Euskara eta kultura, kultura eta euskara
- Fecha28 de Enero
- Temática Artes visuales, Artes escénicas, Música, Audiovisual, Literatura
Bilborock acogió ayer la jornada Topaldia que anualmente organiza Euskaltzaleen Topagunea. La presente edición tuvo como eje de debate la cultura, y el rol que las personas euskaltzales juegan –y/o deberían jugar– en este ámbito.
Kike Amonarriz, presidente de la asociación, fue el encargado de introducir el encuentro, poniendo el foco en la mutua dependencia del euskara y la cultura. Según sus palabras, es innegable que en los últimos años estamos viviendo un florecimiento de nuestra cultura, pero también lo es que existen límites muy difíciles de franquear que la condicionan, por lo que es necesario ser conscientes y seguir trabajando para construir una cultura a nuestra medida, que trence las redes adecuadas, que se dignifique, que busque nuevas plazas, nuevas audiencias.
Amonarriz mencionó, en definitiva, la necesidad de apuntalar ese ecosistema propio con estrategias y articulaciones también propias, y reclamó la complicidad de las administraciones, a quienes solicitó un papel más activo.
Elgoibar, una hoja de ruta
Tras las intervenciones institucionales de la representante del Departamento de Política Lingüística del Gobierno Vasco y del Departamento de Euskara de la Diputación de Bizkaia, tomaron la palabra Imanol Larrañaga, miembro de Elgoibarko Izarra, y Gorka Arrese, quien fuera editor de Susa y actualmente asociado al proyecto Dijitalidadea.
Ambos presentaron el diagnóstico que, con el apoyo del ayuntamiento de la localidad guipuzcoana, realizaron entre 2020 y 2021 para conocer el estado de la lengua y la cultura en el municipio, con el objetivo de implicar a la ciudadanía y dinamizar la actividad cultural.
Para realizar el estudio se hicieron casi 40 entrevistas a diferentes agentes y personas, recibiendo un feedback de más de 1900 respuestas. Los ponentes compartieron tanto las conclusiones principales del diagnóstico como las propuestas que le siguieron, y mostraron la intención de proseguir el trabajo con el diseño de un programa colectivo de acciones.

[Andrea Arrizabalaga y Ana Revuelta, exponiendo el trabajo de Artaziak].
Educar en el arte
El siguiente turno corrió a cargo de Ana Revuelta y Andrea Arrizabalaga, socias fundadoras de la cooperativa Artaziak, que trabaja en la mediación cultural. Las ponentes desentrañaron las diferentes vertientes de su práctica en la interlocución entre espacios/programación, artistas y públicos.
Así, comentaron que gran parte de su tarea consiste en trabajar las relaciones entre estos tres entes, con la idea de cambiar el posicionamiento de cada una de las partes y generar de esta manera tensiones de las que nazcan nuevos planteamientos.
Revuelta y Arrizabalaga compartieron con el público diferentes experiencias de su trayectoria profesional, en las que las tres aristas del sistema (espacio, audiencia y creación) adquirieron protagonismo.
Las oportunidades del margen
Tras un pequeño descanso, Ion Celestino e Iñaki Sagardoi acercaron su experiencia en dos proyectos localizados en Iruñea, el carnaval euskaldun Iruinkoko y el recientemente inaugurado espacio Laba, muestra de la vitalidad que el movimiento euskaltzale tiene en la capital navarra y de los caminos que están recorriendo, en este contexto, las prácticas culturales en euskara.
Haciendo un relato desde lo personal, los invitados subrayaron que la lengua y cultura vascas les han proporcionado el espacio desde el que “ser” y “hacer”, y que tanto Iruinkoko como Laba no dejan de ser la materialización natural de esta trayectoria.
Ambos coincidieron en que el hecho de que el euskara no sea una lengua hegemónica en su ciudad –sino todo lo contrario– es el mejor revulsivo para reivindicarse y mostrarse en toda su extensión.

[Ion Celestino e Iñaki Sagardoi, en la presentación de ayer].
A continuación tomó la palabra Josu Bergara, miembro de la agencia de comunicación Burutu, quien puso de relevancia la importancia de la difusión estratégica de la cultura vasca, con una decena de propuestas para facilitar esta práctica.
La última ponente fue Johana Olabarria, responsable del área de cultura de Topagunea, quien reflexionó sobre la experiencia que el movimiento euskaltzale puede ofrecer a la cultura y su ecosistema.
Olabarria puso de esta manera el broche a una jornada de casi cinco horas en la que la mirada al trayecto recorrido y los retos de futuro de la lengua y la cultura vascas trazaron las líneas básicas de las intervenciones.


