Alberto Vázquez: "Con "Unicorn Wars" queremos provocar emociones, incomodar, hacer reír y llorar"
Ya está en los cines el largometraje de animación de Alberto Vázquez "Unicorn Wars", una dura, profunda y muy potente fábula antibelicista de producción vasca.
"Unicornio bueno, unicornio muerto", cantan vehementemente los aparentemente achuchables osos de peluche que protagonizan "Unicorn Wars"; es el primer contraste de un oscuro, implacable, salvaje y maduro canto (o grito desgarrado) de animación antibelicista, dirigido por el cineasta gallego Alberto Vázquez ("Psiconautas") y producido por el bilbaíno Iván Miñambres (estudio Uniko), en el que participa EITB.
Dice el cineasta y escritor David Trueba que "un país madura cuando pasa del relato infantil al cuento para adultos", y es palpable que "Unicorn Wars" pertenece a este segundo grupo. Bajo su apariencia ligera (comienza con colores pastel y un tono de comedia que pronto torna en tragedia shakesperiana), la película encierra complejidad y se asoma al abismo de explicar el mal, el fanatismo y el odio más allá de simplificarlos y disfrazarlos encerrándolos en la monstruosidad.
Hablamos sobre "Unicorn Wars" con Ivan Miñambres y con Alberto Vázquez, que define la película como un cruce bastardo entre Apocalypse Now, Bambi y la Biblia en el que también cabrían "Hamlet", "Platoon", "Senderos de gloria", "La tumba de las luciérnagas" y hasta "Misery" o "En tierra de nadie". Vedla en cines, a partir de hoy: su severidad puede dejar algún cuerpo aturdido, pero, a cambio, seguro que ensancha más de una mente.
ALBERTO VÁZQUEZ, director
El origen de "Unicorn Wars" es tu cortometraje "Sangre de unicornio" (2013). ¿Qué fue lo que te hizo expandir la historia de ese trabajo en la nueva película?
Me parecía una idea interesante y con posibilidades: dos hermanos ositos que cazan unicornios porque su sangre los mantiene bellos.
Al trabajar con universos fantásticos con su propia imaginería, al ser micromundos, me ocurre que a veces me quedo con ganas de seguir indagando, pero la duración del corto me obliga a sintetizar la trama. Tenía ganas de seguir indagando en este cuento y en la relación de los hermanos y el mundo de los unicornios. Además, el corto fue bastante exitoso, y eso ayuda a conseguir una mejor financiación.
El paso del tiempo ayuda a que las ideas vayan creciendo.
¿Qué le has podido añadir ahora gracias a tu propio desarrollo y al nuevo formato?
La idea era mezclar mi universo como dibujante con el género bélico y con una historia épica y religiosa. Siempre he querido hacer una historia bélica, en donde los personajes sufran un descenso al infierno y una historia de supervivencia.
Esta guerra externa entre osos y unicornios se mezcla con una guerra interna de los dos protagonistas por el amor de su madre que revela poco a poco un conflicto familiar.
Al mismo tiempo, el contraste con el mundo del cuento, con ese universo naif y multicolor, le proporciona un contraste interesante y le aporta originalidad. La religión le aporta un aspecto trascendental, y lleva la historia hacia un relato mitológico.
La película habla del fanatismo, los traumas y el odio, pero huye del simplismo, intenta, al contrario que los ositos, explicar el mal, no reducirlo a "cosas que hace una bestia sin piedad". ¿Nos cuesta aceptar que quienes infringen sufrimiento son personas ordinarias y complejas?
La religión es una herramienta de control. Una guerra con ideología es mucho más peligrosa que una sin ella. Los ositos tienen un relato, una leyenda y quien controla el relato controla la guerra.
La idea era hablar del origen común de todas las guerras que tienen su punto de origen en los fanatismos y conflictos políticos y/o religiosos. Al mismo tiempo hay una reflexión sobre el origen del mal.
La mística religiosa sobre la que se basan los ositos se fundamenta en un odio sin ningún sustento, en vivir "en contra de algo". ¿Por qué crees que cala tan fácil y es tan movilizador ese discurso?
La película habla sobre el dominio de la opinión pública y, sobre todo, sobre el odio: el odio al desconocido (unicornio), el odio hacia los semejantes, el bullying, el odio hacia tu propio hermano.


