| 3.4. LOS AYUNTAMIENTOS
En este punto se realiza una fotografía acerca de
la situación en la que actualmente se encuentra el Plan Joven con
respecto a los Ayuntamientos de la CAV, al margen de las tres capitales.
La integración de los Ayuntamientos en el desarrollo
del Plan Joven II es uno de los objetivos prioritarios marcados, a pesar
de que existen una serie de frenos a superar:
El desconocimiento que tienen las entidades locales de
las características y necesidades de las propias personas jóvenes.
Existe un debate inacabado desde los propios servicios de juventud acerca
de la realidad juvenil y de sus demandas y necesidades, que conecta con
el debate sobre la idoneidad o no de las políticas de juventud
que se están llevando a cabo. Para clarificar esta situación
es necesario potenciar el Observatorio Vasco de la Juventud como instrumento
que dote de claves para estructurar las políticas dirigidas al
colectivo joven.
Los problemas de articulación con el propio Plan, desde la percepción
de éste como “ajeno”. Es un hecho que no se ha participado
en la elaboración y en la puesta en marcha del Plan Joven I, a
lo que se deben sumar las dificultades añadidas que implica un
plan transversal e interinstitucional, que, además, tiene por delante
un importante trabajo de socialización social y política.
La heterogeneidad del conjunto de municipios de la CAV, no sólo
en cuanto a población o territorio, sino en cuanto a características
socioculturales. Aunque se pueda y se deba hablar de unas necesidades
globales de las personas jóvenes de la CAV, es innegable que cada
municipio o comarca forma una realidad peculiar, con sus propias características,
que deben ser tenidas en cuenta a la hora de implementar un plan de estas
características. Además, en muchos municipios o comarcas
se produce un hecho a tener en cuenta como es la existencia de focos de
atracción de jóvenes que producen movimientos en estos colectivos,
que suelen coincidir con las capitales de provincia y las cabeceras de
comarca.
La propia organización interna de los Ayuntamientos debe ser tenida
en cuenta a la hora de socializar el Plan en el ámbito municipal
y fundamentalmente tres aspectos claves:
- El status del servicio de juventud dentro de los Ayuntamientos.
Debemos tener en cuenta que nos encontramos ante un servicio, en los ayuntamientos
en los que esté desarrollado, que lleva poco tiempo funcionando,
con poco relieve, con déficits en cuanto a personal técnico
específico de juventud y con la necesidad de argumentar y justificar
en mayor medida el gasto ya que las políticas juveniles o culturales
en general no suelen ser percibidas como prioritarias dentro de los presupuestos
municipales. Se percibe la necesidad de dar fuerza al área de juventud
o cultura, precisa de una mayor consideración y entidad como paso
previo para desarrollar una política de juventud de carácter
interinstitucional. Es un departamento, en la mayoría de los municipios,
con poco peso y al que se le está pidiendo que transversalice la
política de juventud dentro de su institución.
- La necesidad de voluntad política. Es una de las
condiciones básicas para que desde los ayuntamientos se pueda desarrollar
el Plan Joven II, pero se trata de una voluntad política que debe
plasmarse en la aprobación del Plan en el propio Pleno Municipal
para que los departamentos de juventud o cultura dispongan de un instrumento
sólido para impulsar y legitimar las necesarias políticas
transversales de juventud.
- La necesidad de recursos. Es realmente difícil
y complicado que un plan sin recursos pueda tener una plasmación
práctica en los ayuntamientos de la CAV.
Ahora bien, la valoración general acerca de que
se haya apostado por llevar a cabo un Plan transversal e interinstitucional
dirigido al colectivo de jóvenes es muy positiva, basándose
esta impresión en los siguientes elementos:
Se concibe el Plan como un marco referencial que puede
y debe marcar las directrices o líneas para intervenir en el área
de juventud.
Se considera que el colectivo de jóvenes está
bastante olvidado en las políticas de las instituciones públicas
en general y que, en el ámbito municipal, no se le concede la importancia
que requiere.
Se cree que puede permitir contrastar las experiencias
de diferentes instituciones, diferentes formas de trabajar, de intervenir...
lo que puede ser beneficioso tanto para las propias instituciones como
para los y las jóvenes.
De ahí que, cuando se les ha planteado a los Ayuntamientos la posibilidad
de desarrollar iniciativas en el área de juventud o la viabilidad
de adecuar el Plan a su realidad, bien sea implementando su propio plan
o bien incorporándose a las acciones marcadas por el propio Plan
Joven, se vean claramente los beneficios que podría implicar:
Permitiría dar respuesta a las necesidades más
acuciantes de las personas jóvenes en cada caso, teniendo en cuenta
que cada municipio es una realidad diferente.
Permitiría que el Plan llegase de forma más
directa a los y las jóvenes, lográndose así una mayor
virtualidad práctica del mismo, al ser los ayuntamientos las instituciones
más cercanas a la ciudadanía.
Permitiría que se empezase a trabajar en
temas de juventud de una forma más estructurada y sobre todo interdepartamental,
evitando el desarrollo de acciones sin criterios definidos y sin coordinación.
La incorporación de los municipios es el gran
reto y la gran apuesta del Plan Joven II y, por tanto, el objetivo debe
ser intentar incorporar al máximo número de ayuntamientos
posible.
Debemos ser conscientes de que van a ser los ayuntamientos
grandes y medianos, por sus recursos y capacidades, los que de forma
menos costosa se pueden incorporar a este proceso puesto en marcha por
el Plan Joven II. Este hecho no debe hacernos olvidar la realidad de
los pequeños municipios y se deben estudiar, por tanto, fórmulas
o alternativas que permitan o faciliten su participación, como
puede ser el trabajar de forma mancomunada, a través de las cabeceras
de comarca, destinar recursos específicos para ellos...
Por otro lado, cuando nos situemos frente al presente
objetivo debemos ser conscientes de que se trata de un proceso gradual
y que no se puede pretender que la totalidad de municipios de la CAV
se corresponsabilicen con el Plan Joven, sino más bien que se
abra una puerta, una posibilidad e iniciar así un camino que
se deberá ir completando progresivamente.
Dicho proceso tendría que contemplar las siguientes
fases: Comunicación y socialización del Plan
Joven II en los municipios.
Asunción política mediante la adhesión al Plan.
Adaptar el Plan a la realidad municipal mediante la elaboración
de planes jóvenes municipales.
Desarrollo de las acciones recogidas en el plan
municipal. |