El Gobierno Vasco prevé un crecimiento de la economía vasca del 4,5% en 2002 y del 4,1% en 2023 (Consejo de Gobierno 22-3-2022)

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22 de marzo de 2022

  • Los efectos de la guerra en Ucrania rebajan 2,2 puntos el escenario de crecimiento para 2022 de la anterior previsión

El Gobierno Vasco ha revisado las previsiones de crecimiento para la economía vasca, motivado por las consecuencias de la guerra en Ucrania, por el cual se apunta a un crecimiento del PIB vasco del 4,5% en 2022 -2,2 puntos inferior a la previsión anterior- y hace un avance de un crecimiento del 4,1% en 2023. Respecto al empleo, se maneja una tasa de paro del 9,5% y la creación de 16.600 empleos en 2022 –los datos anteriores planteaban una tasa de paro del 9,2% y la creación de 11.500 empleos-, y del 9,1% y creación de 8.000 empleos en 2023. En un momento en el que los problemas derivados de la pandemia empezaban a estar encauzados y que la confianza volvía a los agentes económicos, la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha trastocado totalmente el escenario para el periodo 2022-2023 en todo el mundo.

La economía vasca se está viendo ya perjudicada por las consecuencias de la guerra y de las sanciones impuestas al país agresor, y las afecciones a la economía vasca son variadas. La más inmediata ha sido la elevación rápida de los precios de los componentes energéticos. Efectivamente, desde el inicio de la guerra, se han disparado los precios del petróleo, el gas y la electricidad, lo cual afecta a empresas vascas que hacen un uso intensivo de la energía. Por citar algunas actividades, se puede mencionar al transporte, las metalurgias, las acerías, la pesca y la fabricación de papel. Algunas de ellas han interrumpido su actividad en marzo por no poder asumir la subida del precio.

Otro impacto está relacionado con la escasez de materias primas y de metales industriales, de los que Rusia es un exportador de referencia. Es el caso del níquel y del paladio, entre otros, sin olvidar que Ucrania suministra cereales a buena parte de Europa y África. Por tanto, quedarán afectadas las manufacturas y la industria agroalimentaria. Además, la incertidumbre se está extendiendo entre los agentes económicos y la prudencia anima a contener el gasto. En el caso de las familias, la inflación resta poder adquisitivo, por lo que el consumo privado se verá mermado. En el caso de las empresas, sus socios comerciales reducirán la demanda por esa incertidumbre, a la que habrá que sumar las tensiones que volverán a aparecer en las cadenas de suministros.

Por el lado de la demanda, el nuevo escenario difiere del anterior en el comportamiento del saldo exterior. En 2021, las exportaciones vascas tuvieron un resultado excelente y se consiguió una aportación positiva al PIB en el segundo semestre. Por ello, en el anterior cuadro macroeconómico se mantenía esa tónica favorable y se esperaba una nueva aportación positiva en 2022. Sin embargo, el contexto actual de menor demanda externa, mayor incertidumbre, de alta inflación y de cuellos de botella hace pensar en que el saldo comercial pueda ser ligeramente negativo este año y positivo, aunque pequeño, el próximo.

Las familias moderarán su consumo por el aumento de la inflación y por la incertidumbre que ha traído la guerra. Esto hará que el ahorro acumulado durante la pandemia tarde más en concretarse en consumo. Por ello, se reduce la estimación del consumo privado desde el 6,6% del escenario de diciembre al 4,8% actual. En sentido contrario, el consumo público tendrá que mantener el tono expansivo de 2021 y ahora se revisa cuatro décimas al alza su incremento para este año.

La incidencia del nuevo contexto sobre la formación bruta de capital es también muy significativa, por razones similares: incertidumbre, encarecimiento de las materias primas, reducción de la demanda y retrasos en los pedidos. En este caso, la previsión baja desde el 6,7% de diciembre al 5,0% actual.

En el análisis de la oferta, el empeoramiento del escenario se extiende a todos los sectores principales. Destaca por encima del resto la corrección a la baja de la industria, que pasa del anterior 6,6% al actual incremento del 3,9%. En principio, esta será la actividad productiva que más acuse la dificultad del momento, pero también el resto se verá afectado. La construcción perderá intensidad por el encarecimiento de las materias primas, que limitará su producción. Por último, los servicios, en especial los destinados a satisfacer la demanda de las familias, notarán la moderación del consumo privado.

Como se ha señalado, la inflación es una de las consecuencias más visibles de la guerra en el este de Europa. Se espera que el deflactor del PIB suba hasta el 4,2% este año en media anual, si bien el próximo se irá moderando hasta el 2,3%, con un final de año por debajo del 2%. La elevación de los precios ya desde 2021 ha permitido que el PIB nominal de ese año creciese por encima de lo previsto. Para este año, a pesar de que el PIB real aumentará sensiblemente menos que en 2021 (4,5% frente al 5,6% del año pasado), la subida de los precios hará que el PIB nominal se incremente un 8,8%. En 2023, la subida prevista es del 6,5%.

La duración del conflicto y la respuesta que se dé desde Europa, en materia fiscal y monetaria, a este momento definirán la evolución de nuestra economía en los próximos trimestres.

PREVISIONES PARA LA ECONOMÍA VASCA

Tasas de variación interanual

 

2022

2023

PIB CAE

4,5

4,1

Gasto en consumo final

4,4

3,7

Gasto consumo hogares

4,8

4,0

Gasto consumo AAPP

3,2

2,6

FBC

5,0

4,3

Demanda interior

4,6

3,8

 

 

 

Aportación demanda interna

4,8

3,9

Aportación demanda externa

-0,3

0,2

 

 

 

Sector primario

-1,4

-5,5

Industria

3,9

4,2

Construcción

3,4

4,0

Servicios

4,8

4,2

Valor añadido bruto

4,4

4,1

Impuestos s/ productos

4,6

3,9

 

 

 

PIB nominal

8,8

6,5

Deflactor PIB

4,2

2,3

Empleo (PTTC)

2,8

1,8

Personas ocupadas (PRA)

1,8

0,8

Tasa de paro

9,5

9,1

Fuente: Dirección de Economía y Planificación