Musica Descripcion de los instrumentos de musica, historia e informacion general



 
Descripción de los instrumentos de música, historia e información general
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DESCRIPCIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE MÚSICA, HISTORIA E INFORMACIÓN GENERAL

  He aquí la lista de los instrumentos de música de Euskal Herria que aparecen en este trabajo, utilizando el sistema que se ha presentado. Es similar al utilizado por el P. Donostia en su trabajo “Instrumentos de Música Popular Española”, ya que él también se basó en el modo de clasificación de E. Hornbostel y C. Sachs.
   En dicha lista, incluimos los instrumentos que se utilizan actualmente, los utilizados hasta hace poco y los que se perdieron hace mucho tiempo, y junto a ellos instrumentos de sonido y juguetes utilizados para diferentes propósitos.

1.- IDIÓFONOS

LA TXALAPARTA

     txalapata

   La apariencia de la txalaparta no ha sido la misma siempre ni en todos los lugares. En lo que a la apariencia de la txalaparta tradicional respecta, la más frecuente es la siguiente:
   Dos soportes; cestos o canastos colocados boca abajo, sillas o bancos. Sobre ellos, algo que sirva para aislar; hojas de maíz, hierba seca, sacos viejos,... Sobre ellos, colocado horizontalmente, una tabla de aproximadamente dos metros de largo, veinte centímetros de ancho y seis centímetros de grosor. Los soportes se colocan aproximadamente a una quinta del extremo de la tabla.
   Cuatro palos para tocar. Su longitud y apariencia suele ser diferente según el lugar. Respecto a la longitud, los de los Zuaznabar de Lasarte tienen 52 centímetros, los de los Goikoetxea de Astigarraga tienen 60 y los de los caseríos de Billandegi 88. En los tres casos los palos son de forma cónica-troncal.
   Forma de tocar: Cada uno percute con sus dos palos sobre la tabla colocada horizontalmente (y aislada, para que no se pierda la resonancia), de arriba abajo y sujetando los palos verticalmente. Los instrumentistas suelen ser dos, y la música se compone entre ambos. El interprete recibe un nombre diferente según el lugar:
       ttakuna    herrena
       tukutuna    urguna
   Tal y como dichos nombres señalan, cada interprete tiene su propia función. Uno establece el orden-equilibrio, mientras el compañero intenta romper lo establecido, creando el desorden-desequilibrio. Y así, haciendo y deshaciendo el ritmo a lo largo de la interpretación, se acelera cada vez más hasta llegar a un orden-equilibrio irrompible.
   La txalaparta tiene unas normas de interpretación, y pese a ser muy estrechas, los interpretes gozan de gran libertad para poder utilizar su imaginación y su capacidad de improvisación.
   Uno de los interpretes hace lo que se denomina "ttakun" o "tukutun", percutiendo dos golpes continuamente, y el compañero percute lo que se denomina "herrena" o "urguna" entre los golpes dobles ejecutados por aquél. Es el “herrena” quien realiza todos los juegos y cambios, introduciendo en el ritmo tanto dos golpes, como uno, como ninguno, y creando diferentes combinaciones.
   Existen otras posibilidades de hacer música: a la postre, jugar con el “timbre”, “tono”, intensidad y velocidad del sonido.

¿Dónde se ha utilizado
   Esta tradición estuvo muy presente antaño en la zona de San Sebastián-Urumea, más concretamente en lugares como Lasarte, Usurbil, Hernani, Ereñotzu, Urnieta, Altza-Intxaurrondo, Astigarraga, Ergobia y Andoain.
   Siempre hace su aparición en el entorno o ambiente rural y está estrechamente relacionado con su modo de vida. En la década de los sesenta, no había muchas parejas, y las que había provenían de la citada zona de San Sebastián-Urumea, concretamente de lugares como Lasarte, Hernani, Astigarraga, Ergobia y Altza. Si bien lo que sabemos sobre txalaparta lo hemos aprendido en todos esos lugares, no podemos olvidar que en todos ellos nuestros informadores y principales maestros fueron Migel y Pello Zuaznabar del caserío Sasoeta de Lasarte y los hermanos Asentsio y Ramón Goikoetxea del caserío Erbetegi-Etxeberri de Astigarraga.

¿Cuándo y para qué se ha utilizado?
   Su utilización ha estado unida a las tareas de los trabajos vecinales y a las celebraciones; eso sí, siempre en clave festiva. En la zona de San Sebastián-Urumea, los habitantes del lugar han conocido aún viva esta costumbre para los trabajos vecinales de elaboración de sidra. Tras atizar la manzana, los que habían trabajado en ello celebraban una fiesta mediante una cena. Tras la cena, la gente empezaba a animarse, también a cargarse de líquido, y era entonces cuando se preparaba allí mismo la txalaparta. Normalmente se preparaba fuera, en la entrada y enseguida se ponían a tocarla. Daba comienzo una nueva fase de la fiesta; hasta entonces se había desarrollado con los comensales que estaban en la casa, y partir de ese momento se desarrollaría con ellos y con todos aquellos que tras escuchar la txalaparta se acercaran al lugar, sobre todos jóvenes de los caseríos de los alrededores.
   Dicen que la txalaparta se oía en un radio de 5 kilómetros y muchos de los que vivían dentro de ese radio acudían a la fiesta.
   Según cuenta Ramón Goikoetxea, La tabla que elegíamos para tocar la txalaparta cuando hubiese que machacar la manzana en el lagar solía estar mojada, húmeda, y la solíamos poner en el tejado para que se secara, para que tuviera un mejor sonido. A su vez, la gente lo veía, sabiendo así que pronto iba a haber una fiesta. La gente estaba pendiente, pese a que todos sabían cuando se iba a celebrar la correspondiente fiesta en Erbetegi-Etxeberri.
   Y así discurría la fiesta, entre saltos y voces, bebiendo sidra y tocando y oyendo la txalaparta hasta que se hacía de día.
   Como puede apreciarse, también había fiestas que duraban toda la noche en otros tiempos, y no debían ser fiestas cualquiera, ya que las noches de esa época del año suelen ser largas y duras. Para comprender el ambiente festivo que allí se vivía, citamos a continuación una anécdota que cuenta R. Goikoetxea: Nuestro abuelo pasaba por debajo de la tabla curvándose hacia atrás, mientras mi hermano y yo tocábamos.
   Migel Zuaznabar nos contó cosas muy parecidas sobre estas fiestas en torno a la sidra, y para comprender el ambiente que rodeaba a la txalaparta, nos ilustró con otro evento de aquel tiempo. En cierta ocasión, se celebró una cena de quintos en un restaurante de Lasarte, y una vez terminada la misma, se les ocurrió tocar la txalaparta, pero no tenían a mano elementos para poder montarla. ¿Qué hacer? Desmontaron la caseta del paso a nivel del ferrocarril San Sebastián-Bilbao, montaron la txalaparta con el material de la misma y comenzaron a tocarla afanosamente.
   Hay otros componentes que son empleados junto con la txalaparta. Los Zuaznabar de Lasarte, por ejemplo, tocan el cuerno antes de cada actuación.
   La txalaparta presenta más particularidades. En todas las referencias escritas y en todos aquellos casos en directo que hemos tenido ocasión de conocer, se ha tocado siempre por la noche. Tanto en fiestas en torno a la sidra, como en celebraciones nupciales y otras fiestas. Las únicas excepciones son las actuaciones ofrecidas durante estos últimos años por los veteranos txalapartaris fuera de su contexto original y a modo de exhibición.

   Esta cuestión merece un profundo estudio, pues a nuestro entender no es casual que ocurra lo mismo con otras tradiciones parecidas a la txalaparta que nos son conocidas a lo largo y ancho del mundo.

LAS TOBERAS

   Aunque en lo que a la apariencia se refiere existen ciertas variantes, esta es la más común: una palanca de acero de aproximadamente un metro y medio de longitud. Se suspende por los dos extremos, sujetada por dos personas mediante cuerdas. Para tocarla se utilizan cuatro pequeñas barras de hierro de 30 centímetros de longitud.
   Dos interpretes. Disponen de dos pequeñas barras de hierro, una en cada mano. Se realiza un juego similar al que se realiza con la txalaparta. En la zona de Lesaka, se le llama "bia" al que marca el ritmo y "pikatzailea" o "errepikia" al compañero (“bata” en la zona de Oiartzun). El coplero, el bersolari. Canta sus coplas o bersos intercalándolos con la actuación de la palanca, tanto con antiguos bersos pertenecientes a la tradición de la propia tobera, preparados para la ocasión, como bersos nuevos improvisados en el momento.

   Esta “variante” de la txalaparta (en muchas ocasiones incluso se confunden los nombres de txalaparta y tobera) no es simplemente un instrumento de música, sino también un acontecimiento que se desarrolla en ambiente festivo.
   Las toberas se utilizaban en acontecimientos similares a los de la txalaparta, pero la función principal que tuvo en su última época, tanto en la zona de Lesaka como en la Oiartzun, estuvo unida a las bodas. En Lesaka también se tocaba El Día del Pregón y en Oiartzun los días de ceremonias nupciales.
   Acontecimientos y celebraciones de este tipo se desarrollan a menudo en las cercanías de las caleras. La gente se reunía para hacer cal, y por la noche, reunidos en torno a las fogatas encendidas junto a las caleras, se celebraba una fiesta denominada “karobi eztaya” (literalmente, bodas de calera). Constaba de cena, bersolaris, irrintzis (gritos mantenidos lanzados en fiestas y bailes) y música, tocándose también la txalaparta.

   LA TROMPA, mosugitarra, mosumusika (trompa inglesa, pequeño instrumento de hierro provisto de una lengüeta que se mueve con el dedo al mismo tiempo que, puesto el instrumento entre los labios, se le sopla).

     tronpa

   Nuestra trompa tiene el aspecto de una vetusta llave. Es un aro parecido a un círculo que no se cierra. Dos brazos parten de los extremos hacia adelante. En medio de ambos brazos, dispone de una lengüeta de acero que vibra accionada por los dedos. Toda ella es de metal.
   Este instrumento musical tan extendido por todo el mundo se conoce por los nombres de trompa, musugitarra y musumusika en Euskal Herria.
   Parecer ser que este pequeño y simple instrumento de música se tocaba mucho en Euskal Herria hasta el pasado siglo. A principios de este siglo aún quedaban algunos interpretes en Gipuzkoa y en el Duranguesado de Bizkaia.
   El Padre Donostia (1952) nos da algunos detalles: A los durangueses se les conocía con el apodo de “tronperriko” (los del pueblo de las trompas), dado que allí se elaboraban trompas e incluso se tocaban. Las trompas se vendían en las tiendas de Durango hacia 1890-1895, y parece ser que hacia 1906-1910 aún se tocaban, y muy bien, además.
   Parece ser que a comienzos del siglo XIX. en la plaza de Hernani se bailaba un baile denominado “tronpa dantza” (danza de la trompa). El baile tomaba su nombre del instrumento de música que proporcionaba su correspondiente música, ya que se tocaba con trompas (guimbardas).
   Según decía el Padre Barandiaran, a comienzos de este siglo la gente bailaba una danza con música de trompa en la plaza de Ataun. Hemos hallado más información respecto a este instrumento de música en el Museo San Telmo de San Sebastían. La madre del difunto txistulari J. A. Sarasola de Bedaio, tocaba por la noche una pequeña trompa en la cocina de casa para que los demás cantasen y bailasen.
   Las informaciones sobre el último interprete de trompa del que hemos tenido conocimiento, las hemos recogido en el caserío Sarobe del barrio San Martin de Orio, de boca del lugareño Jose Peña. Siendo él un chaval, solía venir a casa un hombretón de Aretxabaleta, de nombre Nikolas Garmendia. Se ganaba la vida mediante el contrabando, arreglando escopetas, vendiendo pistolas, etc. Se alojaba y se quedaba a dormir en Sarobe. La tocaba en la cocina del caserío, y muy bien por cierto, interpretando todo tipo de cantos y danzas. Era una trompa grande, de color amarillo. ¡Vaya ruido que metía!. Al terminar, la guardaba en una funda o caja de corcho (Beltran, 1997).

2.- MEMBRANÓFONOS

EL TAMBORIL el ttun-ttun

txuntxun

El txistulari se basta por si solo para formar el grupo que se precisa para marcar la melodía y el ritmo; toca el txistu con una mano y con el palo que lleva en la otra toca el tamboril que cuelga del brazo que sostiene el txistu.
La importancia de este instrumento queda reflejado claramente por el nombre de danboliterua (tamborilero) que se le ha dado a su interprete a lo largo de la historia. En ciertas regiones al instrumento se le denomina ttun-ttun, y del mismo modo “ttunttunerua” al txistulari. Presta ayuda rítmica a la melodía que interpreta el txistu y no han sido muchos los “danboliteruak” (tamborileros en
referencia al txistulari) que no hayan tocado el tamboril.



EL ATABAL
   Con diferentes nombres, estos instrumentos de música acompañan desde antiguo a los txistularis y flautistas, prestando ayuda rítmica a sus melodías. Los atabaleros de los grupos de txistularis tocan con gran prestancia, adornando y enriqueciendo la música de los txistularis con redobles y juegos rítmicos de gran complejidad (además de la ayuda del tamboril).

EL PANDERO
   Una noticia que se remonta al siglo XVI nos da cuenta de que cuando Carlos IX llegó a San Juan de Luz se entretenía viendo bailar a las muchachas del lugar. Todas estas chicas bailarinas portaban en sus manos un “tamborcillo” a modo de cedazo con muchos cencerros. Otra noticia sobre el pandero que data del siglo XVII nos dice lo siguiente: en el viaje realizado por la señora de Aulnoy, al llegar a Pasajes, << acudió a recibirla una batelera con cincuenta compañeras, llevando cada mujer el remo al hombro; caminaban en dos grandes columnas, y a la cabeza del séquito tres bateleras tocaban el pandero con destreza. Tras saludar a la señora de Aulnoy comenzaron a tocar el pandero más sonoramente, profirieron amplios gritos y remaron, saltando y bailando con gran elegancia. Dieron el último adiós a la viajera con sus panderos, bailando y cantando.>> (P. Donostia, 1952).
   En la lista de músicos que acudieron a las fiestas de Pamplona en el siglo XVII aparecen 9 pandereteros. De ellos, seis son de Pamplona, dos de Aoiz y uno de Laguardia. Ocho de ellos actuaban en solitario y uno como acompañamiento de la guitarra (Ramos, 1990).
   En el siglo XIX, puede leerse lo siguiente en el libro “Viaje por España” escrito en 1862 por el barón Charles Davilier:<< Además del pandero, los vascos bailan al son de la gaita, tal y como los asturianos y gallegos, y con la ayuda del tamboril y la flauta. >>.
En su artículo “Erregiñetan, o las fiestas de las Mayas”, el P. Donostia decía lo siguiente:>>Los amigos, las chicas, cantan al son del pandero.>>.
   Estos documentos demuestran a las claras que el pandero se ha utilizado entre nosotros desde antaño y con gran profusión, y aún hoy en día bailes relacionados con los de aquella época se bailan con la ayuda del pandero. Tampoco podemos olvidar que algunos lugares del exterior a este instrumento de música se le denomina “tambour de basque” (ver GROVE Dictionary of Musical Instruments).

ELTZEGORRA
   Suele ser una olla de diferentes medidas (30-60 centímetros de altura). Todos los que se conocemos son de barro, a excepción del que se encontró en el pueblo de Baigorri. Se le quita el fondo y se cierra con un parche de cuero tensado. Se pasa una cuerda impregnada de pez por el cuero.
   Aunque la documentación existente referente a este instrumento es escasa, muchos de nuestros mayores guardan frescos en su memoria sucesos en torno a él, historias que se contaban al respecto. Algunos lo han conocido en directo e incluso lo han llegado a utilizar. La función que ha desempeñado en nuestro entorno no ha sido nada musical, sino que ha servido más bien para hacer ruido, asustar y atemorizar.
   El P. Donostia (1952) nos dice lo siguiente: Al igual que en otros lugares, este instrumento de música es un bote de barro vacío y redondo, al que se coloca cuero tensado en le extremo superior. Se introduce una cuerda en el centro de la pieza de cuero, y haciendo que la cuerda suba y baje se consigue un ruido brusco... En otros pueblos, este tambor de rozamiento se toca en Navidades, pero en Euskal Herria se hace en galarrotsas y xaribaris (formas de teatro popular pertenecientes a la tradición oral de la literatura vasca). El termino eltzagor significa cuerno, y se toca de noche para ahuyentar a las alimañas.
   No sabemos donde pudo utilizarse en una época, pero la información que hamos recogido evidencia que dicho instrumento se ha tocado y utilizado en Gipuzkoa, Navarra, Lapurdi y Baja Navarra.
   Gracias a las informaciones recogidas por aquí y por allá, quedan claras las funciones específicas que cumplía la eltzegorra y para que se utilizaba. Su objetivo era meter ruido y asustar y ahuyentar a animales y personas con diferentes motivos. (Beltran, 1996).

3.- CORDÓFONOS

EL LAÚD
   Hoy en día, pese a que estos instrumentos y grupos de cuerda prácticamente hayan desaparecido, en un tiempo fueron relevantes dentro de la organografía popular vasca.
   En la Corte de Navarra: << A Ancho de Echalecu, a quien el Rey compro un laúd...(1424)./...../ El Príncipe de Viana (1421-1461) contaba con un cantante francés, un interprete de laúd y un organista inglés (P. Donostia, 1951).
   En el siglo XVIII, se da el siguiente caso en una presentación realizada en los Sanfermines de Pamplona junto con otros acordeonistas: Juan Antonio de Andiarena - bandurria - Donamaría - 1777-78 (Ramos, 1990).
   Por otra parte, aunque la información es escasa, es notorio que las “rondas”, “estudiantinas” y demás grupos de cuerda similares eran conocidos en muchos pueblos de Euskal Herria en el siglo XIX.
   Estos grupos, según fueran mayores o menores, podían estar compuestos de los siguientes instrumentos: Cuerda punteada.- Bandurria y laúd melódicos, guitarra armónica y rítmica, utilizándose también a veces la mandolina como melódica. Cuerda frotada.- Violín. De aire.- Flauta travesera y clarinete. Pandero, triángulo y otros para marcar el ritmo.

LA GUITARRA
   La guitarra es uno de los instrumentos de música de los grupos musicales de cuerda o también denominados rondalla. Pero a menudo ha sido (y suele ser) el único instrumento de música de las canciones vocales. Ayuda al cantante con su melodía, armonía y ritmo.
   Presentamos a continuación dos ejemplos basados en antiguos datos de las Cortes de Navarra recogidos por el P. Donostia (1951): Que en el séquito de músicos de Don Tello, hermano de Carlos III, había arpistas, violas o guitarristas.... Continuando con el escrito, afirma lo siguiente referente a la música en la sociedad de Bayona del siglo XVIII: Muy pocas eran las familias que no contaban entre sus miembros con alguien que no tocara el violín, el trombón y sobre todo la guitarra.
   Encontramos la siguiente cita en la obra “El Oasis. Viajes al País de los Fueros” de Juan Mañé y Flaquer publicada en 1880: Se refiere a las fiestas del Carmen de este pueblo (Markina), y dice lo siguiente: los romeros, bien saciados, bailan fandago y arinarin,/..../ todos juntos, urbanos y campesinos, grandes señores y gente llana, todos al mismo ritmo, al son del silbo y del tamboril, de la gaita, de las guitarras y panderetas, entre irrintzis y explosiones de cohetes,.... (Irigoien, 1994).
   Muchos guitarristas de las diferentes regiones de Navarra se reunían en Pamplona en el siglo XVIII (Ramos, 1990). Según puede apreciarse en ese escrito, muchos de esos guitarristas eran ciegos. Muchos vivían en la “Casa de Misericordia” de Pamplona, y eso, a nuestro entender refleja que eran de clase social pobre, y que en muchos casos el hecho de que tocaran la guitarra en la calle coincidía con la práctica de la mendicidad.

LA MANIURA (ÓRGANO HEBRAICO) el arpa
   Aunque no hay constancia reciente, los documentos antiguos que hemos encontrado reflejan claramente que fue utilizado en otro tiempo.
   Higinio Angles (1970) dice lo siguiente: Pierres de Carriere y Juanón de Ezpeleta, “juglares de arpa”, se encontraron el año 1407 en la Corte Real de Navarra....
   En el escrito por el P. Donostia (1952) , junto a la guitarra y la viola aparece el arpista en la Corte de Navarra del siglo XIV.
   El término maniura que da nombre en euskera a este instrumento de música lo encontró Tristán de Aphezte en 1635 en esta copla dedicada a Joanes de Etcheberri (P. Donostia, 1952).

   EL RABETE el rabel
   Es parecido al violín. La caja de resonancia, que presenta diferentes aspectos, y el mástil suelen ser de madera. Los comunes, cuentan con dos cuerdas de cerda.
   El P. Donostia (1952) nos facilita algunos detalles sobre la denominación de este tipo de instrumentos de música frotados: Arrabit = violón, rebec; arrabitari = el que toca el violín; arrabit-egile = luthier, el que elabora instrumentos de música de cuerda; xirribita = violín, rabel ; xirribitari = el que lo toca. El rabel recibe también el nombre de “chirrin”,.....
   Hoy en día está prácticamente aceptado que la voz “arrabita” en euskera es igual a la voz “violín” en castellano, pero examinando la antigua documentación previa y posterior, es evidente que bajo esta denominación se confunden dos instrumentos de música diferenciados que se parecen (el rabel y el violín).
   Estos interpretes aparecen en innumerables documentos antiguos del siglo XIX en todo nuestro territorio /Donostia, 1952-Ramos, 1990).

EL VIOLÍN el rabete

     violin

   Tal y como se ha podido ver en el apartado rabete/rabel, es evidente que bajo esta denominación se confunden dos instrumentos de música diferenciados que se parecen (rabel y violín). Trataremos de limitarnos a aquellos casos en los que aparece el violín. El P. Donostia (1952) nos facilita algunos detalles al respecto: Arrabit = violón, rebec; arrabitari = el que toca el violín; arrabit-egile = luthier, el que elabora instrumentos de música de cuerda; xirribita = violín, rabel; xirribitari = el que lo toca. Así mismo, el término “soinu” (son), se conoce como “soñu”. Se utiliza la misma palabra para denominar al ttunttun y la “música” en general. “Sunü”, “sonülari” = violinista popular. Continuando con esa obra, podemos encontrar informaciones respecto al uso que se le daba en otro tiempo. Pamplona, 1641. // Y Juan de Gorroz, juglar rabelista y Guillén de Garroch salterio, bascos, haciendo música por las calles con violín y salterio y danzando el dicho violinista”. (Bascos = de la Navarra francesa). / / Lapurdi, 1819.- L’orchestre... est composé pour l’ordinaire d’un violon ou d’une flûte à trois trous (chirola) / / tambourin ou sur une espece de tympanon....(La orquesta está compuesta habitualmente por un violín o una flauta de tres agujeros (txirula)
   En el siglo XVIII, en la lista de interpretes de tales instrumentos que acudieron a las fiestas de Pamplona, aparecen numerosos violinistas venidos de Lapurdi, Alava, Baja Navarra, Gipuzkoa, Roncal, Baztan y otros lugares de Navarra (Ramos, 1990).
   Resulta evidente que estos instrumentos de música han sido muy utilizados en todo nuestro territorio; en solitario, con el pandero, o como aparece en numerosas ocasiones con el “tamborín” y el “salterio” (Txirula-txistu/tamboril).

EL ZARRABETE (LA GAITA)
   F. Baraibar Zumarraga nos ofrece la definición más diáfana respecto a este instrumento de música (Vocabulario de palabras usadas en Alava, Madrid, 1903):<<Zarrabete (s. m.) Gaita de ciego, instrumento musical a modo de cajón más largo que ancho, con cuerdas, que una rueda que está en el centro hiere, al ser movida por una cigüeña de hierro. A un lado tiene varias teclas, las cuales, pulsadas con la mano izquierda, forman las diferentes notas. // del vascuence charrabeta “rabel” en los diccionarios de Larramendi, Aizkibel y Novia, aunque zarrabete es muy distinto del rabel, que se tañe con arco >>.
   Emilio Arriaga,en su libro el “Lexicón bilbaíno” (1896), nos dice lo siguiente: del euskera Txarrabeta.- Especie de rabel o gaita de manubrio // Chinfonía.
   Este tipo de violín mecánico ha sido utilizado desde antiguo en casi todos los pueblos de Europa. En lo que a Euskal Herria respecta, aparece en los documentos antiguos hasta el siglo XIX ( Donostia, 1952-Ramos, 1990-Irigoien, 1994).

EL TTUN TTUN
   Es una alargada caja de resonancia. Suele constar de seis cuerdas bien tensadas, dispuestas de arriba a abajo. En su parte anterior dispone de ventanas de diferente aspecto. Las cuerdas se golpean mediante un palo.
   Se marca el ritmo mediante el palo, llevando el bordón musical del roncón. Por lo tanto cumple dos funciones, ayudar rítmicamente a las melodías producidas por la txirula y establecer base armónica de dos notas, a modo de bajo permanente. Dicho bajo permanente suele ser la tónica y el dominante de la tonalidad melódica. Para variar dicha tonalidad, se dispone de un puente móvil que varía el tono de todas las cuerdas a la vez.
   Este tambor de cuerda ha recibido diferentes nombres en Euskal Herria. He aquí alguno de ellos: danburi, ttun ttun, soinu, rabete, salterio, tambourin (Donostia, 1952-Ramos.1990).




4.- AERÓFONOS

EL TXISTU, El Txilibitu, El Silbo
   El txistu es una flauta de pico vertical de tres agujeros (los tres están situados en la parte inferior; dos en la parte delantera y uno en la trasera). Según se desprende de la documentación escrita, antiguamente los txistus solían ser de hueso o totalmente de madera (a semejanza de la actual txirula).
   Es el instrumento de la música popular más extendido de los últimos tiempos (y también de tiempos anteriores). Uno de los ejemplos más rotundos de ello es que de la lista de los cerca de mil músicos que acudieron a las fiestas de Pamplona en el siglo XVIII son txistularis de diferentes regiones de Euskal Herria (la mayoría de Gipuzkoa y Navarra) (Ramos, 1990).
   Existe abundante y antigua documentación sobre la historia de este instrumento de música. Para algunos, su primer vestigio es el txilibitu (silbato) de hueso hallado en la cueva “Laminazilo” de Isturitz en la Baja Navarra (según los expertos, data de hace 25.000 años). Cuenta con tres agujeros, todos en el mismo lado. El extremo está roto a la altura del tercer agujero, siendo ese el único trozo que se ha guardado. M. Barrenetxea recopiló información muy interesante respecto al uso del txistu de hueso en la zona del Gorbea (Barrenetxea, 1984).
   Sea o no el txistu de Ustaritz el punto de partida del actual, es incuestionable que su música ha sido oída por vascos de numerosas generaciones. Tal y como puede apreciarse en antiguos documentos, el txistulari estaba plenamente unido con la sociedad en la que vivía, en los entornos en los que se mantenían los campesinos y la ancestral cultura y sus viejas costumbres (en algunos casos elementos culturales y creencias precristianas), participando con su música de la vida del pueblo, en actos relativos a trabajos, fiestas, bailes, celebraciones sociales, etc. (P. Donostia, 1952): En los pueblos de la costa, cuando aparecía la ballena el txistulari avisa a los pescadores con su txistu. / / En el pueblo de Oiartzun, en 1749, los txistularis tocaban para animar en su tarea a los trabajadores que construían el frontón de pelota. / / En Lekeitio, en 1573, sufrieron la peste durante nueve meses, y se contrató a un txistulari para aliviar con su música el dolor, la tristeza y la zozobra de la gente .. / / En las bodas, cuando los recién casados desfilaban por las calles con el arreo hacia su casa, el txistulari ocupaba la cabeza del séquito.
   Se pueden enunciar innumerables ejemplos de este tipo para reseñar la función y situación social del txistulari.
   Pero no todo ha sido siempre tan dulce para el txistulari. Aunque actualmente las relaciones que mantiene con la Iglesia y los estamentos oficiales son buenas en la mayoría de las ocasiones, a lo largo de la historia el txistulari ha padecido una severa marginación por su parte, ya que participaba e incluso ejercía como maestro de ceremonias en ciertos bailes, actos (que muchas veces se consideraban paganos) y antiguas tradiciones.
   Presentamos a continuación algunos otros ejemplos que aparecen a lo largo de la historia (la mayoría de ellos extraídos del libro “Instrumentos Musicales ...” escrito por el P. Donostia): Al confesarse, tuvo que quemar el txistu y el tamboril de txistulari para lograr el perdón. / / El txistulari, o quien había sido txistulari, no podía ostentar cargos públicos en determinados lugares. Por eso, en ciertos pueblos los “tamborileros” solían ser agotes o gitanos, y en otros los traían de fuera para las fiestas. / / En el tribunal contra las brujas llevado por la Santa Inquisición en Hondarribia en 1611 en la declaración efectuada por un acusador, se manifiesta “que vio a Inesa Gaxengoa tocar el tamboril”. No sabemos a ciencia cierta por que utilizó ese motivo en su contra: bien por que a las mujeres les estaba prohibido tocar el txistu, bien por qué tocar el txistu ya era un pecado en si mismo, o bien por ambos motivos a la vez.
   Como puede apreciarse, lago y ancho ha sido el camino recorrido por el txistu a lo largo de la historia, y dado que su uso está muy extendido desde antiguo, existen numerosas variantes y estilos para tocarlo, contrariamente a lo que pueda parecer, y paralelamente notorias diferencias en lo que a tendencias, repertorios y función de los txistularis se refiere. Con todo, podemos establecer dos estilos principales: el “rural-popular” y el “urbano-escolar”.
   Resulta difícil saber a cuando se remonta el txistulari de escuela o de academia, desde cuando ejerce en pueblos y ciudades considerado como músico “instruido”. Aparece en numerosos datos iconógraficos de la Edad Media, la mayoría de las veces en ambientes en torno a la corte, en solitario o formando grupo con otros instrumentos de música. No podemos olvidar que en aquella época y en posteriores, un poderoso movimiento cultural renacentista vivía su apogeo en toda Europa, e instrumentos de música de este tipo (tambourin) eran muy utilizados.
   A partir del siglo diecinueve disponemos de informaciones más detallada. Estos txistularis interpretaban bailes y conciertos de la época, en solitario o en grupo. En su repertorio se incluyen obras de violín y de otros instrumentos de música, así como bailes y ritmos que en aquella época eran cultos y que estaban de moda a nivel de la calle: minuetos, contrapasas, polkas, valses, habaneras, etc. Considerable fue el “virtuosismo” logrado por aquellos grandes txistularis. Se cuenta que el txistulari vitoriano Baltasar de Manteli tocaba con dos txistus a la vez las variaciones del fragmento Oh cara armonía de la Flauta Mágica II de Mozart. Llegaron a demostrar su destreza fuera de Euskal Herria, por ejemplo en los salones de la aristocracia madrileña.
   En las Diputaciones y Ayuntamientos de las capitales y principales ciudades de Euskal Herria se conforman los grupos oficiales, ayudando a la corporación en sus presentaciones, procesiones religiosas y demás actos, para dar la bienvenida a personajes representativos venidos de fuera y poner su música en acontecimientos que así lo requieran.
   Tal y como ya queda dicho, los estilos más característicos que definen al txistulari han sido el “popular” y el “academicista”, pero dado que el límite entre ambos no estaba claramente fijado, hubo txistularis que, en mayor o menos medida, alternaron ambos estilos.
   Y si existen diferencias en cuanto a las características, también las hay respecto a la composición del grupo, ya que creemos que se han utilizado numerosas “fórmulas” en virtud de lo que tuvieran a su alcance. He aquí diversos grupos de música formados por txistularis a lo largo de la historia: Txistu y tamboril (aparece bajo denominaciones como “tamboril”, “tamborin”, “tambolitero” o similares) tocados por un solo intérprete es una de las formas más comunes. En numerosos documentos aparece la palabra “salterio” y en dichos casos creemos que utilizarían un tambor de cuerda junto con el txistu. Txistu y “salterio”-”chun chun” (ver Ramos, 1990 y las obras de Humboltd). Txistu y pandero. Txistu-tamboril, con la ayuda rítmica del atabal.
   Dos txistu-tamboriles (formando dúo, al parecer) y otras ocasiones con la ayuda del atabal. Txistu-tamboril y rabete (tamboril y rabel / tamborin y rabete).
   Aunque desconocemos cuando se creó, de un tiempo a este parte se establece un grupo fijo: Txistu 1º, txistu 2º (ambos con tamboril), silbote y atabal, este ha sido el cuarteto que ha llegado hasta la actualidad. Este tipo de formación adquirió gran fuerza a principios de siglo y pervive con muy pocas variaciones como grupo de txistularis oficial. La mayoría de los grandes Ayuntamientos de Euskal Herria Sur y todas las Diputaciones disponen de su propia banda de este tipo. Ofrecen gran número de conciertos y bailables a lo largo del año.

LA TXIRULA, La Txulula, La Txürüla
   La Txirula, al igual que el txistu, es una flauta de pico vertical de tres agujeros. Es más corta que el txistu y su tono es más alto, cuatro tonos y medio más alto (está afinada aproximadamente en tono de do). Esta altisonancia le confiere una gran particularidad y viveza (muchas veces se oyen a la vez dos armónicas de una nota) y su sonoridad puede oírse desde la lejanía y por encima de los demás instrumentos de música. También presentan diferencias en cuanto a la estructura y al aspecto. Parece ser que la txirula ha sufrido pocos cambios, ha evolucionado poco. Se fabrica en madera de boj, en una única pieza (excepto el taco de la boquilla). A menudo los extremos superior e inferior se refuerzan con material de cuerno, ya que son las partes más fáciles de romperse por efecto de los golpes.
   Actualmente se toca en el Noreste de Euskal Herria. En la región de Zuberoa no hay fiesta ni danza en la que no esté presente la txirula.
   La manera más común de tocar la txirula es hacerlo con el danburi (especie de tamboril). Un mismo txirulari toca la txirula y el danburi a la vez. Con el mismo brazo que toca la txirula, sujeta el danburi contra su cuerpo. En ciertas ocasiones ha ocurrido que tocasen dos txirularis a la vez cada uno con su propio danburi. Ultimamente, cada vez se utiliza menos el danburi en Zuberoa, y el grupo más habitual en la actualidad es el formado por la txirula y el atabal. Tal y como ya hemos visto en el caso del txistu, los txirularis han creado grupos junto con interpretes de otros instrumentos musicales, sea con el violín, sea con el acordeón diatónico.
   Estos instrumentos de música (txirula-danburi) han sufrido un gran retroceso en los últimos tiempos. Si nos atenemos a los autores antiguos se extendían casi por toda Navarra (hasta Tudela), así como por todo Iparralde o zona norte continental, desde la costa hasta Zuberoa.
   Para poder saber donde y qué tipo de grupos lo han tocado, resulta de gran importancia conocer la obra “Materiales para la elaboración de un censo de músicos populares...” escrita por Jesús Ramos. Según se refleja en la obra, en el siglo XVIII, además de en Iparralde (en la mayor parte del territorio) y en Navarra, aparece claramente en Alava, Bizkaia y Gipuzkoa (ver el ttun-ttun).

EL SILBOTE
   Aunque de mayor tamaño, tiene la misma estructura del txistu. Está afinada tres tonos y medio más bajo. Dado su tamaño es difícil tocarlo con una sola mano, y el interprete suele utilizar las dos para tocarlo.
   Aunque no sabemos cuando surge, de un tiempo a esta parte observamos que el silbote forma parte del grupo del txistulari. Las primeras noticias respecto al instrumento y a la composición del mencionado grupo datan de comienzos del siglo XIX. Se conforma un grupo de txistulari fijo: txistu 1º, txistu 2º (los dos con tamboril), silbote y atabal, cuarteto que ha llegado hasta nuestros días. Resulta evidente que los txistularis querían formar un grupo propio, similar a un grupo de cámara, y de ese modo acompañaron a los dos primeros txistus con un txistu más bajo para enriquecer la armonía.

EL ZIKIRATZAILE-TXILIBITU
   Es una tablilla de boj semitrapezoidal. En su borde superior tiene agujeros de diferente longitud y realizados en vertical. El extremo inferior está rematado con una especie de cabeza de pájaro.
   En la antigua ficha correspondiente a este instrumento de música del Museo de San Telmo hemos hallado la siguiente información de una nota añadida por Telesforo Aranzadi en 1920:
(Silbato de cabrero. Hecha de madera de boj, en Oloron. Lo utilizan los cabreros vascos de la parte francesa y los zirikatzailes son utilizados en numerosos pueblos y lugares de Euskal Herria.

EL SUNPRIÑU
   Es un tubo cónico hecho de corteza de avellano. El extremo superior está aplastado formado la boquilla para cada lengüeta. Dispone de dos agujeros para la variación de tono. Se introduce la boquilla en la boca, se sopla y se cierran y se abren con los dedos índices de ambas manos los dos agujeros de que dispone para crear melodías.
   En Euskal Herria existen dos instrumentos de música de este tipo, siendo uno de ellos el que se fabrica con corteza de avellano y recibe el nombre de sunpriñu. Apenas resulta conocido en la actualidad, ya que se ha perdido definitivamente. Los últimos interpretes de sunpriñu fueron los pastores del valle navarro de Larraun que llevaban sus rebaños al monte Aralar. Está constatado que se tocó hasta la guerra de 1936, y se sabe que posteriormente alguno lo tocó en alguna ocasión.
   Dado que tiene dos agujeros, posibilita que se toquen melodías de tres notas. La principal melodía que se toca con el sunpriñu recibe el nombre de “Durunbele”, y cada interprete lo tocaba a su gusto, con gran libertad: algunos con ritmo rápido y realizando gran número de trinos, otros más lentamente y emitiendo notas largas. Los oyentes reconocían enseguida cuál se estaba tocando.

LA TXANBELA
   Es de doble lengüeta, parecida a la gaita-dulzaina que todos conocemos, aunque un poco más pequeña. Las lengüetas se hacían de caña, cuerno y plástico (tal y como las termino fabricando Caubet). El tubo es cónico y fabricado en boj. Su longitud es menor que la de la dulzaina, aproximadamente hasta los agujeros de la dulzaina que se denominan orejas (de los que la txanbela carece). Para la variación de tono, dispone de ocho agujeros, al igual que la dulzaina: siete en la parte anterior (el último algo ladeado para el dedo meñique) y uno en la parte superior posterior.
   La txanbela ha mantenido el particular estilo y gusto de la antigua música vasca, siendo actualmente una de las formas musicales más antiguas que existe en nuestro cancionero popular, sino la más antigua. Por ello, la txanbela no es únicamente un instrumento de música, es también una manera de hacer música. Hay una expresión en Zuberoa que dice lo siguiente respecto a este estilo: “txanbela bezala ari da kantatzen” (está cantando como la txanbela).

LA DULZAINA

     la dulzaina

   Componentes de la dulzaina-gaita: Boquilla de doble lengüeta. Dos lengüetas de caña unidas a un tudel. El tudel se introduce en el tubo, uniendo las lengüetas y el tubo, dirigiendo las vibraciones melódicas de ambos al propio tubo. Tubo. Con forma de conicidad irregular (cuanto más abajo, mayor conicidad). En la mayoría de los casos suelen ser de madera, siendo el boj la más utilizada. A finales del siglo pasado comenzaron a fabricarse de metal en Gipuzkoa y Bizkaia. Tuvieron gran éxito (sobre todo en Bizkaia). Es por ello que para mucha gente la dulzaina de metal es sinónimo de dulzaina vizcaína.
   Dispone de ocho agujeros para la variación de tono: siete en la parte anterior y uno en la superior posterior. El primero que se encuentra en la parte inferior y que se cierra con el dedo meñique, está algo ladeado por comodidad (algunas viejas dulzainas carecen de este agujero y por ello dan una nota menos). Todas las dulzainas disponen de otros dos agujeros en los lados, ambos a la par, que delimitan la longitud del tubo melódico. La parte del tubo que va desde estos hasta el extremo final cumple la función de amplificados Dispone de ocho agujeros para variar de tono: siete en la parte anterior y uno en la parte posterior superior.
   Aunque en la mayoría de las ocasiones se ha tocado con ayuda del tambor, también el pandero ha formado parte del grupo musical (P. Donostia, 1952). Desde la aparición del acordeón diatónico, también ha formado grupo con su ayuda.
   Aunque desconozcamos de cuando data, al menos nos consta que a lo largo de estos últimos cien años han habido dos clases de músicos, al igual que ocurría con el anteriormente tratado caso del txistu: campesinos sin formación musical y urbanos (con formación de escuela musical). En este caso, haremos mención de los primeros.
   En los ambientes rurales, se aprendía y se tocaba a oído, en romerías y pequeños pueblos. El repertorio, salvo unas pocas excepciones, consta de fandango, jota, arin-arin, porrusalda, marcha y canciones populares. Aprendían a tocar oyendo a los dulzaineros de casa o de los alrededores. Posteriormente, cuando ya se habían puesto a tocar, aprendían las nuevas piezas a oído.

LA GAITA NAVARRA, La Dulzaina
   La boquilla, el tubo y los agujeros para dar el tono y para variarlo son los mismos que los de la dulzaina. Además de estos, hay otro antiguo elemento entre los interpretes de gaita navarra: la cadena de chapa. En muchos casos, en un extremo de la unión del tubo (por la parte inferior) y la boquilla suelen disponer de una cadena de chapa.
   Según puede observarse en los documentos antiguos, la gaita-dulzaina se ha empleado desde antiguo en toda Euskal Herria. En esos documentos escritos no siempre queda claro a qué instrumento de música se refiere la palabra “gaita”, a la dulzaina o al xirolarru. Por ello, sólo se utilizará aquella documentación que los diferencie claramente.
   En la lista de músicos que acudieron a fiestas de Pamplona en el siglo XVIII, la dulzaina y la gaita aparecen en numerosas ocasiones (J Ramos, 1990).
   Si en Gipuzkoa y en Bizkaia, salvo contadas excepciones, el camino efectuado por los dulzaineros ha estado muy alejado de la música oficial, en Alava y en Navarra, en cambio, han sido músicos provenientes de “escuelas musicales”, que en muchos casos han tocado también otros instrumentos musicales de banda u orquesta.
   Es en el entorno de esos pueblos y ciudades donde se escucha el sonido de este instrumento marcando la pauta musical matutina de las fiestas, acompañando a las comparsas de gigantes y cabezudos, y ofreciendo su música en las plazas para conciertos y bailables. Ha de mencionarse que también se utiliza en muchos bailes de ritos y celebraciones antiguas.
   Los gaiteros navarros son conocidos desde hace mucho tiempo, incluso fuera de su territorio. En las zonas urbanas de Gipuzkoa y Bizkaia, por ejemplo se traen a dulzaineros navarros (los de Estella, por ejemplo) para las fiestas grandes y solemnes, pese a tener a mano a “dulzaineros de los pueblos de los alrededores”.
   El repertorio de estos músicos, al igual que el de los txistularis urbanos, es muy variado y refleja los estilos de la época. Es fácilmente comprobable como los gaiteros hacen suyos ritmos foráneos o melodías y bailes que estaban de moda. En consecuencia, en su repertorio podemos encontrar además de músicas y ritmos autóctonos, sonatas, polkas, mazurkas, habaneras, rigodones, pasodobles, chotis, etc.
   Parece ser que el nivel interpretativo más alto se logró en el siglo XIX, a juzgar por las partituras del gaitero Julián Romano (1831-1899) de Estella. Hoy en día, no son muchos los gaiteros-dulzaineros capaces de interpretar correctamente dichas partituras. A comienzos del siglo XX empezó una época marcada por el retroceso, y para mediados de siglo el número de gaiteros es escaso; prácticamente se limitan a la zona de Estella. En la década de los sesenta los hermanos Lakunza, de familia navarra y residentes en Bilbao, dieron inicio a lo que más tarde sería la recuperación de la gaita. Con todo lo que habían aprendido y recopilado sobre el instrumento en cuestión durante largos años, comenzaron a enseñar y a impulsar nuevos grupos, y en 1968 publicaron el primer libro de aprendizaje. Posteriormente, han surgido grupos por toda la geografía. Varios de ellos son buenos grupos, sólidos y autónomos, que tocan, realizan estudios de investigación, buscan mejoras, enseñan,... en una palabra, realizan un trabajo de difusión del instrumento.

EL ALBOKA (especie de ALBOGUE), El alboque, Los albokas

     la alboca

   El alboka es un instrumento de música del tipo de clarinete doble de una lengüeta. De una lengüeta por que las fitas creadoras son de una sola lengüeta, y doble, por que son dos instrumentos de música en uno o uno añadido a otro.
   El repertorio consta sobre todo de fandango, jota, arin-arin porrue, y marchas. Aunque se toquen melodías conocidas y determinadas, los albokaris tienen tendencia a la libre interpretación, y cada uno imprime su estilo y toque propio. Por ese motivo, hoy en día se conocen docenas de variantes por cada melodía. Es un instrumento ligado al pandero y las coplas. El pandero ayuda a marcar el ritmo en las correspondientes danzas y la mayoría de las melodías contienen una parte especial para que se canten las coplas.
   Cuando se toca el alboka, hay que expulsar aire continuamente, sin hacer pausas, como si se tratara de la cornamusa o del xirolarru. Pero el alboka no dispone de saco o bolsa para guardar la reserva de aire, y el albokari ha de lograrlo mediante la técnica de dar la vuelta al aire, es decir, de tomar aire mientras lo expulsa. Para aprender esta técnica, se introduce una paja o caña fina en un vaso lleno de agua y se sopla desde el otro extremo, creando continuamente burbujas en el agua. Otro ejercicio de aprendizaje consistía en cubrir el cuerno pequeño con una txapela y expulsar el aire a través del filtro de la txapela.
   Resulta muy difícil saber cuándo, de dónde y cómo surgió el alboka en Euskal Herria. Presentamos a continuación antiguos documentos escritos sobre el alboka:
   En 1443 en Mondragón se utilizaron para los bailes y cantos tamboril, albokas y panderos. / / En 1777 en el Duranguesado ... ya que puede resultar inapropiado interrumpir las actuaciones de tamboril y alboka a las cinco en verano y a las dos y media en invierno,.../ / En 1826, en unos antiguos bersos de la Navidad Vizcaína se menciona el “albokia” (P. Donostia, 1952).
   En los pagos de la parroquia de Portugalete. En las cuentas efectuada entre 1670 y 1673, / / ... se incluyen pagos efectuados a albokaris. Son dos, correspondientes a diferentes años, y en uno de ellos se dice lo siguiente: ”a un alboquero que asistió a bispera y día de Nuestra Señora”. / / Al año siguiente, 1675, así como en 1682, aparecen otros pagos: “alboqueros y tamborileros que asistieron a las fiestas acostumbradas”. / / En las cuentas por las actuaciones habidas entre 1679 y 1713.... En uno de los años se reflejan los gastos “que hizo Çabala el alboguero”. / / ...En el pleito surgido por realizar “danzas con tamboril, alboque, flauta y otros instrumentos” en una plazuela sita entre la casa-torre del solar de Larrea y el Convento de las Carmelitas. El pleito lo propició el propietario de la casa-torre, por las molestias y ruidos insoportables que originaban los que allí se reunían. ... esto ocurrió hacia 1730.
   Tomándolo de Zárate (Barcelona, 1884), nos habla de un alto monte de Gipuzkoa, donde realizaban sus sacrificios, y según nos cuenta: “también a usanza antigua sus biguirias, danzando al son de rabeles, albocas, y tamboriles”. / / En los archivos de Durango / / se tiene constancia del pago efectuado, suficientemente detallado en los archivos, “los alboqueros que estuvieron durante la permanencia de SS.MM.” (1828) (Irigoien, 1994).
   No es preciso recurrir a más documentos antiguos para dejar bien a las claras que el alboka viene utilizándose desde hace mucho tiempo. En los últimos tiempos al alboka ha sufrido un gran retroceso pero teniendo en cuenta lo que hoy en día puede oírse y puede leerse en los escritos (en este punto resulta imprescindible mencionar los dos libros escritos sobre el alboka por J. M. Barrenetxea), se ha utilizado hasta hace bien poco en Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra: en el valle de Arratia sito en las estribaciones del Gorbea y en el Duranguesado, desde Oñati al pie del Aizkorri hasta Otzaurte, en Mondragón y en Urbasa. También hemos tenido noticias de albokaris en la costa guipuzcoana, más concretamente en Deba y Aia.

EL ACORDEÓN, El acordeón diatónico, El pequeño acordeón diatónico
   Es el más reciente instrumento de música de Euskal Herria. Dicho acordeón diatónico penetró con fuerza en todos los rincones de nuestro territorio a finales del siglo XIX, tanto en el ambiente urbano como en el rural. Pero ha sido en este último dónde ha adquirido la categoría o plaza correspondiente a la popularidad.
   Penetró en el mundo del txistu, el alboka, la dulzaina y similares instrumentos de música, apropiándose de gran parte de su repertorio. Partiendo de la mezcla o fusión del repertorio de los instrumentos de música antiguos y de los mayores recursos que ofrecía este nuevo instrumento, creó un estilo musical nuevo y propio dentro de la música popular vasca. Es lo que hoy en día denominamos el estilo “trikiti” (denominación en euskera del pequeño acordeón diatónico).
   La manera de aprendizaje de los interpretes no es en absoluto académica. Al contrario, aprenden del mismo modo que lo hacen txistularis, dulzaineros y albokaris del entorno rural, es decir oyéndola y haciendo suyo el estilo a su manera.
   Por un lado mantienen las características fundamentales del estilo antiguo, y por otra parte, su naturaleza polifonico-armónica les proporciona la oportunidad de enriquecer esa música. En muchos casos, eran las mismas familias que se dedicaban a instrumentos de música anteriores las que se iniciaban con este acordeón, y en varias ocasiones eran las mismas personas las que se pasaban al nuevo instrumento.

trikiti A principios de este siglo apareció formando grupo con la txirula y el atabal, y también con la ayuda de la dulzaina y el pandero. En algunos pocos lugares se ha mantenido de esa manera hasta nuestros días, pero su mayor éxito de implantación lo tuvo en Gipuzkoa y en Bizkaia, en compañía del pandero y las coplas. Dicha formación constituye el grupo de trikiti más conocido.

EL ACORDEÓN, El acordeón grande, El acordeón cromático

   Tras el acordeón diatónico, hizo su aparición el acordeón cromático. Eran de dos tipos: Unos de “botones” a la derecha y denominados cromáticos y otros de teclas, que eran denominados de “piano”.

EL XIROLARRU, La Bota, La Gaita  
   Consta de las siguientes partes: tubo melódico, roncón, saco de aire y soplete. Los documentos escritos y muchos de los documentos iconográficos existentes en diversos lugares de Euskal Herria evidencian que este tipo de instrumentos de música se han utilizado en nuestro territorio, al igual que en los pueblos vecinos.
   No está claro cual era su grado de utilización, ya que a menudo no se puede determinar si la palabra “gaita” que aparece en los documentos antiguos se corresponde con “dulzaina” o con instrumentos de música del tipo del “xirolarru”. Pero sí nos consta que en la Rioja Alavesa se utilizaban instrumentos de este tipo. En un documento del pueblo de Oyón del año 1611 se dice lo siguiente: ...Se le pagaron al gaitero setenta y siete duros por tocar la “bota” en las fiestas de la Inmaculada Concepción. Creemos que se llamaba “bota” debido a su bolsa de aire de aspecto parecido al odre. El P. Donostia nos dice lo siguiente: ... Parece ser que a finales del siglo XVIII y principios del XIX en algunos pueblos de Alava no se tocaba el tamboril. En el sur de Alava se toca la gaita gallega en su lugar (Donostia, 1952). En algunos pueblos de la Rioja dicho instrumento de música se oyó hasta la década de los veinte de este siglo. Como consecuencia de la profunda investigación y del trabajo de reconstrucción llevado a cabo por un grupo de investigadores de la zona, hoy en día podemos volver a ver, tocar y oír dicho instrumento.

EL XIROLARRU, La Boha
   Este xirolarru que es un clarinete doble similar al alboka se toca en las Landas y se conoce con el nombre de Boha.
   La documentación sobre la utilización que ha tenido el xirolarru en Euskal Herria es abundante a la vez que confusa. Entre toda ella, hay una realmente curiosa. Data de la época de Carlomagno y la recogió el P. Donostia en su libro Música y músicos en el País Vasco (1951). En él, se cita la obra Stromatheus Tragicus de gestis Caroli Magni escrita por Aimeric de Peyrat, que al referirse a las fiestas que celebraban los lugareños dice lo siguiente:
      quidam cabreta vasconizabant, levis pedibus persaltantes
   Esta es la traducción al castellano que nos ofrece el P. Donostia: algunos saltaban y bailaban con la música de “cabreta” a la manera de los vascos (Donostia, 1952). En diversos lugares de Francia a los instrumentos de música similares al xirolarru se les denomina Cabreta.

EL BURRUN, La Furrufarra, La Zurrunbera.
   Es una tablilla con una cuerda. Varía de medida y aspecto según el lugar de procedencia. Agarrando la cuerda de un extremo, se logra que la tablilla gire por el aire a toda velocidad, produciendo un sonido de torbellino. El tono del sonido varía según la velocidad.
   En la colección de instrumentos de música vascos del P. Donostia (1952), puede verse que entre los juguetes de niños se fabrican y utilizan “aerófonos libres” de este tipo. J. Caro Baroja (1977) nos habla de uno de ellos en Alava, que tiene un aspecto singular y se conoce por el nombre de furrufarra.
   .M. Barandiaran (1974) encontró en Sara un artilugio al que llamaban burrun. Parece ser que se utilizaba para ahuyentar animales.
   Furrunfarra: Esta tablilla larga y fina (30’5cm) sirve para meter ruido y tiene una cuerda en un extremo. Los niños de Lekeitio lo utilizan en cuaresma para ahuyentar los gorriones (Museo Bilbao, 1998).  Los niños de Oiartzun también utilizaban este tipo de instrumentos de sonido, fabricados con tablillas de madera o con piedras.