Ekaitz Goikoetxea: "El aforismo es una tormenta, debería desatar pequeños truenos en nuestro interior"
El creador Ekaitz Goikoetxea publica de la mano de la editorial Balea Zuria la recopilación de aforismos "Balio erantzia", trescientos intentos de "decir la verdad con palabras justas y apropiadas", según explica Felipe Juaristi en el prólogo.
La Real Academia española de la Lengua define el aforismo como una "máxima o sentencia que se propone como pauta en alguna ciencia o arte", y Ekaitz Goikoetxea Asurabarrena (Beasain, 1980) ha sumado en el libro "Balio erantzia" (Balea Zuria, 2022) varias sugerentes, ocurrentes y sorprendentes muestras de este ejercicio literario que aspira a decir mucho con el menor número posible de elementos.
Goikoetxea lleva a cabo esta tarea retorciendo la lengua ("ariketa beti da harik eta", "gosea ez da pasatzen, geratu egiten da", "hor dena kaosa da") mientras que, a su vez, corrige ideas desviadas que el día a día ha retorcido ante nuestra apatía ("behar bada / beharbada soberan", "guztiona bada, guztia ona ez duen seinale", "iragana ar(r)aroa izan da"). Si el aforismo es una frase presentada como norma, Goikoetxea se vale en este caso de ellos también para derribar algunas normas que perviven en nuestras cabezas.
¿Cuáles son los límites del aforismo? ¿Qué te tenía que dar cada uno de los incluidos en el libro para pasar la criba?
El límite del aforismo es la palabra. El territorio del aforismo se forma entre el silencio y la palabra. Y es que el silencio es tan bello, tan sugerente, tiene un significado tan potente, que las palabras que usamos para quebrarlo deberían, al menos, estar a su altura.
Para ello, los aforismos deben ser precisos y mesurados. Y ese ha sido mi empeño en el libro "Balio erantzia": retorcer la lengua y el pensamiento hasta el límite en torno a temas que pueden resultar universales (vida-muerte, el tiempo, la existencia, la identidad, la lengua, el silencio…), y poner de manifiesto mis verdades y mis aristas, y poner en juego la palabra y divertirme con ella; jugar y dar un poco de juego.
Por definición, los aforismos establecen reglas, pero ¿no ponen los aforismos de "Balio erantzia" precisamente en cuestión algunos órdenes establecidos? ¿Cómo se conjugan la rotundidad de los aforismos y la capacidad para el cuestionamiento de la literatura?
Es cierto que la mayoría de veces los aforismos suelen ser afirmaciones rotundas, sentencias tajantes. La mayoría de mis aforismos también lo son, pero son míos, mis verdades, que muchas veces coincidirán con las del receptor y otras muchas chocarán con ellas. Y es que la verdad tiene sus márgenes, y la rotundidad tiene sus aristas.
Nos identificaremos con algunos aforismos, y a menudo los adoptaremos como lemas de nuestros pensamientos y creencias. Sin embargo, también existirán aforismos que nos estimularán y provocarán, y eso es también muy bonito, porque no es otra cosa que el resultado de una reflexión provocada por una lectura que te ha perturbado, que te ha enfadado.
El aforismo es una tormenta en la que el rayo debería estimular todos los sentidos, además de la vista, y desatar inmediatamente pequeños truenos en nuestro interior. Si no desencadena todo esto, será quizás una bonita frase, un juego de palabras, a lo mejor una ocurrencia, pero en ningún caso un aforismo.


