que éstas se titulaba Garai Txarrak (Malos Tiempos) y trataba sobre la video vigilancia y actos violentos de jóvenes en la calle.